La última vez que pasé por Castilla fue en septiembre, camino de Avila. Tras el verano se ven los campos castellanos tal y como muchos nos los imaginábamos, amarillos, secos y yermos tras el castigo de meses y meses de sol. Sin embargo no dejan de tener su encanto esas llanuras con colores fuertes sumados al azul del cielo y al blanco de las nubes.
Algo que me ha sorprendido del último viaje a la zona del mediterráneo ha sido la aparición como setas de huertas solares de tamaño respetable, sobre todo por la zona de Castilla y pasando Madrid. Dos años llevaba sin cruzar España de una punta a la otra y el año pasado encontré los campos castellanos cambiadÃsimos, laderas enteras se habÃan llenado de paneles solares. Allá donde alcanza la vista, paneles y mas paneles apiñados como véis en la foto. ¿Es bueno? ¿Es malo? Parece que bueno, se le da otro valor a unos campos que estaban dedicados al cultivo con energÃas que no contaminan. Si además algo del dinero revirtiera en estas zonas, algunas no muy boyantes, ya serÃa la leche.
Cada vez que hago kilómetros y salgo de Galicia hacia Castilla no puedo por menos que sorprenderme con los colores que encuentro, son colores totalmente distintos a los que tenemos por aquÃ, generalmente verdes, el azul del mar y esos cielos azul-grisáceos. Entrando en Zamora la vegetación es verde, pero un verde oscuro mas mustio, mas grisáceo. Un poco mas adelante vemos menos vegetación y mas tierra, mas ocre, el cielo de un azul distinto, mas limpio, moteado por nubes y sin esa bruma blanquecina que tanto odiamos los fotógrafos.
