Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Situado entre Bayona y La Guardia, actualmente (por fin) en restauración tras un montón de años de no saber qué hacer con él ni sus dueños, ni el ayuntamiento, ni Patrimonio, ni nadie. Semiabandonado, acabó por caérsele el tejado durante una tormenta. Creo recordar que fue vendido al Banco Pastor y ahora pertenece a Vasco Gallega de Consignaciones. Mas información, como siempre, en Google que para eso está.

…el que no haya visto esto mismo alguna noche en Orense, o no haya cruzado el puentecito del lateral para llegar a la Plaza Mayor….

Como foto, el único mérito reside en haberla sacado con una compacta de mala muerte, a pulso y casi sin luz. Aún así se deja ver.

Unos cuantos veranos de mi infancia los pasé aquí:

En Castelo de Loureiro, Lugo, cuatro casas y poco más que me permitieron tener contacto con los campos, con la tierra, con pollos, conejos, vacas, cerdos, tritones, pájaros, arañas como puños, recoger lechugas, tomates, ciruelas y fruta de todo tipo, ver como se ara la tierra, como se hace el pan, como se mata el cerdo, como nacen los becerros, como se ordeñan las vacas, etc. Grandísima suerte haber tenido familia ahí. Y pensar que ahora los niños tienen que pagarse una estancia en una granja escuela para poder ver un animal…

Un caos de barcas, eso es lo que veía en el puerto de Ribeira. Barcas, líneas, colores, todos distintos, confusos, ordenados y a la vez desordenados. O lo que es lo mismo, esto.

Es raro, pero en ocasiones siento como si me estuvieran mirando… no sé, es sólo una sensación, a mi alrededor no hay nadie pero me siento observado…

A base de viajar va uno viendo cómo hay hoteles y hoteles. Los hay cutres, los hay muy cutres, los hay feos, los hay bonitos, cuidados, modernos, pero ¿qué va a pensar uno cuando se encuentra esto?

Y desde las habitaciones se ve esto…

Apetecible, ¿verdad? Pues estamos hablando de la Pousada de Sao Bento en la Peneda Gerés, Portugal. Se pueden ver mas fotos aquí, ojo a las gastronómicas porque quitan el hipo.

Generalmente, las catedrales vista una, vistas todas en cuestión de formas. Que si planta en cruz, que si dos campanarios en punta, sin embargo la catedral de Zamora me llamó la atención precisamente por su campanario, nada que ver con las catedrales habituales. Parte superior cuadrada, seis ventanas, ¿a que es diferente?

Toda la ciudad de Zamora fue una buena sorpresa, siempre había pensado que tendría poco que ver como ciudad y reconozco que me equivoqué. Además fuimos un fin de semana que estaban en fiestas y la impresión no pudo ser mejor. Los alrededores también son curiosos y totalmente diferentes de cómo es Galicia, así que merece la pena darse un garbeo de fin de semana por esta zona.

Pero navegando de verdad, no por internet. Una de las ventajas que tienen las Rías Bajas frente a las Altas es el mejor clima, eso y las rías permite que haya unos cuantos clubes náuticos, gente con barco, empresas de alquiler de barcos, escuelas de vela, etc, de modo que (sobre todo en primavera) en cuanto aparece un sábado soleado, la ría se puebla de barquitos como este pasando delante de las Islas Cies.

Hace unos meses ya mostré una foto del interior del monasterio de San Pedro de Rocas, aunque iba mas en plan de broma que otra cosa. Esta vez va una de verdad, el interior es así:

Tumbas excavadas en el suelo, verdín, mucho verdín, y la constatación de que en la época en que se construyó el monasterio, o bien la gente era bajita o la tenían que cortar en dos trozos para poderla enterrar aquí. Al fondo también se puede apreciar que en el medioevo, cada cierto tiempo también le daba por las obras en casa, tapiando unas puertas y abriendo otras. Por suerte creo que ni necesitaban pedir licencia de obras, ni proyecto al arquitecto, ni pagar en el ayuntamiento, ni volver a pagar otra vez, y otra, y otra, y vuelta el arquitecto a ver si todo iba bien, ni cabrearse con el contratista porque no aparece pero como tampoco traen el material apalabrado para el mes pasado ni sabe uno con quien cabrearse primero… vamos, esas cosas que tan habituales resultan a aquellos que hicieron o les hicieron una casa.

Este es un ejemplo de las típicas carreteras que cruzan el Caurel: asfaltadas (aunque la última vez que pasé por allí las obras lo habían transformado todo en un mar de caminos llenos de polvo), estrechitas y, aunque aquí no se aprecia, hierba medio alta por los laterales hasta el punto de ver un algo asomando mientras iba en coche, paro, espero y cruza la carretera tan campante una perdiz delante mismo de mis narices. Como la cámara iba en el maletero (craso error) no quedó  huella de tal acontecimiento mas que en mi memoria de modo que quien quiera ver una perdiz en el Caurel, que recurra al socorrido Images de Gooogle.