Domingo aburrido

Escrito por: Jc | Categoría: Al sur, Ocio | Publicado el: 28-06-2010

Ese típico domingo mustio, que no sabes qué hacer ni se te ocurre nada mejor, cien mil vigueses de los trescientos mil que componen su población se vuelven para sus pueblitos de Orense donde están empadronados para pagar menos impuestos (eso que yo pensaba era un tópico muy extendido hasta que vino un cliente a preguntarnos cómo empadronarse en casa de su abuela de Orense), cien mil vigueses quedan en casa viendo la televisión y otros cien mil se van a la fortaleza de Valença do Minho, intentando, por supuesto, los cien mil aparcar dentro de la fortaleza porque dos cosas que distinguen a un vigués es que siempre va en coche a todos lados y aparca siempre a la puerta, aunque sea estorbando al resto del universo «porque sólo es un momentito». Evidentemente domingo, mucha gente y tiendas genera un paisaje así en todas las calles de Valença.


Domingo en Valença

Ya puestos, la gente de Tuy podría preguntarse porque el casco antiguo de su ciudad es igualito al de Valença y mientras éste está de bote en bote y sus negocios florecen, el otro da mas pena que otra cosa.

Indianos

Escrito por: Jc | Categoría: Coruña | Publicado el: 28-06-2010

Por tal nombre se conoce a aquellos que emigraban a América, volvían con dinero y generalmente revertían parte de lo obtenido en beneficio de los lugares donde nacieron. Tal es el caso de Fernando Blanco de Lema, que emigró a Cuba y aunque no llegó a volver, en su testamento dejó una fortuna de la época para la construcción de dos colegios, lo que se hizo a través de una fundación que lleva su nombre. Aquí se puede ver su biografía e historia en la página de la fundación.

A día de hoy uno de esos colegios es el Instituto de Educación Secundaria de Cee, en la imagen, con una estatua en memoria de Fernando Blanco sobre un pedestal y la jodía sombra del semáforo que no hubo forma de evitar.


Estatua de Fernando Blanco

He tenido la suerte de conocer a una persona que trabajó aquí hace unos años y la historia del centro es de lo mas interesante. Durante una charla informal me contaron que hasta la guerra civil era un colegio mixto, se le daban clases a niños y niñas y era como una escuela laboral, todos salían sabiendo un oficio. Es más, se decía que en aquellos tiempo todas las chicas del pueblo sabían escribir a máquina o tocar el piano, según sus habilidades.

Me hablaron de aulas grandes, frías, sin calefacción, ventanales altos con cristales rotos que no reponían por lo exiguo del presupuesto. Un laboratorio de física con una reproducción a escala de de la máquina de vapor de Watts que funcionaba y otras máquinas antiguas, obsoletas, pero casi piezas de museo. Un laboratorio de ciencias con una gran colección de fósiles, otra de minerales y piedras, otra de conchas, animales disecados. Un piano en la sala de profesores, un contrabajo, violines con uno etiquetado como «Stradivarius» que aseguraban era verdadero (aunque a mi también me cuesta creerlo). Cuadros de Federico de Madrazo, entre ellos alguno que fue restaurado para llevarlo a El Prado y formar parte de la exposición conmemorativa del bicentenario del pintor. Una capilla en marmol blanco donde reposan las cenizas del propio Fernando Blanco, una colección de casullas y otros instrumentos eclesiales, etc. Un jardín precioso, lleno de especies exóticas, pero muy mal conservado. Aulas hasta en el desván abuhardillado y la torre donde descansa la maquinaria del reloj permanecía cerrada.


Estatua de Fernando Blanco

Ya véis qué historia. También me dijeron que varias veces se habló de convertirlo en un museo, pero como suele pasar, nada de nada. Una pena.

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