Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Esta es una de las cosas mas importantes que hay que saber cuando se va a Madeira: Coral es la cerveza propia de la isla. Se trata de la típica rubia, ligerita, bien fresquita entra que da gusto para combatir el calor y acompañar a la comida. Aquí tenemos la presentación típica en copón de 33cl o rebajada con gaseosa para hacer una clara de las de toda la vida. Ayuda a empezar con buen pie nuestra estancia en la isla.

Por dolmen entendemos un conjunto de piedros que los muy antiguos juntaban, no sé si por hacerse la cabañita de mas alto standing que las hechas de paja o de madera o por quitárselas del jardín. Dicen los que saben de esto que en realidad son monumentos funerarios y están compuestos generalmente por dos piedras que hacen de base soportando la complicada de colocar, la de arriba, en unas épocas que ni había grúas, ni sabían lo que eran. Saliendo de Ribeira en dirección norte, a los cinco kilómetros encontramos una rotonda con desvío en dirección al dolmen. Dos kilómetros, un desvío a la derecha y un lagarto gigante después apareció un parque donde lo primero que hice fue torcerme nuevamente el pie malo (por enésima vez) y a continuación divisar el dolmen a lo lejos entre la arboleda. Milagro que no tenga ninguna pintada. Foto de lejos…

…y foto de cerca. Aquí estaba probando mi nuevo super mega flash comprado de segunda mano por treinta euros que manda unos pepinazos de luz tales que debían verse hasta en Corrubedo. Pero bueno, la foto salir sale y hasta se ve, lo cual es de agradecer.

Pues si, otra vez en casa tras ocho días que en por circunstancias particulares iban a ser para el relax y descanso y acabaron siendo de mucho, mucho movimiento (de tanto patear, al segundo día tenía una contractura tal en ambos gemelos que caminaba como Chiquito de la calzada). A grosso modo podríamos resumir así estas vacaciones:

• El aeropuerto de Oporto, impresionante. Grande, bien organizado, un parking de larga estancia donde pagas 32,50 euros por ocho días (a ver si aprende AENA que no todo en este mundo es atracar al viajero), te lo pone facilísimo para viajar. Montones de líneas de bajo coste. Por mi le cambiaría el nombre a la web www.voyporoporto.com a www.solovoyporoporto.com
• El hotel Four Views Baia de Funchal: muy buenas instalaciones con un verdadero desastre de organización. Como muestra, cuando llegamos no aparecía la reserva de ocho personas y nos tuvieron que mandar a otro lado, la Quintinha de Sao Joao, un hotel de verdad, éste sí que lo recomiendo con los ojos cerrados. Para compensar, en el Four Views nos regalaron la cena todos los días pero nadie se lo dijo al restaurante y todos los días teníamos que pedirles a la gente del restaurante que hablasen con los de recepción. El buffet libre que tenían tampoco era nada muy allá. Si tuviera que escoger entre comer allí todos los días o morirme de hambre, la elección no sería fácil. Dentro de la cafetera debe haber algún bicho muerto porque el café del desayuno puede entrar en el Libro Guinness de los records, categoría los peores cafés del universo.
• La isla de Madeira: bastante bonita, con playas de arena negra o directamente de piedras, mucho acantilado y mucha montaña. Organizada totalmente de cara al turista.
• Funchal: típica ciudad portuguesa de aspecto decadente. Al estar situada en la ladera de una montaña que baja hacia el mar tiene miles de cuestas arriba y miles de autobuseros suicidas. Nunca vi tantas cucarachas ni tan grandes como las de Funchal por la noche.
• El tiempo: Madeira es como Tenerife, buen tiempo al sur gracias a las montañas que lo protegen de las borrascas y clima y paisajes similares a Galicia por el norte, donde llueve mas y existe esa masa de nubes llamada «panza de burro» en otros lares. No sé qué pasó, que salvo un par de días esta semana hizo tiempo revuelto en el sur excepto los días que fuimos al norte, en que el mal tiempo se mantuvo donde tenía que estar. Llegué a pensar que soy gafe para el tiempo, porque vengo aún mas blanco de lo que me fui.
• La gente: agradable y amable, como suele ser costumbre en Portugal. Como nos dijo el conductor del autobús: a los madeirenses no nos gusta trabajar por la tarde y por la mañana tampoco si no es necesario. Por mala suerte parece ser que todo aquel que nos tenía que resolver algún problema tenía una tara mental que le afectaba al entendimiento y a la capacidad de raciocinio.

¿Conclusión? Me lo pasé como un enano porque iba mentalizado que me lo iba a pasar bien, que nada ni nadie me lo iba a chafar. Ni el hotel, ni el tiempo, ni otros asuntos, ni ná de ná. Vuelvo con mil fotos (incluso de las cucarachas) y mentalmente como nuevo. Vi tantas cosas que me asombraron que sin problema podría estar un año contándolas al ritmo de una diaria. Ahora tocará clasificar todas las fotos e irlas mostrando poco a poco.

Ya que hablábamos de él hace unos días, hoy lo vamos a ver. Aquí tenemos el primer astronauta de Salamanca, el que figura en una de las columnas de la catedral rodeado de santos, demonios, monos, perros, buhos y otras muchas figuras. Como se puede apreciar, aquí tampoco faltó el animalico que tuvo que hacer la gracia y romperle media cara a la pobre estatua.

En las ferias portuguesas tienen, además de la ropa barata y los artículos de imitación, puestos en los que venden juguetes, adornos y regalos entre los que destaca con luz propia éste que veis. Se trata de una figura de una bruja sentada en el WC que para mas inri debe tener un detector de movimiento o un temporizador y cada rato se pega unos remeneos mientras se rie con risa de bruja. Pagaría por ver qué cara se os queda si os regalan una cosa de estas.

Las figuras mas destacadas del famoseo ibérico ya tienen una adornando el salón de su casa, no pierdas la oportunidad de hacerte con una antes de que se agoten.

Aquí va el famoso puentecito que Alshak se quedó sin verlo en directo. Simple, cruzando el río, transitable, mucho menor y menos espectacular que el de Orense y poco más. Bueno, sí, con patitos negros.

Quien haya pasado por Aveiro sin duda se habrá fijado en las barcas típicas de la zona, largas, con proa y popa reviradas hacia arriba como unas babuchas, coloridas y con mensaje habitualmente «picante». Aquí dejo la foto de dos, el mensaje me parece que queda claro…

Estas barcas se llaman «moliceiros» porque estaban dedicados a la recogida del «moliço», un tipo de alga usada como abono en el campo. Hoy en día su uso es turístico y se puede pasear en ellas por los canales de Aveiro.

Del tema de proporciones y perspectivas a la hora de hacer el dibujo mejor ni hablamos, que nos puede dar la risa.

Esta es la silueta de Cabo Ortegal desde la ría de enfrente, concretamente desde Espasante, en un día de esos tan típicos del norte gallego con bruma, nubes bajas y llluvia fina. Para que os imaginéis las dimensiones del conjunto, en la montaña de la izquierda a media altura se ve un pequeño palito vertical: eso es el faro. Sus doce metros de altura parecen ridículos frente al resto del acantilado.

Ya sé que el título es extraño, pero tiene su explicación. Quizá el café mas conocido de la plaza mayor de Salamanca sea el Novelty, que lleva mas de cien años en el mismo sitio. Uno de los habituales ilustres de tal establecimiento era Gonzalo Torrente Ballester al que como muestra de homenaje y admiración la han dedicado una estatua situada en la primera mesa a la derecha según se entra con su cartelito conmemorativo.

Una de las noches que visitamos este café nos encontramos con una despedida de soltero en que el pobre aspirante a marido iba vestido de gamba, con su traje de gamba, su color de gamba y sus patitas peludas de gamba según se aprecia en la primera foto. La trompa que llevaba encima no era de gamba, esa mas bien parecía de cubatas. Visto lo visto y la concurrencia de circunstancias curiosas que tal noche en aquel café se dió, qué mejor que retratarlas todas juntas para solaz y esparcimiento de mi querido público. Mmmm… ahora que lo pienso… ¿Torrente Ballester no escribió «Los gozos y las gambas»? ¿O era «Las gambas y las sombras»?

Esto es lo que encontramos bajo una escalera en el castillo de Monterrey, allí paradito, a oscuras, mentiría si dijera que no me entraron ganas de comprobar si estaba habitado o no.

Viendo las dimensiones o bien hace bastantes años eran todos muy esmirriaditos, o los metían a presión porque de longitud pase, pero de anchura es bastante, bastante estrechito y ya es mala leche que te hagan una última morada tan incómoda.