Como toda ciudad, Vigo tiene sus monumentos significativos. Hace unos dÃas vimos los primeros, correspondientes a la Plaza de América y la Plaza de España. Hoy vamos a ver una serie de estatuas que componen parte del patrimonio de la ciudad. Empezamos por la estatua en la rotonda de la Plaza de la Industria, todo un sÃmbolo, oiga. Fea con ganas, presenta como principal ventaja que si algún dÃa los extraterrestres deciden invadir Galicia, viendo estas cosas desde la lejanÃa es probable que escojan otro sitio lejos de aquà como punto de desembarco.
Siguiente, «ésto» situado en la rotonda junto al cementerio de Pereiró. La recordaba pintada de amarillo, aunque cuando fui a fotografiarla estaba de rojo. Probablemente basada en ésto otro en versión «very-low-cost». Con su monolito de piedra simil-menhir en la base, por supuesto.
Otra, el Monumento al Trabajo en la Gran Via, una serie de pescadores desnudos extrayendo unas redes de la fuente de la que dudo que saquen algo porque la gente es una guarra, tira basura al agua en vez de a las papeleras y no creo que queden muchos peces. Perdón por la calidad de la foto, cosas de hacerlas con el móvil.
Esta es conocida no sólo por los marineros, ni por las redes, ni por la fuente, también por el tamaño y detalle de los atributos de los pescadores desnudos en una época en que estas cosas no se solÃan ver en estatua.
El nadador de Montero RÃos, algo amorfo y con esas patas de click de famobil detrás que no pegan ni con cola, pero bueno, me permito opinar porque como soy un cateto ignorante (y nacà en Vigo) no me callo ni debajo del agua.
Mi favorita, el nadador de la Plaza de la Estrella. Menos amorfo y mas logrado que el anterior. De haberla hecho yo probablemente habrÃa puesto a cierta distancia detrás una aleta gigante de tiburón en clara alegorÃa a que incluso durante los momentos de disfrute pueden aproximarse problemas por la retaguardia con lo cual es preferible echar la vista atrás y recordar que no siempre hemos estado asà de bien aunque no necesariamente tengamos que estar mal porque los tiburones pueden venir en son de paz y ser tus amiguitos. Las alegorÃas es lo que tienen, a veces cuesta entenderlas.
Obsérvese, por cierto, el musgo en el pelo del nadador. La semana que viene profundizaremos en éste tema.