Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Visite las Médulas, suba al mirador de Orellán al atardecer, espere a que baje el sol y si quiere saber lo que es la tierra colorada, lo va a tener delante de sus ojos (hay otra opción mas rápida, barata y simple, que es comprar una postal de las Médulas al atardecer)…

Sólo un pero: cómo ha cambiado esta zona los últimos años. Primero por la masificación y segundo porque ahora todo es negocio: recuerdos, libros, productos naturales, todas las casas con su cartelito «bendo güebos caseros»… no les puedo culpar, a todos nos gusta el dinero y mejorar en la vida, pero el concepto de algo único deja de serlo bien rapidito.

Hace tiempo que no hago ninguna panorámica, principalmente por la pereza que me da montar el trípode, nivel, sacar muchas fotos, procesarlas, pelearme con algún programa y todas estas cosas que constituyen el devenir de la vida de un fotógrafo en potencia pero retratamonas en acto. Sin embargo en su día hubo una época en que salían panorámicas como churros, una de las cuales es esta desde lo alto del Monte Santa Tecla, se puede observar la desembocadura del Miño, Camposancos en la parte española, Caminha en la portuguesa y la Insua, esa islita situada en el centro del río. Imprescindible marcar en la imagen para verla en grande, lo merece.

Ah, ese tremendo abombamiento del horizonte es una de las desventajas de hacer panorámicas antes de tener un nivel de burbuja para poner la cámara perfectamente horizontal. Pero no importa, así impresiona mas.

¿¿¿Cómo que ha pasado por la calle del Paseo de Orense y no conoce el Café Victoria??? Pero hombre, alma de dios, ¿y cómo se le ocurre decirlo? Ande, ande, corriendo a visitarlo, caray, que parece que no tenga ojos en la cara para apreciar la belleza de algo bien hecho como esa preciosa fachada.

Es mas, yo prometo ir sin falta la próxima vez que me pase por Orense.
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Actualización: pues me temo que me quedo con las ganas, poco se puede hacer ya… ver noticia 1 y noticia 2.

La semana pasada hablábamos de la decoración gore. Si desde ese mismo punto nos acercamos hasta situarnos justo debajo de una calavera, buscamos poner otra en el fondo de la imagen y le añadimos una profundidad de campo mínima, esto es lo que se obtiene. Impresiona, ¿no? Supongo que tanto como impresiona el pedazo implante que le han puesto al cráneo éste. Si se lo ha puesto un dentista fijo que de mil euros no baja, dividido en dos euros del piedro y novecientos noventa y ocho por saber dónde y cómo ponerlo…

Vivan las imágenes simples, limpias, fáciles de interpretar y llamativas, como estos barcos desde la playa de Miño (Coruña) en una tarde en que esas tres bandas de nubes presagian una buena tormenta y agua en cantidades industriales.

Como curiosidad, decir que el ojo humano está acostumbrado a ver un primer plano en colores vivos y un fondo en colores mas desvaídos, mas suaves o mas difusos. Cuando cambiamos esta relación y el fondo destaca tanto o mas que el primer plano, el ojo nota algo curioso y «se queda» con la imagen, despierta la atención.

Adivina porqué. No es nada personal, sólo que nos están invadiendo por todos lados.

A veces me preguntan cómo hago para ver todos estos carteles con gazapos, esos objetos en sitios raros… es muy simple. Date una vuelta por tu ciudad, deja el MP3 y el MP4 en casa, no tengas prisa, abre los ojos, los pies los inventaron para caminar, los ojos para ver. Olvídate de tus problemas. Trasciéndete en el mas allá de las cosas hasta lograr cierto tipo de equilibrio. Todo esto está ahí. No soy yo quien lo ve, eres tú quien no lo ve.

Siempre me han llamado la atención los carteles con erratas, algunos de ellos con pifias ortográficas dignas del oscar. Y cuantos mas veo, mas se ahonda la gran duda que me persigue: ¿la gente no sabe lo que escribe o es que escribe y no lee lo que pone? Porque vamos, tiene su mérito lo de «Yorshais», «terrrier» y «llarmar», 9 palabras, 3 pifias. Si nos cogen por banda los del informe PISA, nos comen con patatas.

Claro que a lo mejor, también están haciendo experimentos inventando nuevas palabras, como en 86400.es con camutonadefuniyo…

El capataz dijo que tenía que pasar por ahí el grifo, así que por ahí pasa el grifo, que por algo es capataz y sabe mas que yo.

Si queréis ver la fuente completa, hacer clic con el ratón aquí.

Hay días que me levanto con la sensación de haber perdido la fe en la especie humana. Probablemente es que soy algo raro. Quizá el arte moderno converge con la ingeniería fontanera en cierto punto mas allá de mi entendimiento. Quizá…

Desde el uno de enero he mantenido la costumbre de una foto al día. Hoy me lo voy saltar para poner dos como apoyo a una rotunda afirmación: la fotografía moderna es todo mentira. Cada vez que vemos una cámara grandota con unos objetivos mas grandes aún, pensamos que el fotógrafo lo único que hace es apretar un botón… casi sí, pero no. Para información del público en general, de una cámara réflex digital sale esto (también conocido como fichero RAW):

Torcido, soso, colores mustios y sin definición. A partir de ahí, sólo queda pegarse un buen rato con el querido Photoshop para obtener algo mas colorido, lucido y agradable a la vista del espectador:

Si, lo sé, me he pasado con el color, ¿pero a qué da gloria verlo? Que lo sepan, el fotógrafo es ese ser humano usado por la cámara para irse de vacaciones por el mundo adelante. El día que inventen las cámaras con patas, los fotógrafos dejaremos de tener sentido.

Básicamente, un ser capaz de subir a una montaña de cantos rodados, sacarle una foto, además pretender que merece la pena y etiquetar como ignorantes a aquellos que no saben ver mas allá de la imagen. Y si te despistas, te la vendo o la presento a un concurso.

No, si a mi en el fondo tampoco me gusta. Por eso nunca seré un artista. El peor crítico que tengo soy yo mismo, rara es la fotografía que me sigue gustando a los cuatro días de haberla visto por primera vez. Y me llamo de todo. Y me doy cachetes. Y me insulto. Hasta estoy pensando en denunciarme a mi mismo por acoso.