Ligero error de cálculo

Escrito por: Jc | Categoría: Varios | Publicado el: 09-04-2009

Hace días que no hablo de las botellas viajeras, ello es debido a la aparición de los primeros inconvenientes en forma de error de cálculo. Tomen nota las generaciones futuras para evitar cometer el mismo fallo. Siendo x la altura de la botella e y la dimensión del lado menor de la hoja de papel que queremos enviar, si y > x entonces tenemos un problema como muestra la imagen:


Ligero problema

El cilindro formado por el magnífico papelillo viajero, con su encabezamiento, sus dos columnas, su traducción al inglés y su mapa del lugar desde donde ha partido la botella, simplemente no cabe de alto. ¿Doblarlo? No, que luego no sale. ¿Recortarlo? Ahora que ya están hechos… pregunté a los ingenieros de una empresa asociada a la nuestra pero tampoco supieron darme solución. La propuesta de recortar dos botellas asimétricamente y unirlas para obtener una sola botella mas larga también la descartamos por los mas que probables problemas de estanqueidad en un entorno poco favorable como el que encontrarán en su viaje. ¿Escribir a la fábrica solicitando si tienen un modelo de botella mayor? Descartado porque supondría un incremento no justificable en los costes del proyecto y un retraso inasumible. Sabíamos que escribir un mensaje y mandarlo en una botella no iba a ser tarea fácil, pero no que los problemas aparecerían tan pronto. Finalmente se opta por un «Plan B», la botella de La Casera:


La solución

Prácticamente todo listo, presto y dispuesto salvo que afuera llueve. Hasta los elementos se ponen en nuestra contra. Pero no hay problema, por un sueño esperamos lo que haga falta. En breve, la primera botella partirá para sabe dios dónde.

Lo que dan de sí mil pesetas

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 09-04-2009

Si tuviera que buscar una característica que me defina, probablemente esa sería la curiosidad. No curiosidad marujona como la de los infraseres que ven «Gran Hermano», ese concepto de televisión que desprecio y que no me hará perder un solo minuto de mi vida, o la de los habitantes del ultramundo capaces de soportar «tertulias» donde seis loros vocean a la vez despellejando a quien sabe qué famosillo de medio pelo. Curiosidad por ver, por experimentar, por aprender. Cada dos por tres estoy metido en un curso de algo, que muchas veces no tiene nada que ver con mi profesión pero siempre me aporta algo nuevo. Procuro ir con los ojos bien abiertos por la calle, veo cosas, me hago preguntas, busco respuestas. Actualmente ya está uno de vuelta de casi todo así que resulta complicado llevarse sorpresas en la vida cotidiana, pero a los veintipocos años cada día era una novedad. Ibas aquí, ibas allá, hacías una cosa, hacías otra, contactabas con muchas cosas, y para contactar con ciertos lujos sin ganarnos una hernia de bolsillo nos juntamos media docena de amigos, poníamos mil pesetas cada mes en un bote y dos veces al año lo vaciábamos para irnos a un restaurante de esos que los precios meten miedo. Siempre pensé que eran comidas «a escape libre», nos dejábamos una pasta en cada visita (estoy hablando de hace unos quince años) pero como ya estaba recaudada y en espera de ser utilizada, nadie tenía el mas mínimo remilgo en pedir lo que apetecía desentendiéndose de importes y remordimientos en el mas puro estilo «carpe diem«. Así fuimos conociendo unos cuantos locales de renombre. La última comida fue una degustación casera, todo el remanente se fue en comprar, probar y disfrutar productos que no componen la dieta habitual del españolito medio: anchoas de Santoña, espárragos gigantes de Navarra, queso en aceite, aceitunas gordales, ventresca de bonito, pan negro alemán, pan de no recuerdo qué con pasas, quesos variados, salmón ahumado, caña de lomo embuchado, jamón de bellota, helados Haagen Dasz, pastelería fina, y para beber las botellas hablan por si solas: Viña Tondonia, Viña Ardanza y Marqués de Riscal de cosechas catalogadas como excelentes, Moet Chandon y Veuve Cliquot para los postres, Cardhu y Havana Club 7 años de sobremesa…


Tentempie

Todo tuvo su momento. Vimos, probamos, aprendimos, no nos ha quedado dentro esa duda sobre cómo será lo del buen comer y evolucionamos un paso adelante dejando atrás esa etapa de la vida. Lo curioso es que a día de hoy me ponen el contenido de la foto a un lado y medio melón maduro en su punto al otro, y me quedo con el melón…

La fervenza del Toxa

Escrito por: Jc | Categoría: Pontevedra | Publicado el: 09-04-2009

De la zona cercana a Silleda quizá lo mas conocido sea la famosa fervenza (cascada) del río Toxa, en las cercanías de Merza. Llegar actualmente está un poquito mas complicado debido a la abundancia de obras para traer el AVE, pero finalmente tras varios desvíos apareció la entrada al caminito que lleva a la cascada. Aviso para navegantes, cuando entréis por ese caminito con el coche tenéis dos opciones, aparcar lejos y pegaros la caminata o seguir bajando, seguir bajando hasta llegar a un sitio donde hay una señal de dirección prohibida. Aparcando ahí sólo queda recorrer un kilómetro para llegar a la cascada que viene siendo esto:


Cascada cerca

Aquí dejo otra foto con unas mesas, bancos de piedra y gente al fondo para que tengáis una referencia del tamaño. Es una cascada, bonita, pero poco mas hay que ver. Un poquito antes sale un sendero que transcurre a la par que el río y acaba en el monasterio de Carboeiro, yendo con tiempo y ganas es una ruta bastante entretenida.


Cascada lejos

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