Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Hace un año pasaba por Madeira, que tanto juego me dio y me sigue dando a la hora de rellenar entradas en el blog. En el centro de Funchal se encuentra la Iglesia de Sao Joao Evangelista. Por fuera es un edificio grande, pero de aspecto normalito, corrientito, blanco y poco mas. Alguna figurita «a la portuguesa» en el exterior y poco más. Pero dentro, ay dentro, cómo cambiaba la cosa. En la vida vi un interior de iglesia con tal colorido, poco más y parecía que hubieran prohibido el color blanco. Juzguen ustedes mismos.

Visto mas de cerca, decoración a tutiplén: cenefas, cuadros, murales, lo que quisieras y más.

A ver cómo explico esto sin que me dé la risa… si váis al parque de Monçao situado junto al río, allí tienen colocada esta pedazo piedra curvilínea con dos agujeros. Al ser uno curioso por naturaleza, que ya lo sabéis, era impepinable irme a verla cámara en mano y retratarla en caso de interés, como así fue. ¿Qué viene siendo?

Pues ni mas ni menos que la «Pedra do zunido» en portugués, o «Piedra del zumbido» en castellano. Su funcionamiento es simple: metes la cabeza de arriba en el agujero de arriba y te pones a zumbar. Según pone el cartel, cada persona humana tiene una vibración orgánica que provoca el «tremor enorm» que a su vez activa la resonancia que hace vibrar tu cuerpo de forma armoniosa, agradable y recarga la pulserita «Power Vibreison» del holograma, esa que te da equilibrio y bienestar sobre todo si eres el que las vende a pardillos sacándole más del 1.000% de margen comercial. Con esto no quiero decir que no crea en el las posibles propiedades mágicas de las pulseritas famosas, que va, lo que realmente me joroba es que no se me haya ocurrido a mi…

Como habréis podido comprobar, vaya donde vaya suelo visitar los faros que se me ponen a tiro porque suelen estar situados en lugares de especial interés. Uno de mis favoritos en Portugal es el de Esposende, a medio camino entre Viana y Oporto. Y digo que es de los favoritos por la situación en un parque natural, con la desembocadura de un río, playas, paseos marítimos, cerca del pueblo y un bar en plena playa desde donde ver las puestas de sol, que recubren el faro y la casa de un impresionante color dorado.

Dado que cada vez queda mas claro que los portugueses se están montando lo de los peajes para sablearnos a los gallegos, ya que le van a hacer descuentos a todo el mundo menos al que va de turista con intenciones de dejarse allí los cuartos, con no volver asunto arreglado. No volveré a gastar un euro en Esposende, ni en Vila do Conde, ni en el Factory, ni en Oporto, me los gastaré todos en Galicia y así ayudamos a salir antes de la crisis.

Hay que ver hasta qué punto llega el tema de la inseguridad, que en Arcos de Valdevez incluso tienen cámaras de vigilancia en el exterior de la iglesia.

Se me hace complicado imaginarme la sacristía llena de monitores y el cura de la parroquia vigilando si se mueve una mosca en el exterior, pero bueno, de todo tiene que haber en la viña del señor…

Se empieza colocando mal un ladrillo, luego otro, otro, otro, el de arriba, el del lado, y al final se hacen verdaderas virguerías para taparlo y que sólo reaparezca si tiran el edificio de al lado para construir de nuevo. A base de hablar con gente de empresas tendríais que ver qué cantidad de veces pasa ésto, no sólo con ladrillos, sino con clientes, con negocios, con instalaciones, con diseños… se hace una chapuza con un dinero, se equivoca uno con un diseño, con la compra de un material, luego todo son parches un encima de otro para intentar disimularlo y lo que al final debería ser un trabajo perfecto acaba siendo como esta pared. Todo esto se minimizaría con un par de conceptos que me encantan llamados «Planificación y control» y que me traen por el camino de la amargura. Acostumbrado uno al esquema planificar-hacer-revisar-corregir, cuanto más contacto tengo con el sistema de trabajo tan común por aquí «tú vete haciendo que luego ya veremos cómo se hace» más se me resienten las neuronas.

Para finalizar, comentar que Oporto está lleno de pequeños detalles que muestran la grandeza de la ciudad antes del inicio de su decadencia, que pueden ir desde la marquesina del café «A Brasileira», uno de los mas emblemáticos de la ciudad fundado hace mas de cien años.

Hasta lo trabajados de algunos portales por allí cerca…

O incluso el cartel de unos almacenes a los que parece haberle pasado su tiempo. Lo dicho, si pasáis por Oporto, los ojos bien abiertos porque merece la pena.

Llegamos a Viana y nos encontramos éste panorama… madre mía, ¿qué sucede aquí? Pero si estamos en 2010 y el rodaje del refrito de «Los pájaros» no estaba previsto hasta el 2011…

Pues no, es un señor de edad avanzada dándole de comer una bolsa grandota de pan a las gaviotas, que ya véis cómo se ponían y cómo se reunían a su alrededor con tal de llenar el buche. Claro, así luego hacen la digestión y ¿donde van a hacer sus necesidades? Encima de mi coche, faltaría más.

El famoso puente Luis I visto de frente es bien bonito. Si, en cambio, nos vamos hasta la parte inferior y sacamos una foto apuntando al cielo, la sensación que da es de un batiburrillo de hierros que tendrá forma de puente por puro milagro. Si el de las vigas las vendió a un buen precio se debió poner las botas, os lo digo yo.

Ahora nos vamos a la parte superior del puente y ¿qué vemos abajo? Una pintada que me imagino será de broma. O por lo menos eso espero…

Lo bueno de visitar varias veces al año los mismos sitios es que puedes ir haciendo un seguimiento de algunas de las cosas que ves. Por ejemplo, hace tiempo hablábamos de la toma de agua camuflada de Viana y los números que tendrían que hacer los bomberos para encontrarla. Volvimos a pasar hace unos días y asustado me quedé, si antes ya contaba encontrarla, ahora ni os cuento. ¿Véis ese puntito rojo? Pues eso, eso es. Como para necesitarla con urgencia.

Mira que son listos estos portugueses, cómo saben que el turista español va a generar riqueza dejando allí su dinero así que lo cuidan y hasta le dan la bienvenida con una pegatina en muchos de los escaparates de Viana.

La pena es que sus dirigentes no están a la altura y cegados por la avaricia, no sólo plantearon los peajes a las autovías sino que además, rizando el rizo, incluso quieren ampliar la idea original incluyendo todo desde Caminha hacia el sur. Pues nada, no problem, como uno está aburrido de sablistas y aprovechados que sólo discurren para intentar desplumarme, cuando los implanten simplemente dejaré de ir a Portugal y animaré a todos los que pueda a que hagan lo mismo, porque estas cosas las ponen cuando la economía va mal pero cuando remonta y mejora nunca las quitan. Por lo de pronto había planificada una semana de vacaciones en el Algarve y acabamos de cambiar el destino, mi pasta se la quedará alguien en España y que les aproveche con sus peajes.