Esta es la salida de la plaza donde está situado el Palacio de Fefiñanes en dirección hacia el paseo marÃtimo y el ayuntamiento, que viene a ser la parte mas interesante de Cambados si exceptuamos el cementerio de Santa Mariña. Toda esta calle está dedicada al turismo, con restaurantes, tiendas de souvenirs y venta de vino que es lo propio de una zona consagrada al albariño.
Por pura curiosidad, si alguien sabe de qué raza son estos pollos tan redonditos que lo diga ahora o que calle para siempre. Fueron vistos allá por el invierno en Becerreá y me quedé pensativo sobre su filiación al no tener registradas en mi memoria más apariciones de animalitos similares. Perdices seguro que no son, codornices menos aún, gallos, gallinas y pavos seguro que tampoco, y mi conocimiento de las aves caseras llega justo hasta ahÃ.
Por el engorde y por hallarse a buen recaudo tras la verja me imagino que el dueño estarÃa pensando en jugar un dÃa de estos al «Ave que vuela, a la cazuela» con ellas como protagonistas.
Siempre me gustaron mucho los bichos (salvo la suegra) y me entretiene seguirlos, verlos en acción, fotografiarlos. También soy bastante confiado y nunca tuve el menor problema… hasta hace poco. Primero fue una avispa, la vi acercarse como una exhalación y me pegó un mordisco en la frente que aún me duele hoy. El otro dÃa, mientras subÃa a los molinos del Folón, me entretuve retratando una preciosa libélula apoyada en unas hojas. Todo bien hasta que el bicho pegó un salto y no sé si es que aparcó en mi ojo, en la frente, si chocó o es que no querÃa paparazzis cerca, otra mas que se vino directa hacia mi y no sé si me habrÃa mordido, a manotazos tampoco le dejé mucho tiempo para intentarlo. Está visto que con bichos asà de agresivos me voy a tener que llevarme la paleta matamoscas comprada por un euro en la feria de Vilanova da Cerveira.
Es probable que la mayor parte de las visitas que van a Camelle no lo hacen por ver el pueblo, sino por ver el Museo del Alemán. Por ese nombre se conoce la obra de Man, el alemán de Camelle, que allà vivÃa vestido con un taparrabos asà hiciera sol, lluvia o frÃo, juntando piedras y creando durante cuarenta años obras como las que véis en éstas fotos. Dicen que murió de pena al ver cómo quedaban por culpa del chapapote del Prestige que tiñó de negro la costa gallega.
Desde entonces este entorno va cuesta abajo, podéis leer aquà la historia completa, sin que ninguna administración dé un paso adelante para garantizar su conservación y eso que, independientemente de su valor artÃstico, es algo que atrae gente y aporta riqueza al pueblo.
La desidia, otra costumbre tristemente tan nuestra, que nos lleva a no echar nada de menos hasta que lo perdemos.
Cómo corre el tiempo. Hace unos meses celebraba la entrada número 1.000 y cuando me he querido dar cuenta estamos celebrando ya la 1.500 a un ritmo sostenido de dos al dÃa y sin excesivo esfuerzo por mi parte, todo sea dicho. ¿Que tan magno acontecimiento deberÃa ser celebrado con una comilona, fiesta en las calles y fuegos artificiales? Pues va a ser que no, porque con unas previsiones de 30ºC como mÃnimo, cuando se publique esta entrada estaré en algún lugar asà absolutamente embadurnado de mi crema factor 50, que uno es de piel delicada y mas vale cuidarse que no sufrir una semana los efectos del sol.
Este, no por poco conocido deja de tener interés y unas generosas dimensiones. Se encuentra en el interior del Monasterio de Poio, lugar que me pareció de lo mas interesante a pesar de la escasa relevancia que se le da a monasterio y hospederÃa a pesar de quedar en lugar bastante turÃstico, saliendo de Pontevedra en dirección a Combarro y Sanxenxo por la carretera antigua. Algo he leÃdo estos dÃas sobre que quieren destinar un dinero a darle más bombo, veremos si es verdad y cómo acaba el tema.
No es el de Carnota, no es el de Araño, pero le llega bien.
Aquà podemos ver una imagen de lo que era la Thermomix del siglo XIX para muchos hogares gallegos, en especial en las zonas rurales. Generalmente estaban hechos de hierro fundido, se metÃa dentro el papeo, se ponÃa sobre el fuego y esperar a que se hiciera. En la actualidad están en desuso y reducidos prácticamente a cuestiones meramente decorativas como en el exterior de este restaurante de Arzúa.
Hace unos años los conocÃa gracias a los documentales de la tele y para de contar. De un tiempo aquÃ, veo cormoranes por todos lados como estos tres tranquilamente posados en una barca de Bayona, asoleándose ricamente y sin la menor preocupación. El dÃa que me pase por las CÃes otra vez (debe hacer unos quince años desde la última visita), que los hay a punta pala, me imagino que me inflaré a retratarlos y vosotros a sufrirlos aquà mismo.
En una de las avenidas de Barcelos, además de gallos gigantes, tienen un monumento a los «bombeiros voluntarios» que vienen siendo el equivalente a lo que en España es Protección Civil, actúan como ayuda a los bomberos de verdad en los incendios, asisten en accidentes de tráfico, tienen ambulancias y creo que hasta hacen de socorristas en la costa. Todo en plan altruista y sin cobrar un duro, asà que desde aquà vaya esta entrada en homenaje a ambos cuerpos, Bombeiros Voluntarios y Protección Civil, y a todos sus componentes por estar al servicio del resto de la gente sin esperar nada a cambio en una época en que ni mucho menos es eso lo habitual.
En Ponte de Lima hay una casa que cuando aún estaba en construcción un dÃa escuché a un portugués llamarla «el microondas». Desde esa asà le quedó el nombre a la hora de referirnos a ella, porque para la forma que tiene le va que ni pintado. Estas cosas modernas es lo que tiene, que la gente al final acaba por identificarlo con algo conocido. Por si alguien tiene curiosidad, era una Oficina de Turismo aunque han cerrado y se trasladaron a otro local subiendo por unas escaleras a la izquierda.
No me extraña que cierren las oficinas de Turismo, a base de peajes injustos más que cerrarán. Por lo menos conmigo van a sobrar todas mientras no cambien esa polÃtica de intentar desplumar gallegos.
