No muy buena idea

Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 08-09-2010

Tener un llamador en la puerta para que el visitante haga saber su llegada ha sido una constante desde tiempos inmemoriales. Pero tener un llamador en la puerta en zona de marcha nocturna quizá no sea tan buena idea, sabiendo como sabemos las ganas de gracia de aquellos que tienen obnubiladas las facultades mentales, bien por cuestiones de total ausencia neuronal, bien por ingesta en exceso de líquidos espirituosos, lo que puede incitar a montar de madrugada un concierto de llamador y orquesta para desespero del morador de la casa. En estos casos tenemos tres opciones: esperar al concertista tras la puerta, y a ser posible acompañado por una escopeta para reforzar las razones propias a la vez que propiciar el entendimiento persuasivo, desmontar el llamador por las noches o como tercera opción la que aquí mostramos, recubrir el llamador de un material amortiguador o absorbente para minimizar el sonido hasta el umbral de lo imperceptible. Aunque correcto en la teoría, la práctica nos dice que nunca faltará quien pase por aquí acompañado de un martillo para suplir las carencias del llamador. Por eso si se diera este mismo caso en vuestra casa, en aras de una mayor celeridad en la solución os indicaré que la opción con mayor probabilidad de éxito es la primera, la de la escopeta, o en su defecto un garrote grande como aquellos tan de moda en los bares de la meseta castellana que ponían «Libro de reclamaciones» tallado en el bastón.


Llamador

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