Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Hecha la introducción en la entrada anterior, vayamos entonces de recorrido por los jardines del Pazo de Oca. Lo primero, foto del edificio. Por esos soportales de la derecha es por donde se entra, al fondo, a la izquierda de la puerta blanca hay otra entrada donde guardan una muestra de material agrícola hoy en desuso.

A mano izquierda, el principio de los jardines en el que destaca un seto de boj recortado de una forma de lo mas curioso. Anda que no se lo tienen que currar ni nada para hacer este tipo de cosas. Suerte que al ser el boj de crecimiento lento aún cunde el trabajo, que sino en unos días se empezarían a ver ramas por todos lados y adiós a esa forma.

Quizá lo más conocido del Pazo sea el estanque de los jardines con el pequeño molino al fondo, el islote con forma de barca y la estatua del pescador encima. Aquí tenéis todo el conjunto, complementado por tres ocas de su Pazo que venían con aviesas intenciones al respecto del bocadillo de una pareja que tenía a mi lado. He de decir que los muy débiles les dieron el pan del bocata sin ofrecer resistencia ni torearlas no más mínimo como hubiera sido menester.

Además del estanque hay una acequia en la parte izquierda de los jardines a la que le tengo mucho cariño porque siempre que voy, siempre que vuelvo con alguna foto de esas de reflejos que tanto me gustan a mi. Esta vez no podía ser menos.

Y por último, que el exceso cansa, otra de las estatuas que se pueden contemplar, ni más ni menos que un banco de piedra detalladito al máximo.

Fijaros en el nivel del detalle, que hasta reprodujeron los cuadraditos del tejido y las borlas de las esquinas. La pena es que por muy detallado que esté, la piedra sigue siendo de todo menos cómoda.

En fin, que habría mucho más que contar del Pazo pero vamos a irlo dejando por el momento para no aburrir, igual algún día retomamos el asunto y seguimos detallando más y más tanto del edificio como de los jardines.

Si la semana pasada hacíamos referencia al paseo del río al lado del balneario de Riocaldo con aquella entrada llamada «Qué bonito, qué bonito«, hoy vamos a referirnos al mismo lugar, unos metros mas adelante donde podíamos contemplar este banco. No sé si es una obra maestra del mobiliario urbano, un elemento de diseño asimétrico rompedor con la tradición, un desliz a la hora de hacer el plano o que a los curritos les dio la hora del bocadillo en medio de la faena y acabaron como pudieron. Sea como sea, allí no me senté. Por si acaso nada más.

Aunque rebuscando en el archivo fotográfico siempre aparece un roto para un descosido y en Panjón tienen algún diseño que no se les queda atrás, más simétrico que el anterior pero igualmente dudoso en su estabilidad.

En la penúltima visita a Moaña descubrimos el calamar de asiento, en aquel entonces a medio acabar. Hace un par de fines de semana volví a pasar por el mismo sitio y puedo confirmar y confirmo que el calamar está completo, pintado y a plena disposición del niñerío allí presente que lo usaba para subirse encima y que me hizo esperar un rato largo para poder sacar la foto sin tiernos infantes ejerciendo como escaladores encima.

Tras la ballena de asiento le llega su turno al calamar. Mas o menos lo mismo, un asiento en forma de calamar, mucho mas bonito que los bancos normales de toda la vida. Cuando pasé por Moaña estaban dándole los últimos retoques a la pintura y preparando el suelo.

Este no está situado en el paseo marítimo, sino en un parque. Para la construcción de la cabeza y se usó una especie de cerámica multicolor que queda bastante resultona.

Como dije anteriormente, aunque sólo sea por ver todas las estatuas y elementos decorativos que han colocado últimamente en Moaña bien merece la pena aprovechar una tarde de domingo para pasar por allí.

Que os voy a contar, que no os imaginéis ya sobre el elemento que habrá hecho esa pintada tras el busto de Julio Camba, escritor y periodista nacido en Vilanova de Arosa que es donde se hizo la foto. Qué le vamos a hacer, el spray de pintura va camino de convertirse en un retroceso para la cultura occidental de dimensiones similares al avance que supuso la imprenta. ¿No me creéis?

Aunque no soy yo el de la foto, he de reconocer que con lo que me gusta patear las ciudades mas de una vez me he sentido con ganas de hacer lo mismo: olvidar la dignidad, quitar zapatos, calcetines (es que el señorito es de piel delicada y la menor esquinita del zapato le hace un roto en los pies), espatarrarme en un banco y ahí me las den todas. No lo hago porque siempre hay cerca algún bar donde ponen cañas fresquitas y entre lo uno y lo otro, el mal vicio siempre acaba triunfando.

Aunque bueno, espatarrarme sí, pero sin llegar a ciertos extremos…

En los puertos generalmente nos encontramos bancos para que la gente se siente a ver el mar. En Malpica no, en Malpica les han puesto chaises-longues (las del fondo) y una especie de camas de madera tamaño 2×2 metros que son la repera. Esto es calidad, esto es alto standing.

El único inconveniente es que puerto + pescado + gaviotas = ésto. En Vigo tan avanzados que somos y en toda la ciudad casi no había bancos para sentarse. Por suerte el alcalde decidió colocar cuatrocientos de golpe los últimos días de febrero. ¿Tendrían algo que ver las elecciones del día uno de marzo? Noooo, noooo, que vaaaa, puritita casualidad.