Si tuviera que escoger una ciudad de la costa mediterránea valenciano-alicantina me quedarÃa sin dudarlo con Altea y su inconfundible iglesia con tejadillo azul:
A pesar de ser un compendio de subidas y bajadas, siempre me gustó dar una vuelta por el paseo marÃtimo y cenar al aire libre, lo blanco de sus casitas, las galerÃas de arte o la animación de las callejuelas tanto de dÃa…
Como de noche, o las terrazas en la plaza de la Iglesia, los restaurantes del casco viejo, en fin, todo. Efectivamente, muy de turisteo, pero no tan bestia ni tan chancletero como en otros pueblos de la zona.