Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

En el interior del edificio de Cabo Vilán está el «Centro de interpretación de los naufragios, faros y señales marítimas de la Costa da Morte», nombre rimbombante y curioso para aquello a lo que toda la vida se le ha llamado exposiciones. Allí puedes ver explicaciones sobre naufragios, tecnología en faros e incluso ver piezas que se usaban antes en los faros como puede ser ésta. Con lo que me quedé asombradísimo es con el sistema de iluminación mediante un arco voltaico, salta una chispa de un electrodo a otro y esa chispa genera luz. Con el repelús que me dan las cosas eléctricas con chispas saltarinas, creo que ya no valía para farero.

Si nunca has visto una bombilla de medio metro de alto, no te preocupes, todo tiene solución…

Abandone toda esperanza aquel que entrare aquí, deberían indicar. Esto es la entrada al casco antiguo de San Sebastián, reinado de los pinchos, los vinos, las tapas, la cháchara y las tajadas. He podido retratar la entrada, aunque por mucho que lo intento no recuerdo cómo era la salida. Claro, no me extraña que luego la gente se vaya al espigón a esquivar las olas que saltan por encima. Qué bonita es esta ciudad, qué señorial, qué pena todos los problemas que había en el país vasco y ojalá ahora con el cambio de gobierno autonómico vayan quedando desterrados poco a poco.

En el mirador de Lobeira, además de unas vistas espectaculares como hacía tiempo no veía, nos encontramos con un candado enganchado a la verja en el mas puro estilo de los puentes de los candados que tan de moda se están poniendo, en los que los enamorados dejan enganchado un candado con una inscripción y sus nombres (estaban en la parte trasera) y tiran las llaves.

Aunque como nos dijo una señora que estaba a nuestro lado en el mirador, uy, para toda la vida es mucho tiempo, que nunca sabes si acabarás teniendo que ir con el cerrajero al mirador…

Ya me diréis si no es para menos sólo con la mera contemplación de esta estatua en uno de los parques de Villagarcía. ¿Y la gente deja jugar a sus niños por allí sin miedo a que se traumaticen irremediablemente? Mamá, miedo…

Es mala de mirar, pero mala, mala…

Si eres alérgico al polen vete preparándote, este domingo pasado nos acercamos a un monte gallego y pudimos ver que los pinos estaban así. Un pequeño toque a una de esas piñas anaranjadas dejaba escapar una verdadera nube de polen amarillo. Como haga viento, muchas piñas, muchos pinos, esto puede ser la leche.

Yo también soy alérgico, pero a los langostinos (verídico, oiga). Como los langostinos no crecen en los pinos, no hay problema.

En Melón, el pueblo del que hablábamos el capítulo anterior, hay un par de cosas que ver. Primero la iglesia y el monasterio en ruinas a su lado, bastante bonita, fotogénica y con unos alrededores interesantes. Como el cielo estaba hecho una piltrafa por las nubes blancas, aquí tenemos una solución original para ocultarlo y hacer una foto mas resultona.

El otro punto de interés son las Fervenzas do Tourón, también conocido como Pozas de Melón, una zona de cascadas tan bonita como peligrosa. El río discurre entre piedras muy grandes y muy inclinadas, si pisas mal como le pasó a un cliente puedes ir bajando a tumbos por las piedras hasta el quinto pino y acabar con unos cuantos huesos rotos. Como había llovido y estaba el suelo húmedo me abstuve de visitarlas esa vez, que bastante tuve con el esguince de la cascada del Toxa.

Pasemos a describir brevemente el pasado fin de semana, el puente de San José, unos días que bien valieron la pena a pesar de empezar con un viernes paradito. Con todo lo que llevamos hecho últimamente el cuerpo pedía un día de descanso, y descanso tuvo aprovechando que fuera llovía lo suyo. Sábado visita a Santiago también con lluvia, que allí es arte. Magnífica compañía, soberbia conversación de la que da mucho qué pensar y recorrido por el casco histórico de la ciudad hasta llegar a Santo Domingo de Bonaval, para ver entre otras cosas la famosa escalera helicoidal.

Tremendo cambio de tiempo para el domingo, con sol, calor y cielos despejados. Visita al parque del Río Barosa, que ya tenía ganas de verlo pero nunca me coincidía. La vez anterior que intenté llegar me había perdido (por variar) y acabé un poco a desmano. Esta vez no, y se agradece porque mereció la pena, simplemente espectacular el conjunto de molinos, cascadas y las vistas durante todo el recorrido del sendero situado a la izquierda fuera de la imagen.

De ahí a una ruta entre dos miradores cerca de Villagarcía con vistas aún mas espectaculares, luego La Toja, La Lanzada, la puesta de sol… vamos, que a poco más la cámara se me declara en huelga y me denuncia por explotador.

Al hablar de casas rurales probablemente a todos nos viene a la cabeza una casona restaurada, grandes salones con chimenea, habitaciones decoradas al estilo antiguo y desayunos pantagruélicos. Esas son las modernas, las de siempre son casas como ésta, casas en el campo, casas aisladas, construidas hace años que han sufrido alguna reformilla para resarcirse del paso del tiempo pero se siguen viendo antiguas. Cuántas de éstas o incluso peores veo cada vez que me pego una excursión dejándome llevar por los caminos según van apareciendo, especialmente por la zona de Lugo o el interior de Orense.

Antes del temporal así estaban los clubes de baño en Madeira. Ahora, después de todo lo que les ha caído, sabe dios cómo habrán quedado… curioso lo de Madeira, cuanto mas pasa el tiempo y mas va asentando en mi cabeza lo que allí vivimos, mejor recuerdo guardo.

Aunque lo mas conocido de la Torre de Hércules sea lo que se ve, hay mas que eso. Si quieres ir a la parte superior se entra por la parte baja y para llegar a las escaleras has de hacer un recorrido por pasarelas que discurren entre las excavaciones y los restos del antiguo faro proveniente de los romanos, todo acompañado de sus carteles explicativos para que iletrados escasamente ilustrados como yo podamos recubrir de conocimiento nuestra mas que destacada ignorancia.