Lo que mas me llamó la atención de la reciente visita al Daisy Market no fueron los stands, no fue la moda, no fueron las curiosidades varias, fue la entrada. ¿A qué es llamativa?
¿Y qué era lo que colgaba? Bolsas de plástico con una planta dentro. Cuando algo empieza asÃ, la cosa promete.
Hace unos dÃas aprovechamos un domingo para ir, por imperativo legal en forma de parienta con fijación por la ropa y complementos, al Daisy Market de Coruña. Como habréis podido comprobar, Galiciaenfotos.com suele abarcar además de un amplio surtido de visitas a entornos y parajes naturales, otras tantas visitas a centros comerciales, outlets y antros similares. Es que hemos llegado a un acuerdo según el cual unas veces toca monte, otras mar y otras centro comercial, lo cual me viene bien para adquirir un mÃnimo de cultura puesto que en cuestiones de ropa sé que los calzoncillos van por debajo del pantalón salvo que seas supermán y poco más. Todo esas lecciones de estilo y técnica combinatoria para la ropa me resultan malamente comprensibles y por mi combinarÃa rayas rojas horizontales con verdes verticales mientras lo hagan por voluntad propia, se quieran y se respeten.
Allá nos vamos a la exposición. Tres euros mas tarde estamos dentro. La vista general venÃa siendo más o menos asÃ. Quince segundos después ya habÃa visto todo lo que me interesaba, pero se ve que la feria tenÃa más miga y enjundia puesto que la parienta se entretuvo sus buenas tres horas. A mi me dio para retratar todos los stands, los nombres más curiosos entre los expositores, el local de Expocoruña, la decoración, el bar, los talleres de manualidades, tomar un café, ver cómo en un momento dado habÃa más periodistas que visitantes, etc, etc.
De todo lo visto, me quedo con ésto. Un hermoso Google sobre portátil de crochet. La imagen un poco estática, pero no hay problema, en un par de dÃas pueden tejer una nueva y la cambiamos…
Un domingo cualquiera de visita por Oviedo, una ciudad que nunca dejaré de recomendar tanto por lo bonita y cuidada que está como por sus alrededores y mejor no digamos nada de la sidra. Feria por el centro, un montón de puestos con ropa, cacharritos y cosas de comer. Cientos de personas caminando tranquilamente, dando una vuelta y viendo los puestos.
Yo a lo mÃo, que es sacarle fotos a todo lo destacado, bonito, colorido o interesante. Y nunca faltan motivos, desde los edificios hasta las camisetas.
Tras la feria aprovecha uno para tomar una sidra, un quesito, otra sidra y hala, a disfrutar la vida sin prisas.
Desde el jueves 10 al domingo 13 se celebra en Silleda la feria de la Semana Verde, la mas importante que hacen en el recinto ferial. Este año la entrada es gratis, y en caso de no tener plan para el fin de semana es una buena opción para acercarse a Silleda, ver un montón de expositores y actividades. Si te sobra tiempo, siempre puedes acercarte a la cascada del rÃo Toxa y hacerte un esguince, ver qué tal sigue el monasterio de Carboeiro o al ataque a la pastelerÃa Tábora, todo ello ya comentado por aquÃ.
La foto… es la que hay. Cuando fui a visitar ferias o exponer con mi antigua empresa no me llevé la cámara y cuando pasé con cámara, no habÃa feria. Muy propio de mi.
Llegamos a Padrón, por donde pasa el camino de Santiago y los peregrinos a los que representa esa estatua. Y es curioso, pero andando seguramente se cruce el pueblo mucho antes que en coche dado que los domingos hay feria grande y como tal, asistencia popular en masa, colas, atasco, problemas de aparcamiento y quien no me crea, a los hechos me remito. Para compensar, en Padrón se puede comer un pulpo que te chupas los dedos. A veces la espera merece la pena.
Ya sabéis, hay más albornoces adentro…
Estos edificios que aquà veis para mi es una de las mayores incógnitas del presente gallego. Hace unos años no tuvieron mejor idea que construir un supermegacentro para exposiciones, ferias, congresos y convenciones (son varias naves grandotas como las que veis en la foto, 428.000 metros cuadrados de área, 55.000 metros cuadrados para exposiciones, el edificio principal tiene unos 7.000 metros cuadrados, inaugurado en 1.996) en Silleda, lugar perdido, mal comunicado (antes de haber autopista llegar allà era un verdadero suplicio), en el centro de Galicia pero a desmano de las cinco principales ciudades gallegas, con pocas instalaciones hoteleras y aún menos lugares de interés alrededor. Sólo una feria tiene algo de solera y el año pasado a poco mas y ni la organizan. Un tremendo desembolso que como era de esperar «no acaba de arrancar» o lo que es lo mismo, no funcionará en la vida por todas las razones expuestas arriba. Es triste, pero es lo que hay.
Una vez que acaba la feria de los sábados hay trabajo extra para los barrenderos, más trabajo cuanto mejor haya ido la cosa. Y un domingo, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente… deben ser los únicos que desean que no llegue el fin de semana.
En Ribadavia, el 4 y 5 de julio. Avisaos estáis y ojito, que en verano el vino del ribeiro fresquito baja rápido y se sube mas rápido aún. Ideal para acompañar unos pimientos de Arnoia (grandes, verdes, no pican) o de Padrón (pequeños, verdes, «unhos pican e outros non»). Posteriormente os podéis dar una vuelta por el pueblo que aún tiene unas cuantas cosas que ver.
Que en las ferias portuguesas venden ropa de imitación es cosa mas que sabida. Que hay ropa mejor o peor imitada, también. Hace años ya nos sabÃamos todos los trucos para deducir si las prendas eran verdaderas, falsas o muy falsas. Cuando el cocodrilo de Lacoste miraba para la derecha era verdadero, si miraba hacia la izquierda era falso, si parecÃa recién atropellado por un camión es que era muy falso. Si el jugador de polo va montado en un camello, eso no es de Ralph Lauren. Adddidash, Antidas y Abbidas tampoco valen. Finalmente, los hay poco puestos en esto de los idiomas que no acaban de cogerle el puntillo al italiano y nos sacan estas camisetas de «Macimo Duti». No es que sean falsas o muy falsas, es que son de pena.
