Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Hoy toca irnos nuevamente al norte así que empezaremos en plan espectáculo total con una panorámica del cabo San Cibrao, un paisaje precioso que merece que pinchéis en la siguiente imagen para ver la panorámica bien grande como está mandado. En ella se distingue por la parte izquierda el pueblo, a continuación el istmo que lo une con el cabo, con su farito en lo alto y esas casas que amenazan con cubrirlo de edificios a nada que se despiste. A la derecha unos islotes y en el fondo a la izquierda una chimenea echando humo. ¿Qué es esa chimenea?

La chimenea es la superfábrica que Alcoa tiene por allí. Se me hizo de lo mas curioso ver en primer plano una playa con la gente bañándose y al fondo una fábrica enorme, porque además es de esas fábricas lineales, bajitas pero muy largas.

¿Y qué fabrican ahí? Aluminio. Justo como la fábrica de Hungría esa que acaba de causar un desastre ecológico por la rotura de una balsa de lodos rojos, balsa que curiosamente… también tienen en San Cibrao, con una altura ni más ni menos que de ochenta metros, además de un tremendo monte de residuos colorados como se ve en esta foto.

Dependiendo de dónde busques información, hay quienes dicen que esto no es Hungría ni las situaciones son comparables, que el barro de aquí es prácticamente sólido en su totalidad así que nunca se podría escapar como hizo el otro. Si lees en otro lado, además de una foto que impresiona parece ser que el barro es hijo de Belcebú. Al final acabas por no saber qué creer.

Tierra de mares es tierra de faros, tierra de faros es tierra de muchas fotos así que donde haya muchos faros porque hay mucho mar allí estaré yo para sacar muchas fotos a los faros y a los mares. La verdad me ha quedado un poco liada la explicación, debe ser que a estas horas de la noche ni soy persona, ni el celebro de la cabeza tiene mucho aprovechamiento. Realmente a otras horas tampoco es que sea mejor persona ni salgan ideas aprovechables de la cabeza, pero bueno, eso es otra historia. Vamos a los faros. Dado que hacía tiempo que no iba por Ribadeo y las pocas veces que me acerqué, no en vano me queda en la otra esquina de Galicia, fue por temas concretos más que para vagabundear como es costumbre en mi, no me había recorrido y peregrinado por todo aquel acantilado o similar donde además de sentir la altura y ver el mar se pudiera disfrutar la presencia de un faro. Por tanto, hallándome por la zona en agosto y con total disposición de mi tiempo, aproveché para dar cuenta a tal carencia empezando por el de la Isla Pancha para continuar por el del cabo San Cibrao, llamado faro de Punta Atalaia. Esta es la pinta desde lejos…

Y así se ve desde cerca. Nótese el asombroso parecido con los de la Isla Pancha. Los faros antiguos son dos casitas pequeñas, cuadradas, con el faro en lo alto del tejado. Los dos faros nuevos son dos cilindros de similar tamaño que hasta las rayas parecen copiarse.

De allí pasamos a Punta Roncadoira (el del contador de rayos), que ya le valió al que puso los carteles porque nos hizo dar una vuelta tremenda por el medio del monte, cien veces pensé que nos habíamos perdido y el faro nunca aparecería hasta que al final, detrás de una curva nos encontramos con esta vista. Las vueltas valieron la pena porque el paisaje es magnífico.

Estooo… ¿no os suena parecido a otro faro? ¿No es cómo el de arriba pero sin rayas? No serán tan feos como el de Laxe, pero de cuándo en cuándo podían variar que nos vamos a acabar aburriendo de ver el mismo modelo de faro… que me los pinten de colorines aunque sólo sea para hacer bonito…

Ya conté que en mi primer viaje al Mediterráneo español iba con la idea que aquello iba a ser sol, arena, playa y José Luis López Vázquez persiguiendo suecas por Benidorm adelante, he de reconocer que me equivoqué, los paisajes se extienden además a monte y acantilados con faro en todo lo alto. Este es el famoso Cabo de La Nao, el punto mas al este del contorno. En otra visita posterior no había esta neblina, y el blanco del faro contra el azul del mar y del cielo lucía mucho más.

Como es habitual en esta zona, han construido hasta en la sopa. Desde el mar quizá no se vean, pero desde lo alto fijaros qué se esconde justo detrás de los acantilados. Casi ná.

Así se ve el Cabo Finisterre desde un mirador entre Ezaro y Corcubión. No hace falta decir que me encantan estas imágenes simples, sencillas, poco recargadas y en tonos suaves.

Mucho mas cerca, el perfil de Finisterre cambia, aquí lo tenéis desde la carretera que va del pueblo al faro. Se había puesto el sol y el faro ya tenía encendida su luz. Para los curiosos, el edificio de la derecha es el hotel «O semáforo» de Finisterre.

Fresquita, fresquita, del fin de semana pasado os dejo la puesta de sol desde el faro de Cabo Prioriño. Visita a la zona de Ferrol y alrededores sin planificar, decidida a última hora pero con resultados muy interesantes. Me proporciona material para seguir comentando unos cuántos días más, aunque al ritmo que estoy sacando fotos mejor sería decir para comentar algún lustro más.

Como dice alguna web inglesa de fotografía: «keep it simple». Fotos sencillitas, nada recargadas, que siempre funcionan bien.

Esta es la silueta de Cabo Ortegal desde la ría de enfrente, concretamente desde Espasante, en un día de esos tan típicos del norte gallego con bruma, nubes bajas y llluvia fina. Para que os imaginéis las dimensiones del conjunto, en la montaña de la izquierda a media altura se ve un pequeño palito vertical: eso es el faro. Sus doce metros de altura parecen ridículos frente al resto del acantilado.

Inesperado, imprevisto, sorprendente, paseando por Cabo Home vimos un ejemplo de aprovechamiento artístico de los recursos naturales, cómo una roca con forma ligeramente conocida se transforma en un leopardo de piedra.

Ampliamos la imagen para nuestros queridos espectadores con dioptrías:

Ingenioso cuanto menos en su concepción y elaboración, tiene su mérito irse a la puntita de un cabo en el quinto pino cargado con los botes de pintura y los pinceles o brochas para pintar un bicho de estos sin mas expectativas que mostrárnoslo a quienes vamos al mismo sitio.

Las vistas desde toda la zona son magníficas, no en vano está en lo alto de un monte con Cabo Silleiro en la parte inferior, la carretera y el resto es todo mar abierto. Este que veis es el bunker de telemetría desde el cual se dirigía el tiro de los cañones.

Y este es el estado del interior del bunker de telemetría, mas o menos como cabía esperar, todo roto o pintado. Sólo se echa de menos al soldado Ryan para que el tema sea de película.

Desde las instalaciones militares a los bunkers hay túneles que los conectan, y aunque es posible pasar por ellos y llegar hasta donde están los cañones, digo yo para qué me voy a cansar y ensuciar la ropa. En su lugar os reenvío a una web muy pero que muy interesante donde podréis ver muchas fotos de los túneles, los cañones y conocer la leyenda negra del lugar. Pasen ustedes por aquí, por favor.

La situación actual de las instalaciones militares es de completo abandono. Muros y techos caídos, pintadas por todos lados y aspecto de ruina.

Los bunkers han sido tapiados y los cañones cegados, siguen allí pero tienen una especie de tapón gigante en la punta que los inutiliza.

Una pena porque la zona tiene unas vistas magníficas. Continuamos la semana que viene.

Dos son las cosas por las que es conocido Cabo Silleiro, al lado de Bayona. Una es su faro, fotógenico y en un entorno privilegiado (desde luego qué bien hablo, ni que lo quisiera vender):

Lo otro es por tener un perfil perfectamente reconocible gracias a sus cañones:

Se trata de la batería de costa J-4, montada en época de la guerra civil, en desuso desde los años 80 y de libre acceso desde 1998. Dentro de unos días continuamos esta historia.