Destino Madeira (III): la parte mala del hotel
Escrito por: Jc | Categoría: Al sur | Publicado el: 16-10-2009
Ya he contado cuáles eran los aspectos positivos del hotel de Funchal en que estuvimos alojados. La parte mala es que debÃan haber abierto a toda velocidad para poder aprovechar la temporada de verano porque estaba sin acabar y se le notaba. No sólo en detallitos, sino por alguna terraza cerrada, obreros trabajando en la fachada exterior e incluso alguna instalación eléctrica destinada a iluminar la piscina.
Las prisas tampoco son buenas consejeras. Si dejas los tornillos a medio atornillar, los tacos no ejercen su función y al segundo dÃa se puede caer el riel al suelo. En la puerta encontramos el tÃpico cartelito de «no molesten» para colgar fuera junto con otro para encargar el desayuno y ¡caray! uno para solicitar reparaciones en la habitación. Mucho me sorprendió cuando lo vi, aunque a dÃa de hoy lo entiendo perfectamente. Escribà en el cartelito que necesitaba reparación en las cortinas de la habitación, lo colgué en el pomo de la puerta, dos dÃas estuvo allà colocado hasta que finalmente avisé en recepción.
Alguien debió pedir algo de comer en la habitación y esta bandeja se pasó en el pasillo el dÃa entero, dando un agradable olorcillo alrededor. Que digo yo si no hay nadie del personal que se dé una vuelta de cuando en cuando por el hotel a echar una ojeada… (respuesta: no).
El cuarto de baño tenÃa tanto diseño, tanto diseño, que en vez de bañera tenÃa ducha en una esquina con mampara sólo por un lateral. ¿Qué pasaba por el otro lateral, el que quedaba abierto sin mampara ni cortina? Que inundabas el suelo. Una vez acabada la ducha querÃas las toallas y ¿donde estaban? Colgadas allÃ, a cinco metros de distancia. Ah, y cosa curiosa, en vez de bidet tienen una especie de ducha de los enanitos al lado del WC cuya función desconozco absolutamente. No sé si su fundamento es para que te sientes y te riegues alegremente tus partes o siguiendo el principio de la media mampara, que te las riegues directamente sin sentarte que el suelo es para mojarlo.
En fin, sus mas y sus menos. Que hubieran abierto a toda prisa no sólo se notaba en las instalaciones, sino también en la atención al público. Nada mas llegar nos dicen que han perdido nuestra reserva y el hotel está completo. Lo mismo para otras ocho personas. Empezamos mal. Nos trasladaron por una noche a un hotel de cinco estrellas situado al lado (la Quintinha de Sao Joao, ese sà es un hotel de verdad). Pataleamos un poco y para compensar nos ofrecieron cenar gratuitamente en el buffet todos los dÃas. La calidad de la cena era escasa y variable, es decir: poca variedad, un dÃa para comer y otro para olvidar. Los desayunos eran mejores salvo por el peor café que he probado en mi vida, es probable que también pudiera ser usado como herbicida, allá donde lo eches seguro que no vuelve a crecer nada.
Resumiendo. Instalaciones sin rematar. Restaurante penoso para un hotel de cuatro estrellas. A los empleados que atendÃan al público se les notaba poca práctica, como un poco perdidos. Por suerte fui mentalmente convencido que nada ni nadie me iba a chafar las vacaciones y todo me lo tomaba a risa, como una aventura. De no ser asÃ, encontrar el dÃa a dÃa de tus vacaciones plagado de pequeños problemas e inconvenientes no es precisamente lo que más me apetecÃa. Si no mejoran creo que el «Four Views» acabará llamándose «Four Cats» cuando los únicos huéspedes sean cuatro gatos despistados.