En Pazos de Arenteiro (II)

Escrito por: Jc | Categoría: Orense | Publicado el: 16-06-2010

El interior de Pazos de Arenteiro es similar a bastantes pueblos de Galicia en cuanto a estética y tipo de construcción. Si lo ves y no te preocupas por averiguar nada más, te quedarás sin saber nada del esplendor que tuvo en la Edad Media gracias a la presencia de los Caballeros de Malta.


Aspecto de Pazos de Arenteiro

Se percibe que en su día debió haber capital, dadas las dimensiones de las casas, pazos, blasones y nombres: Palacio de la Encomienda, Pazo de los Cervela, Casa de Arriba, etc. Esta última en su día fue construida con cuatro chimeneas, símbolo de la importancia de la casa, y una hubo de ser derribada para no competir con el Palacio Real de Madrid que tenía las mismas.


Casa blasonada

En Pazos de Arenteiro (I)

Escrito por: Jc | Categoría: Orense | Publicado el: 09-06-2010

Retomamos aquella visita a Pazos de Arenteiro, que ya tiene coña volver a los colores otoñales estando casi en verano. En esa primera entrada mostraba dos fotos, una de la llegada y otra de un puente. Esto es lo que se veía cuando cruzas el puente. Para aquel que le gusten los colorines en las fotos es toda una tentación.


Cruzando el puente

Cruzamos el pueblo, que lo veremos dentro de unos días y enseguida empiezan los caminos entre bosques, ríos y hojas caídas. Un paraíso de tranquilidad. Aunque soy poco dado a lo de Facebook, tienen su propia página donde se puede ver alguna foto más.


Camino por el bosque

Recordaros que una vez allí si queréis conocer de verdad la historia de Pazos de Arenteiro hay que preguntar por Florentino Torres, una verdadera enciclopedia, un prodigio de amabilidad y un enamorado de su pueblo.

Camino de Pazos de Arenteiro

Escrito por: Jc | Categoría: Orense | Publicado el: 19-02-2010

Hay días que sí pero no, que salen las cosas de una forma que no esperabas, bonito pero raro, mal pero bien. El mismo día que visitamos Leiro vi a la entrada del pueblo un cartel señalizador hacia Pazos de Arenteiro. Con la concreción que me caracteriza creí recordar que me sonaba haber leído algo en algún lado que decía que estaba bien o algo así (o parecido). Más o menos, vamos, sin poderlo asegurar pero sin negarlo o rebatirlo porque una cosa es saber para confirmar y otra malrecordar que es lo mío habitualmente. Pues mira, para vivir en la duda mejor tomar una determinación y optar por el sí o por el no pero no por el sí pero no. No sé si me explico, pero me entendéis ¿verdad? Allá que me voy en dirección Pazos de Arenteiro, sin saber qué me iba a encontrar y sin siquiera imaginármelo, porque de haberlo sabido habría ido tiempo antes lo que pasa es que como uno es medio iletrado y lo poco que lee lo asimila poco, cuando leí la descripción de esta zona debía estar de vacaciones la neurona de guardia y me lo perdí hasta ese día. Abreviando… un sorpresón, tanto por el camino como por el pueblo, lleno de casas antiguas, blasonadas, todas con historia. Había llovido pero asomaba el sol, tarde pero con luz, los árboles brillaban, la carretera formaba eses entre bosques de colores, cuando encuentras una zona como ésta cada curva parece mas bonita que la anterior.


Bosque en otoño

De pronto se acabó el bosque, los árboles habían perdido sus hojas, el río bajaba con fuerza y encontramos un puente medio en ruinas. La imagen parecía sacada de un cuento. Seguimos y fuimos encontrando mucho mas que ver, aunque eso se quedará para más adelante, que al ritmo que llevo, supongo que será dentro de seis meses.


Puente

Si queréis ir anticipando un poco, podéis echar una ojeada aquí. En este reportaje se habla de una persona llamada Florentino Torres. Nosotros nos lo encontramos al entrar en el pueblo, nos indicó por donde estaban las mejores vistas, dónde estaba el famoso Pozo dos fumes, hablamos sobre la historia del pueblo, de la gente, de las casas, una verdadera enciclopedia de Pazos de Arenteiro, amable, amistoso, de estas personas que le encanta la historia de donde vive y te la ilustra con un montón de anécdotas curiosas. Si pasáis por allí preguntar por él y que os cuente, veréis cómo no tiene nada que ver contemplar una casa con saber su historia.
Por desgracia, habíamos quedado con mas gente a cien kilómetros de allí así que tuvimos que salir pitando sin podernos parar lo que nos hubiera gustado, aunque con firme propósito de volver. De camino a Vigo paradita en la Cañiza donde cayó al buche un plato de jamón que nos supo a gloria bendita, pero eso ya es otra historia que también se queda para dentro de unos meses…

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