Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Dado que el trabajo y la llegada del verano me han dejado el celebro el celebro chuchurrío y debilitado, he cumplido mi palabra y los fines de semana los dedico a la noble tarea de no hacer nada, no pensar, no usar una neurona mas que para lo estrictamente necesario, disfrutar del sol y de la playa. Por ello, no tengáis grandes expectativas hacia este blog, ni esperéis grandes pensamientos (que nunca los ha habido), frases grandilocuentes (aún menos) o reflexiones profundas mas allá del medio metro bajo el agua, que me voy a dedicar a rascar la barriga sin que lo sospechéis siquiera aprovechando la tremenda cantidad de entradas ya preparadas. He dicho.

Que a todo esto, a mi la playa no me gusta pero me llevo los veinticuatro tomos de la Espasa (mas los ocho suplementos) y me entretengo buscando curiosidades para ir poniendo por aquí cuando llegue la temporada de otoño-invierno.

Y menuda playita, qué digo playita, PLAYAZAS con mayúsculas todas las que vimos este fin de semana en la Isla de Arosa, la parte trasera de la isla es una verdadera joya llena de calas preciosas, arenales y aguas verdosas. Decir espectacular es quedarse corto, un lugar perfecto donde relajarse sin que te cobren peajes, no como hacen al sur…

Algún fin de semana que hace mal tiempo aprovecho y nos llevamos los perros a alguna playa, generalmente de Portugal, donde aprovechan para correr, saltar, chapuzar un rato y disfrutar lo suyo. Cuando vuelven a casa están tan cansados que se tumban y no dicen ni mú en el resto del día. El sábado pasado amenazaba lluvia así que allá nos fuimos. En una de las playas de Caminha hay una zona bastante llana que cuando la marea está baja se puede caminar un rato largo entre islita e islita o dentro del agua sin que te cubra mas que una cuarta. Al fondo se ve la Insua, esa fortaleza en la desembocadura del Miño a la que algún día tendré que ir aprovechando el servicio de barca-taxi existente en Caminha.

Al lado de la playa de La Lanzada se puede ver esta estatua de un cormorán, por suerte sobre una piedra lo suficientemente alta para que no lo alcance la gente o de otra manera ya se lo habrían comido a pesar de ser metálico. Debe llevar años y años porque ya lo recuerdo de mis primeras excursiones a la zona y eso que ha llovido un poco desde entonces, la única diferencia es que cada vez está un poquito mas carcomido.

Viéndolo de cerca se hace más patente la necesidad de unos retoquillos de chapa y pintura para facilitar su pervivencia una temporada más. A ver si alguien con mando en plaza lee esto y le echan ganas, que con cuatro duros pueden dejar como nuevo al pobre.

El año pasado me hice de rogar y hasta septiembre no pisé la playa (en plan playero, se entiende, que el resto del año voy con diferencia muchas más veces que en todo el verano). En 2010 se adelantó el tema porque este fin de semana, con sábado a 34ºC y domingo algo mas fresco, la playa era la única opción. Cruzamos la ría, soportamos la caravana de vuelta y disfrutamos de unas horas asoleándonos. Ni me he puesto moreno ni espero ponerme gracias a que mi piel tiene la melanina mas vaga que existe. Supongo que salvo un tremendo cambio en el tiempo (sigo convencido que el de 2010 va a ser un verano de mucho calor) los próximos tres meses serán mas o menos así.

Relativamente cerca de Sangenjo y casi al lado de la la playa de La Lanzada está la ermita de Nuestra Señora de La Lanzada, de ahí su nombre. Es un sitio que bien merece una visita por todo lo que hay que ver alrededor: la ermita, varias playas pequeñas, La Lanzada (playa grandota), cerca está El Grove y la isla de La Toja, etc. De lejos la ermita es así, encima de una pequeña península sobre el mar con los restos de lo que en su día fue una fortaleza.

De cerca es mas bien pequeñita, unos diez metros como mucho, con el tenderete adosado de una señora que vende recuerdos de Galicia y otras chucherías varias. Parece ser que la construyeron en el siglo XII, o sea que tiene ni mas ni menos que sus buenos ochocientos y pico años.

El interior de la capilla me llamó mucho la atención no por los santos, que los hay, no por la estatua de la virgen, que la hay, no por el retablo, que también está, sino por el destructor colgante al lado de la puerta. Me imagino que sería una ofrenda, pero por mucho que busqué no encontré la causa. Ya sabéis cómo son estas cosas, cualquiera que sepa el motivo le agradecemos que nos lo cuente.

Cantabria, recorriendo la costa y fotografiando playas, plantas, bichos y todo aquello digno de ser fotografiado, llego a un lugar que creo recordar se llamaba Costa Quebrada donde aparece una pequeña cala llena de bañistas. Como es habitual saco una foto de todo el panorama, a continuación ésta de la cala con la gente tomando el sol tan ricamente…

…por último pongo el objetivo a todo lo que da de ampliación y ¡leches! ¡Si está todo dios en pelotas! Anda, vámonos de aquí que eso de la aparición de un fotógrafo en plena playa de nudistas creo que no está muy bien visto ni aquí ni en Pernambuco. En caso de que se cabreen da igual que un servidor sea también habitual de playas nudistas, practicante de tal costumbre o tenga un blog donde pongo paisajes bonitos, la mas mínima sospecha de que vas a publicar sus atributos en internet y te puedes dar por lapidado, seguro.

Estos días se puede ver en Coruña, en la Fundación Barrié de la Maza, la exposición «Form matters» sobre el arquitecto David Chipperfield, primera dedicada a este autor que se hace en España. Muy recomendable visitarla a ver si la contemplación de la belleza contribuye a dormir aunque sólo sea un poquito la barbarie que llevamos dentro. Para quien no lo sepa, y como curiosidad, David Chipperfield tiene casa en Corrubedo desde hace casi quince años así que pasando un servidor por ese pueblo era tarea obligada la búsqueda, fotografiado, contemplación y disfrute de tal hecho. Se consiguió, y puedo dar fé de ello. En principio me preguntaba cómo haríamos para encontrarla. No hubo el mas mínimo problema. Entre otras casas que ya enseñé, de pronto aparece ésto. Como la noche y el día. Mas claro, agua.

El frontal da a una callecita estrecha, la parte trasera a una pequeña playa. Son cuatro plantas, las dos de abajo acristaladas y las dos de arriba en blanco, con recovecos, entradas y salidas. Para ser una casa de diseño es curioso cómo se integraba perfectamente con el resto de construcciones, por altura, por formas y por discreción.

Aquí se puede ver una imagen de la Playa de Compostela, que como su nombre bien indica, está… en Villagarcía de Arosa. Es una playa grandota, todo un lujo muy cerca de la ciudad con un paseo marítimo bastante largo por si eres de los que te gusta hacer piernas. Prácticamente va desde el puerto deportivo de Villagarcía hasta Carril, el pueblo de al lado, algo que se ve mucho mas claro en el Google Maps.

Pasada la zona portuaria, el faro y el fuerte, llegamos al paseo marítimo en sí. Grandote, ancho, bastante largo, con edificios y locales comerciales a la derecha y playa a la izquierda. Si eres de los que te gusta pasear, estás de enhorabuena porque aquí tienes kilómetros para entretenerte. Si no me equivoco, esta zona creo que se llama Leça da Palmeira. Del puerto hacia Oporto ciudad es Matosinhos.

La foto anterior la saqué desde mas o menos la mitad del paseo. Al fondo de todo se encuentra un faro moderno en perfecto estado e integrado en el paisaje. Al tener el sol a media altura justo detrás mía iluminándolo todo en su justo punto me hinché a sacarle fotos, como está mandado.