Conociendo Vigo (II)

Escrito por: Jc | Categoría: Pontevedra | Publicado el: 12-08-2010

Pasamos a la historia. Lo que es historia interesante no tiene mucha precisamente. Allá por año 1587 tenía unos 868 vecinos mal contados que para mas inri fueron diezmados entre la peste y los piratas, con lo cual no esperéis encontrar mucho edificio medieval, ni catedral, ni ná. Y si lo tenemos lo escondemos como este puente romano, no vaya a ser que nos lo gasten. Por cada cien vigueses a los que le preguntes por su situación, noventa y pico dudo que lo sepan y eso que está pegado al estadio de fútbol, un lugar que noventa y pico de cada cien saben de sobra donde está.


Puente medieval de Balaídos

A día de hoy estamos casi casi en los 300.000 habitantes, cifra que sucesivas administraciones locales han intentado por todos los medios rebasar porque según parece se cobra más del estado o algo así. Pero en realidad eso no importa, basta con tener más habitantes que Coruña. Para los no entendidos, lo que pasa en Vigo-Coruña es igualito a lo que pasa con Madrid-Barcelona, sea en temas futbolísticos (algo menos ahora que el Celta está hundido en segunda y el Depor en primera), de poder (véase lo sucedido con la fusión de las Cajas de Ahorros) o de cualquier otra cosa.

Quienes si llegaron aquí fueron los romanos, que se montaron sus villas como ésta que se puede ver reconstruida a escasos metros de la playa de El Bao.


Cartel de Toralla


Villa Romana de Toralla

Una de las cosas a las que mas pánico le tienen los promotores inmobiliarios en Vigo es a la aparición de cualquier resto mientras hacen una obra, el descubrimiento de una piedrita o una sandalia con visos de pertenecer a un romano implica la paralización de la obra hasta que evalúen qué hay allí. Como las cosas de palacio van (muuuuuuuuuy) despacio, meses y meses de obra parada, meses sin vender mientras le siguen pagando al banco, esperar, esperar, esperar… algo así me habían comentado que sucedió en Rosalía de Castro (de lo mas céntrico) con la aparición de los restos de unas salinas. Al final las han hecho visitables, eso sí, con su edificio en hierro oxidado tan apropiado para estos lugares donde llueve hasta aburrirse y que a los cuatro días ya tiene el suelo hecha una mierda en forma de churretones anaranjados.


Salinas de Rosalía de Castro

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