Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

La semana pasada hablaba de la playa de Portío y de las rocas que la cierran por la derecha. Aprovecho para mostrarlas, porque una cosa es decirlo y otra muy distinta encontrarse delante de una muralla de roca hecha a base de «láminas» en posición vertical, supongo que un estrato desgastado por la erosión. Aunque no se aprecia bien, esa roca en primer plano tendría unos quince metros de alto. Como para que se suelte una laminita mientras está uno abajo sacando fotos…

En panorámica, como dios manda y para que se pueda apreciar mejor esta playa a escasos kilómetros de Santander. Parece una playa normal pero una vez allí llama la atención por lo encajonada que está a pesar de lo pequeñita que resulta, nada que ver con las playas kilométricas de Galicia como Samil o La Lanzada. Unos estratos la cierran por la izquierda y unas rocas gigantes divididas en cuadraditos la completan por la derecha. Quien tuviera una barquita para recorrer la costa cantábrica sacando fotos y mas fotos.

Catorce de septiembre, por la noche sólo diez graditos pero por el día, el verano sigue aguantando como un campeón con esos cielos azules y despejados, esa luz y ese sol tan agradable. Mucha gente en Playa América disfrutando lo que se pueda porque aquí ya se sabe, casi podemos contar los días que quedan para vernos con chubasquero, bufanda y botas de agua.

Fotográficamente, comentar que son mis primeras experiencias con una Nikon D40, la reflex digital mas baja de la gama que compré de segunda mano (a ver si esta no se me cae). De uso similar a mi Canon, me resulta sorprendente ver cómo las fotos salen mucho mas llamativas, los colores mucho mas vivos. La diferencia sobre todo con el azul de los cielos es increíble.

Aprovechando los últimos días de sol y sabiendo lo que se nos viene encima dentro de nada, en Playa América se pueden encontrar los componentes de la especie «hasta el último rayito», entre los que a veces me encuentro, siempre dispuestos a disfrutar esos atardeceres espectaculares y lo agradable del sol a ultima hora de la tarde. Fotos realmente complicadas estas en las que sale el disco solar debido al exceso de luz que le acompaña, aunque también suelen ser de un colorido que llama la atención él solito.

Verano revuelto tenemos, sol y nubes, poco sol y muchas nubes, pocos días de playa y el otoño a las puertas. Dentro de nada Playa América volverá a estar vacía, lejos queda el bullicio de julio y agosto, lejos los turistas, vuelta al caminar por una arena solitaria y esos días de viento racheado que anuncian el final del buen tiempo… ¡¡¡yupiiiiiiiiiiiii!!! ¡¡¡Ya llega el otoño!!!

P.D. Lo siento por aquellos que os gusta el verano. A mi no. Y a la mayor parte de los fotógrafos que disfrutan con la cámara en las manos, tampoco.

Veinte años tiene esta foto de la puesta de sol desde la playa de Lapamán (Pontevedra), que aunque pueda parecer un horror, cosa que no dudo, tenía su mérito. En aquella época no había nada digital así que tocaba sacar el portafiltros, poner filtro rojo, sacar foto, esperar a acabar el carrete, revelarlo, asustarse e intentar convencer a los conocidos que la foto era «artística».

Desde luego como ha cambiado el cuento con la llegada de la fotografía digital. Ahora veo esto y lo borro antes de que lo vea nadie mas…

Sitio curioso, francamente. Playa grande, bonitos edificios, aspecto de ciudad fina de veraneo.  Una especie de Bayona, pero mas limpio, mas fino y mas elegante. Paramos a tomar algo en una terraza situada mas o menos por el medio de la foto, dando a la playa, y al lado se pusieron unos niños a hacer equilibrios y ruido con un monopatín contra las aceras. En dos minutos apareció un policía que les requisó el monopatín y les dejó claro que ni era el día, ni la hora, ni el siglo para hacer el cafre. Vamos, igualito, igualito que aquí, que destrozan el mobiliario urbano y se quedan tan panchos mientras la policía local silba «El puente sobre el río Kwai».

¿Qué son las fotos minimalistas? Aquellas muy sencillas, de líneas rectas, bloques de color o textura similar, con pocos detalles que llamen la atención. Aquellas que destacan precisamente por su simplicidad, o lo que es lo mismo, todo lo contrario que aquella de Ribadavia. O lo que sigue siendo lo mismo, pero un mismo distinto que el mismo anterior: como ésta de Vilapraia de Ancora. Con su toque de gaviota. No será impresionante, pero no se puede negar que simple sí es.

Pues no, no se ha muerto aunque lleve desaparecido desde el 30-6. Hoy he finalizado uno de los dos cursos a los que asistía y que, junto con el trabajo, me dejaban la asombrosa cantidad de 90 minutos libres para dedicárselos a mujer, perros, casa y blog. Como toda buena cadena, ésta también se ha roto por el eslabón mas débil, el blog. Pero prometo que a partir del próximo domingo volveré a poner fotos incluidos los días que faltan. Vaya una de una de las cosas que mas me apetecería ahora, pasear tranquilamente por una playa desierta, para abrir boca…

Nota posterior: no está mal, a día de hoy (6-7) y con el fin de semana libre para descansar (mi caaasa, mi caaaama, dooooooorrrrrrrrmiiiirrrrrrr), ya está normalizada la situación. A partir de ahora espero poder seguir al ritmo de una foto diaria.

Men-ti-ra. No es Samil pero hace el apaño. Y visto por el lado positivo, magníficamente comunicada, decoración artística en el muro, gran parking del centro comercial anexo, paseo para bicis incluido, arboleda y zonas de sol o sombra a discreción. ¿Quien quiere más?