Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Y como tengo el antojo, qué mejor idea que pintarlo en pleno monumento al «Encuentro entre dos mundos» en Bayona para que se entere todo el mundo. En fin, paciencia, hay gente como esta porque tiene que haber de todo en este mundo…

Por si os interesa ver un folleto con los aspectos mas interesantes de Bayona, aquí lo tenéis.

El Bar Plaza lo tenemos en una esquina de la plaza mayor de Ribadavia. De aspecto exterior es el típico bar con pinta de mesón, náda espectacular:

Fijándonos en la carta, tampoco hay platos espectaculares, llamativos, modernos o diferentes.

Sin embargo, las veces que he comido allí he salido encantado. De la última visita recuerdo un filete de ternera que estaba de película, el dueño mucho nos insistía si queríamos pimientos de Arnoia (pimientos verdes grandotes asados) y ya por cansancio acabé diciéndole que vale, que los trajera. Madre mía, se me caían las lágrimas de buenos que estaban. Resumiendo: comida casera, rica y bastante barata.

La última vez que pasé por Pontevedra iba anocheciendo mientras daba unas vueltas por la ciudad. Viendo la cantidad de edificios iluminados por el centro, allá que me puse a la faena de sacarles foto aprovechando también la llamada «hora azul», ese ratito en que el cielo aún es mas azul que negro. Dado que no cargaba con trípode echamos mano del socorrido VR y del mas socorrido aún apoyar la cámara sobre muros, vallas, farolas o todo lo que se tercie para eliminar posibles vibraciones y fotos movidas. Aunque no lo tenía muy claro he de reconocer que los resultados fueron mas que decentes y me junté una buena colección de imágenes nocturnas de la ciudad de Pontevedra. Parece mentira, lo que me gusta sacar fotos de noche y las poquitas que he sacado en los últimos años.

Ningún lugar o cuántos lugares iguales, recorriendo carreteras comarcales de la provincia de Lugo en otoño-invierno (hay que ver qué entretenimientos tienen algunos, pudiendo quedarse en casita calentito viendo la tele) hay veces que tienes una sensación múltiple y reiterada de «por aquí ya he pasado». Un montón de pueblos podrían corresponder a esta misma fotografía: prados verdes alrededor, construcción típica de aldea gallega, techos de pizarra, niebla y poalla. Estéticamente bonito, pero no apto para depresivos.

Aunque viendo el poste kilométrico éste sí que podría ser considerado un ningún lugar: ni carretera, ni kilómetro, ni ná de ná.

Fin de semana de nada de nada, y eso que en Vigo estaban de paso varios barcos de la Armada Española con posibilidad de visitarlos, el festival aéreo, fiestas cerca de mi casa, multitud de fiestas por Galicia adelante, etc, etc. Pero como el cuerpo quería playa, sábado playero, domingo playero, nada más excepto el viernes que se aprovechó para visitar a A Guarda y ya de paso desoxidar la cámara, con esto del calor la pobre lleva un par de mesecitos prácticamente en hibernación.

Bueno sí, algo hubo. Por si no lo sabéis, no sólo los loros son capaces de imitar las voces, los cuervos y urracas también (véanse los afamados dibujos animados «las urracas parlanchinas«), en un restaurante de Portugal al que suelo ir tienen una urraca que al pasar te dice «hola». Pues ahora una de las que anidaron en mi jardín, de tanto escucharnos llamar a uno de los perros se aprendió su nombre y lo llama ella directamente. Es verdaderamente impactante asomarse a una ventana y ver una urraca llamando a un perro, pero bueno, a día de hoy creo que ya no me asusta nada.

También llamado la gran decepción. Tras haber leído su historia no sé cuántas veces, allá me fui a conocerlo en persona. Fue verlo de lejos y preguntarme si sería aquel microbio cuadrado que se advertía en lontananza.

Efectivamente, era. Aquí lo tenéis más de cerca. De todo menos llamativo.

Muros bajos, simplón, nada que invoque al respeto hacia la tragedia que conmemora. Unas piedras alargadas en el suelo que se supone son tumbas, en el interior una construcción con verja y sin techo donde se supone están enterrados los oficiales y poco más. La típica sensación de que aquello está medio abandonado o, como mínimo, bastante dejado de la mano de dios.

Esta lápida creo que era bastante mas moderna que el resto de los elementos. Una pena el estado del cementerio, porque la situación es inmejorable, en una ruta al borde del mar teóricamente para senderismo pero por la que se puede ir en coche perfectamente desde Camariñas, pasando montes, playas, acantilados y llegando finalmente a Cabo Vilán.

Bonita, ¿verdad? Fina, delicada y elegante, muy vendible entre aquellas personas que se dedican a la aeronáutica o todos los que quieran añadir un toque original a su tejado, con su base de forja repujada y su helicóptero verde. Muy claro no me queda hacia donde sopla el viento, pero bueno, en estas cosas lo primero es el arte.

Aquí tenemos una verdadera antiguedad de juego, de esos que entretenían al personal antes de la invasión de videojuegos, consolas, ordenadores y demás. El funcionamiento es bien simple, se cogen unas fichas con forma de moneda gigante y se tiran desde la distancia acordada a ver sin consigues meterla en los agujeros del tablero, en los agujeros protegidos por ese arco de metal (puntúan mas), o donde mas valor tiene, en la boca de la rana. Cuestión de puntería pura y dura. Por si alguien se quiere echar una partida, este ejemplar estaba a la entrada del bar que hay en lo alto del Monte Aloia, en Tuy.

Empezando por las señales de tráfico…

Sólo falta el guardia municipal en la esquina multando a todos los que giran hacia donde no se puede, que lo dice clarito la señal y las señales están para respetarlas.

Una «cheia» en Portugal es una inundación causada por la crecida del río. Como aquí en España, tienen la costumbre de señalizarlas y te puedes encontrar indicaciones en lugares como el interior de algún restaurante de la Ribeira de Oporto o éste muro de Ponte de Lima.

Si el tema fue que subió el agua hasta ahí no parece tan bestia como si lo contemplamos desde una perspectiva más lejana. El muro de la primera foto es el indicado por la flecha. Ya subió el agua, ya…

Anda que si llega a pillar todos esos coches ahí aparcados, menuda escabechina. Claro que a mi ya no me preocupa. Dado que han aprobado los peajes en las autovías hasta ahora gratuitas a ver cuántos gallegos pueden desplumar y se están relamiendo sólo de pensar en lo que van a cobrar o los coches que van a multar, desde aquí digo claramente que a Portugal ya irá mi tía, porque yo dudo que lo vuelva a pisar en mucho tiempo. Todo lo que antes gastaba al sur, ahora lo voy a gastar al norte y procuraré animar a todos los que conozca para que hagan lo mismo.