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Si el faro de Punta Roncudo es pequeñito y feo, el faro de Laxe es pequeñito y feo también (por algo son gemelos), con el agravante de que si bien el primero tiene un entorno mas o menos agraciado (ese cabo que se ve al fondo), éste parece puesto en una esquina para que no moleste. Hay que reconocer que el acabado de azulejo blanco tampoco contribuye mucho a la mejora estética del elemento en cuestión.

Tanto rollo se puede abreviar de manera bastante simple: el pobre faro es mas feo que Picio. Si mañana lo quitan y sustituyen por otro, probablemente nadie lo echaría de menos.

Punta Roncudo debe ser un cabo de segunda categoría, porque si bien el entorno es impresionante, el faro es pequeñito y feo. Lo mismo debe pasar en Punta Insua (Laxe), donde hay un faro gemelo. Para llegar al de Punta Roncudo sale una carretera de unos tres kilómetros desde el puerto de Corme bordeando la costa y el día que pasé por allí soplaba el viento con ganas. Se puede observar una cruz abajo a la izquierda, y mostraré mas adelante otras dos allí al lado. Toda esta costa está sembrada de cruces, no es difícil imaginarse porqué.

Aquí va una foto del faro de Punta Nariga del que ya hablamos el otro día, pero mas cerquita. Como decía, es nuevo, es bonito y como curiosidad tiene una base triangular, ahí veis las tremendas esquinas del triángulo. Por la parte de atrás tiene un mirador con asientos de piedra y una estatua de lo mas curioso. Se puede subir a la base del faro por unas escaleritas estrechas y muy empinadas. Desde aquí la vista es tremenda hacia el oeste, toda una sucesión de cabos, acantilados y rompientes.

Fijaros cómo está la barandilla. Para todos aquellos a los que les gustaría tener una casa junto al mar, recordaros que el mar se come todo lo metálico. Si no te gusta el bricolage o reponer bisagras, cerraduras, barandillas y un largo etcétera año tras año, búscate otra ubicación.

Si tuviera que quedarme con un faro de los vistos en el recorrido de hace unos fines de semana, sin duda sería con el de Punta Nariga. En plenos acantilados, nuevecito, bonita forma y preciosas vistas. Eso si, en la carretera que lleva a Punta Nariga mucho ojo al pasar por un pueblo llamado Couto, con una curva criminal de 180º sin señalizar. De esas curvas que pasar a mas treinta por hora es arriesgar la propia integridad. «Ojito al temporal» transmitían por todas partes aquellos días y fijaros qué cielo, qué azul, qué tranquilidad…

Esto son olas y el resto que se aparte. Sacada este domingo en el puerto de La Guardia, si la parte blanca del faro tiene unos dos metros de altura, haceros a la idea el tamaño de la olita. Aunque para olas y faros, el summum son los de Bretaña, que sigue siendo un destino al que le tengo muchas, pero muchas ganas. Echarle una ojeada a esta secuencia de fotos de Jean Guichard y preguntaros lo que le cobrará la compañía de seguros a este farero por su seguro de vida.

Un sitio espectacular, la luz de las mañanas le da de pleno y si aún por encima pillamos un cielo con nubecitas, la imagen puede ser una preciosidad como ésta. Y no es porque la haya sacado yo, vamos… aunque algo siempre ayuda.

De siempre me han fascinado los cabos de las rías altas, Cabo Ortegal, Estaca de Bares, Finisterre, en este caso se puede ver la silueta de cabo Vilán al fondo y en primer plano el farito al lado de la iglesia de Muxía, donde está la «pedra de abalar» que ya ni abala ni nada. Aún conservo unos cuantos recuerdos de los primeros viajes a esa zona: la tremenda ventolera contra la que casi no se podía ni andar en Cabo Ortegal, estar sentado en Camariñas viendo los destellos del faro por la noche, o ir hasta la punta de Estaca de Bares saltando de piedra en piedra. Con qué poco alucinas cuando eres joven y todo está por descubrir…

Tras el reportaje de la feria en Portugal, va siendo hora de volver a los paisajes. Inauguramos de nuevo con una vista del faro de Finisterre, pero no en foto, sino en foto de cuadro, cuadro que se hizo partiendo de una foto del faro. Es decir, primero se hizo una foto para poder pintar el cuadro al que luego le sacamos esta foto. ¿Queda claro, verdad?

¿A qué es bonito? ¿A que es artístico? ¿A que dan ganas de comprarlo? Pues mire, esta usted de suerte, por (casi) cuatro míseros euritos puede hacer realidad su sueño pinchando aquí antes de que venga otro y se le adelante.
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Actualización: lo siento, ya se le han adelantado…

Hoy en día el Photoshop se ha hecho la herramienta indiscutible de la fotografía digital. No tanto cuando haces fotos con una compacta, pero sí con las réflex. Generalmente se trata de darle algo mas de vida a la imagen para llamar la atención del espectador. Los procesados o retoques pueden ser leves, menos leves o de cuando en cuando se te va la mano y sobreprocesas un poquito. Da el cante, pero se intenta que no sea desagradable para la vista del espectador como en esta imagen del faro de Corrubedo:

Capítulo aparte son los devotos del «a mas colores, fotos mas mejores» con sus fotos hipermegacoloridas que hay que ver con las gafas de sol puestas o los que descubren los filtros básicos del Photoshop y empiezan a llenarlo todo de fotos tipo oleo, plastificadas o en modo vidriera. A todos ellos, por favor, si dios no os ha llamado por el camino de la fotografía es innecesario que nos sigáis torturando.

Hay días en que el cielo no acompaña para nada al fotógrafo: cielos sin nubes, blanquecinos, grises o mustios. En cambio, otras veces cielo y nubes parecen ayudar a llenar la composición tanto por colorido como por formas como aquí en Corrubedo.