Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

«Al este» de aquella manera, porque bien al sur que queda, cerca de Cáceres. Para vistas de zonas grandes y abiertas sigo empleando mi super objetivo Tokina 12-24 que abarca muuuucho, mucho ángulo a cambio de unas distorsiones escandalosas a poco que lo inclines, cómo se puede apreciar. Los colores los sigue sacando preciosos, sobre todo los cielos.

Cosa curiosa que a la una del mediodía la plaza estaba llenita, sobre todo por la zona de la izquierda donde había unos bancos y unos cuantos bares. También a destacar la profesionalidad de los camareros con los que tuvimos contacto, devotos todos del sistema LIFO (Last In First Out) o lo que es lo mismo, atendemos al último que entró. Y a ser posible, todo a grito pelado que es muy nuestro. Cuando viaje de nuevo por la zona ya sé donde no volver.

En toda foto que incluya el mar y un atardecer tienes que ser muy bruto para que no quede bien. Si a esos colorines de la puesta de sol le añadimos unas barcas levemente colocadas en el mar, un puentecito de madera y el puente de Rande al fondo, obtenemos una imagen lista para presentar en los mil concursos domingueros que tanto proliferan desde que internet se popularizó, e incluso hasta llevarte un premio cosa que no me ha sucedido en parte por lo vago que soy y en parte por lo poco que confío en la especie humana cuando de concursos se trata. Volviendo a la foto, que quede así de bonita no quita que al cuarto o quinto atardecer esté hasta las narices de siempre ver lo mismo, pero bueno, ese ya es otro problema diferente.

Desde tiempos inmemoriales los orensanos tienen fama de tacaños. No sé de donde habrá salido tal idea, que ni por asomo creemos que sea (del todo) cierta. Digamos que son… apañados. Si una mesa pierde una pata, algo habrá que hacer, que no es plan tirar una mesa casi nueva sólo por esa minucia…

Pero en coche, no os vayáis a pensar, que a mi todo eso que cansa y hace sudar me va mas bien poco. Fotito de un cruceiro en el Cebrero, fijaros las piedras que tiene en su base y adivinad quienes las traían (pista: no fueron los suevos). Se recomienda ampliar la imagen haciendo clic con el ratón y ver lo respetable del tamaño de alguna de las piedras. Cojo una de esas en peso y me hernio de por vida, seguro.

Hoy estamos de aniversario, doscientos días poniendo fotos que no es moco de pavo. A ver si seguimos otros doscientos mas y no me aburro por el camino. Madresita mía, cuántas cosas por el medio: viajes, trabajo, cursos, pocas fotos, menos mal que tengo un buen «fondo de armario» fotográfico o me habría quedado sin imágenes hace tiempo.

En Pontedeume todo tiene que ver con los Andrade. Que si el castillo de los Andrade, que si el sepulcro de uno de los Andrade, que si la torre de los Andrade casi en el centro de la ciudad.  Sacada con mi difunta Nikon L15, lástima que ese cielo blanco de típico día de bruma se lo come todo (obsérvese cómo recurriendo a la socorrida excusa del mal tiempo evitamos reconocer que la foto es una soberana porquería).

En 2006, una fotografía de Edward Steichen llamada «The Pond Moonlight» se vendió por 2.9 millones de dólares. Mira por donde tenía yo una cosa parecida de reflejos que da gusto verla, con la salvedad que por la mía ni preguntaron ni por supuesto me pagaron un chavo por ella, qué injusto es el mundo. Si es que el que tiene suerte tiene suerte y los que no, a jorobarse tocan.

¿Que le gusta la foto? Barato, barato, vendo barato…

Sol. Playa. Barcas. Colores vivos. Blanco. Calor. Vacaciones. La Ruina (el restaurante de arriba a la izquierda). Terrazas. Camiseta. Chanclas-pisina. Sombrillas. Exactamente, esto:

Una imagen de Alicante, algo que ya conocía de la zona de Lepe. Los agricultores cubren grandes extensiones de cultivos con un mar de plástico, bien para conservar o aumentar la temperatura en el interior, bien para evitar posibles tormentas, bien como me comentaron en este caso, para evitar los pájaros.

Es buena costumbre no quedarse sólo con lo que nos dicen y ver mas allá de las cosas, como por ejemplo, las tremendas diferencias de este paisaje con el paisaje gallego. Montañas peladas, monte bajo, vegetación verde oscura, secarrales… ni punto de comparación.

Pues no, no se ha muerto aunque lleve desaparecido desde el 30-6. Hoy he finalizado uno de los dos cursos a los que asistía y que, junto con el trabajo, me dejaban la asombrosa cantidad de 90 minutos libres para dedicárselos a mujer, perros, casa y blog. Como toda buena cadena, ésta también se ha roto por el eslabón mas débil, el blog. Pero prometo que a partir del próximo domingo volveré a poner fotos incluidos los días que faltan. Vaya una de una de las cosas que mas me apetecería ahora, pasear tranquilamente por una playa desierta, para abrir boca…

Nota posterior: no está mal, a día de hoy (6-7) y con el fin de semana libre para descansar (mi caaasa, mi caaaama, dooooooorrrrrrrrmiiiirrrrrrr), ya está normalizada la situación. A partir de ahora espero poder seguir al ritmo de una foto diaria.

Pero feo, feo. Dícese del que cuesta mirar y una vez visto se hace por no verlo mas. Algo así:

Qué feliz y contento debe haberse quedado el autor al librarse de él, para emplumárselo ni mas ni menos que al Concello de Vigo. Y es que si lo tenía en el recibidor de su casa, no es raro que los amigos inventaran mil excusas para no ir de visita.