Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Vuelta a Zamora, vuelta a ver cigüeñas anidadas por todas partes, no había tejado, poste o chimenea sin una o varias representantes del bando de las zancudas. Para estos casos saca uno el objetivo cutre salchichero de noventa euros y se pone morado a retratar piquilargas.

Digo yo que para lo que lo quiero, el objetivo hace su función de sobra. La cigüeña y los pollos éstos de abajo estaban a unos trescientos metros de distancia en línea recta o cuatrocientos si nos desviábamos un poco por el camino, algo que para mi y mis dioptrías supone distinguir poco mas que unos bultos blancos pero para el señor Nikon no era tanto problema y nos permitió ver a uno de los polluelos zampándose la merienda mientras el otro lo contempla desganado porque prefiere los bocadillos de Nocilla.

La paloma de la esquina inferior derecha se limitaba a contemplar el panorama y rezar para que el pollo sacara el culo por el otro lado del nido si acaso le venía un retortijón. La vida de los animales es así de simple, sin pensar en hipotecas, coches, crisis ni televisiones de 42 pulgadas.