Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Ya sabéis, hay más albornoces adentro…

El MARCO (Museo de ARte COntemporáneo de Vigo) tiene una cafetería con terraza que, como es evidente, no puede tener un cartel avisador normal y corriente sino algo mas acorde al edificio, como está mandado.

Visitando la zona de Merca y A Mezquita alguien había «retocado» todos los carteles de la «Ruta do Arnoia», además a conciencia porque no se había salvado ni uno y eso que mediaban varios kilómetros de distancia entre ellos. Veamos el primero:

Veamos el segundo:

Y con el tercero podemos decir que hubo hasta ensañamiento:

Cuántas y cuántas ciudades tienen a su entrada o en sus jardines el nombre hecho con plantitas, ¿para que usar un frío cartel metálico si podemos usar un cartel vivo? Que yo recuerde Ortigueira, Tomiño, A Coruña, La Coruña y alguna más ya usan este sistema.

En A Gudiña van por el mismo camino, aunque de momento la cosa se queda en proyecto.

Y ya fuera de Galicia, si tuviéramos que dar un premio al mas logrado aquí tenéis quién se lo llevaría… la leche, qué nivelón.

Cuántas veces le habrán aparcado delante del garaje a esta persona para llegar a estos extremos. Si aún así no funciona se puede aplicar el sistema a la americana, compramos un todo terreno de ruedas gordas y la hora de salir, salimos directamente haya o no haya coche ocupando el vado. A grandes problemas, grandes soluciones.

Pues eso, espesciales.

Si cuando digo que la gente no lee lo que escribe es por algo…

Si es que hay que ver cómo discurre el personal a la hora de maquinar gamberradas. Bajaba andando por la escalera de un edificio y llamó mi atención el letrero luminoso indicador del sexto piso. Por un momento dudé si se habría caído la letra sola, pero vamos, en diez pisos caerse sólo una letra y justo la que hace la monería va a ser mucha casualidad.

Entre el cartelito de sexo, visitar Braga y el culo de la foto del otro día, ya sólo me falta hablar de minifaldas en algún lado y Google acabará redirigiendo aquí a los mil millones de calentorros del mundo mundial.

Luego nos extrañamos que haya accidentes, imaginaros que vais conduciendo por autopista o autovía y adelantando un camión de pronto os encontráis un culo gigante a vuestro lado. ¡Esto sí que es peligro y no lo de hablar por el móvil!

Visto hace unos días en una exposición en el centro de Vigo. Entre las letras al revés y el contenido del mensaje, se me escondió la neurona y todavía no quiere salir porque le da miedo la claridad. Nada me dejaba tan impactado desde el «receptor protoplásmico» del que hablaban en los episodios de Maguila Gorila o del «aparatómetro», un aparato cuya función es «medir cosas indeterminadas en general» que se sacó de la manga un profesor de filosofía en bachillerato.

Curioso cartel el que encontré en un pueblo camino de Lugo: «No tocar la puerta ni al gato». La puerta no sé, pero cuando un gato no quiere que lo toques, no te preocupes que él solito ya te lo deja bien claro. Y si te empeñas en tocarlo, allá te las entiendas con sus uñas…