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La foto del candado el otro día fue hecha en el mirador de Lobeira. Si no habéis ido, ponerlo de primero en la lista de destinos a visitar porque es un lugar espectacular con todas las letras, las vistas son impresionantes. Está justo en lo alto de la montañita mas alta de los alrededores, que viene a ser ésta. Arriba de todo se ve un pequeño palitroque negro. Eso es una cruz de unos seis o siete metros de alto.

Nosotros fuimos una mañana de sol tras un día de lluvia que dejó la atmósfera limpia y reluciente, sol no muy fuerte, cielo azul, nubes, la bicoca para un fotógrafo. Allí no hacer una panorámica debería ser pecado, así que aquí tenéis las vistas desde el mirador hechas a base de unir once fotos. Pinchar en la imagen para verla en grande.

Empezando por la derecha, la ciudad que se ve es Villagarcía, con la playa de Compostela, la isla de Cortegada justo delante y el puerto a la izquierda. Veréis que la ría está llena de bateas formando polígonos mejilloneros. Se distingue perfectamente la Isla de Arosa, con su puente curvo, y cerca de donde empieza el puente hay otro mirador (el de las Tres Lunas). Siguen La Toja, El Grove, y allá en el horizonte distinguimos la Isla de Sálvora (en chiquitito, justo encima de la esquina de la isla de Arosa), a su izquierda están Ons y Onceta sobre el itsmo de La Lanzada y finalmente en la esquina de todo se ven incluso las Cies, que deben estar a unos 40-50 kms en línea recta. Por ese lado la foto ya está ligeramente churrascada al darle mas directamente la luz del sol.

En el mirador de Lobeira, además de unas vistas espectaculares como hacía tiempo no veía, nos encontramos con un candado enganchado a la verja en el mas puro estilo de los puentes de los candados que tan de moda se están poniendo, en los que los enamorados dejan enganchado un candado con una inscripción y sus nombres (estaban en la parte trasera) y tiran las llaves.

Aunque como nos dijo una señora que estaba a nuestro lado en el mirador, uy, para toda la vida es mucho tiempo, que nunca sabes si acabarás teniendo que ir con el cerrajero al mirador…

Pasemos a describir brevemente el pasado fin de semana, el puente de San José, unos días que bien valieron la pena a pesar de empezar con un viernes paradito. Con todo lo que llevamos hecho últimamente el cuerpo pedía un día de descanso, y descanso tuvo aprovechando que fuera llovía lo suyo. Sábado visita a Santiago también con lluvia, que allí es arte. Magnífica compañía, soberbia conversación de la que da mucho qué pensar y recorrido por el casco histórico de la ciudad hasta llegar a Santo Domingo de Bonaval, para ver entre otras cosas la famosa escalera helicoidal.

Tremendo cambio de tiempo para el domingo, con sol, calor y cielos despejados. Visita al parque del Río Barosa, que ya tenía ganas de verlo pero nunca me coincidía. La vez anterior que intenté llegar me había perdido (por variar) y acabé un poco a desmano. Esta vez no, y se agradece porque mereció la pena, simplemente espectacular el conjunto de molinos, cascadas y las vistas durante todo el recorrido del sendero situado a la izquierda fuera de la imagen.

De ahí a una ruta entre dos miradores cerca de Villagarcía con vistas aún mas espectaculares, luego La Toja, La Lanzada, la puesta de sol… vamos, que a poco más la cámara se me declara en huelga y me denuncia por explotador.

Probablemente no debe haber ni una persona que haya pasado por Avila y no tenga una foto de este mirador y otra de las murallas desde el mirador, seguramente el mas conocido de toda la zona. Y es que la vista bien lo merece, eso os lo aseguro. Eso si, para sacar el mirador sin gente igual hay que ir a las cuatro de la mañana, porque el rato que estuvimos allí fue un desfilar continuo de turistas.

Por si alguien se quedó con ganas de saber qué había dentro de la cúpula del RD2D de San Pedro, aquí estoy yo para complacerlo: una maravillosa exposición de trozos de árboles pintados de colores.

Y recordarlo, 99% de posibilidades de que alguien haya cobrado una pasta (de vuestro bolsillo) para que eso esté ahí.

Por canastros se conoce en algunos lugares lo que en casi todas partes se conocen como hórreos. En A Merca tienen un completo parque llenito de canastros con un mirador en la parte superior desde donde contemplar todos junto al panorama circundante.

Aquí tenéis una vista desde el mismo parque, se puede apreciar como el situado en primer plano a la derecha se ha tomado el día libre, quedando sólo los pilares como recuerdo.

Hay un ejemplar realmente curioso, éste que véis en la foto. No sé si es que midieron mal la pata, ha crecido, o los planos los hizo el becario, el caso es que ya véis cómo ha dejado el larguero que hace de base complicando la durabilidad del resto de la estructura. Como pida el ayuntamiento la ITC (Inspección Técnica de Canastros) la lleva clara.

Hala, ahí va, para que recordéis cómo es un día de sol con un precioso cielo azul lleno de nubes, porque llevamos una temporada de lluvia, temporales, cielos encapotados y tormentas que yo casi ni me acuerdo cómo era la sensación del sol en la cara. Sacada desde un mirador en lo alto de un monte que hay en la carretera que une O Rosal con Bayona, que se ve abajo a la izquierda con las Islas Cies justo enfrente.

Aunque oficialmente es el Mirador de San Pedro, a mi no se me quita la cabeza que quien lo diseñó se inspiró grandísimamente en la cabeza de R2D2, el robot de la guerra de las galaxias. Cuanto mas lo veo, mas claro lo tengo.

Dentro subes unas escaleras para llegar una cúpula donde hay una exposición y esa cristalera que se aprecia alrededor del edificio. Cada cristal tiene una historia sobre la que pensar como por ejemplo ¿a qué distancia queda Coruña de Nueva York? Si alguien me lo hubiera preguntado yo diría que diez mil kilómetros. Mira tú, justo el doble de lo que hay en realidad.

Si estará preparado en plan turístico la cascada en la desembocadura del Xallas que hasta hay una pasarela de madera que lleva a un mirador. Cuando vi las indicaciones pensaba que aquello sería un tablón hasta una piedra, como prácticamente era la primera vez que fui hace ya unos añitos. Pero de eso nada, monada, pasarela a tutiplén…

…y mirador con graderío a todo lujo, sólo falta musiquilla como en las cuevas del Drach y que se jueguen partidos de waterpolo en la charca para completar la faena. Galicia paraíso natural y tal y cual… o casi.

Una vez llegados a lo alto del Monte Aloya tenemos dos miradores espectaculares: el de la Cruz y el de O Castelo. El primero creo que recibe ese nombre porque tuvieron que escoger entre cara y cruz y salió cruz, cosa que vino francamente mejor porque además allí nos encontramos esta cruz gigante. Desde aquí se puede ver el Miño hacia su desembocadura, varios los pueblos del noroeste de Portugal y el típico grupo de domingueros con móvil y mayor necesidad de contarle a alguien lo que estaban viendo que de disfrutarlo.

El otro mirador es el de O Castelo, una superficie plana en lo alto del monte con una barandilla de cemento simulando madera desde el que ver todos los montes del Baixo Miño.

Si eres de los que te gustan las vistas, estos miradores son imprescindibles. El panorama alcanza hasta el quinto pino y un día clarito y despejado se puede ver casi hasta el sexto.