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Lugo, septiembre de 2008. Visitando el casco antiguo nos encontramos un señor de traje azul, sombrero negro y bastón con una marabunta de gente detrás, explicándoles a voz en grito las curiosidades de la zona.

A continuación, se encuentra con una mujer vestida de novia en una puerta de la catedral, y se cantan mutuamente lo mucho que se quieren antes de echarse un bailecito al son de una orquestilla seguidos de cerca por la atenta mirada de tres niños.

Reemprende camino el señor del traje y la comitiva que lo acompaña. Madrecita, qué cosas mas curiosas pasan en esta ciudad. ¿Que sería esto? ¿Serán los de Walt Disney rodando la segunda parte de la Cenicienta? Un ratito después teníamos la respuesta:

 Otra forma de conocer la ciudad, mas entretenida, variada e imaginativa que la habitual de coger folletos en la oficina de turismo.

De cuando en cuando, Santiago se ve alegrado por un año Xacobeo. Para quien no lo sepa, toca Xacobeo cuando el 25 de julio (día del Santiago Apóstol) es domingo, aunque si por los comerciantes fuera, seguro que lo montaban todos los años que para algo se ponen las botas. Durante el Xacobeo, una de las imágenes mas habituales es la del obispo derribando con su martillito la tapia que ciega la Puerta Santa y entrando en la catedral de Santiago, gesto equivalente mas o menos a la botella de champán en la proa del barco. Si alguien se preguntaba cómo está la Puerta Santa los años que no toca Xacobeo, está exactamente así de poco espectacular:

Una puerta, unos santos, una valla y poco mas. Con lo bonito que le quedaría un «Puerta Santa» en neón verde o rosa…

Es curioso cómo cambia una misma foto del blanco y negro al color, y no digamos ya si usamos un contraste muy alto o muy bajo. Por ejemplo, este arbolito. Sabemos que están ahí. Que nos observan. Que nos siguen con la mirada. No nos quitan ojo de encima y sin embargo no distinguimos qué es… resulta hasta inquietante…

Una vez que aparece el color, las cosas cambian. Tanto lío y al final sólo eran unas cuantas palomas. Contarlas puede ser un magnífico entretenimiento para una tarde aburrida de domingo o un lunes sin ganas de actividad mental.

Además de comer y beber, en Oporto hay otras dos cosas que son bastante recomendables. Lo primero hacerse un paseillo en los típicos barcos que hay en la Ribeira. Cuesta entre 10 y 12 euros, el trayecto dura unos 50 minutos, el barquito baja a la desembocadura del río, sube hasta un par de kilómetros río arriba desde el punto de partida y vuelta a la Ribeira. Lo otro recomendable es visitar alguna bodega. Invitan a vino de oporto, enseñan el interior y tienen vinos de muchos tipos/precios a la venta. Cuanto menos merece la pena por lo curioso que resulta ver todo el proceso.

Ah, procurad no visitar varias bodegas seguidas. A la tercera es probable que no veáis ni los barriles y eso que los hay de cinco mil litros.

Es lo que debieron ver en Burgos el 11-6-1874 y el 5-6-1930, cosa curiosa que sea en junio y no en invierno cuando el agua llegó hasta esas alturas indicadas en una de las columnas que van a dar a la Plaza Mayor. Para quien no conozca la ciudad, es muy llana salvo el trozo de la subida al castillo y el río se encuentra canalizado allá al fondo después de una valla. Aquí se puede ver con el Google Maps, el río es esa franja oscura por abajo y la Plaza Mayores eso rojo de la parte superior.

Como ciudad me gusta mucho, muy agradable para pasear, gente amable, muchas cosas que ver. La Catedral es impresionante. La visité por primera vez hace unos diez años. Entrabas visitabas, una persona hacía de guía, te contaba la historia del Papamoscas y al final le pagabas «la voluntad». Ahora, sólo por entrar empieza soltando cuatro euros por barba. Algún día tendremos que hablar sobre el asombroso parecido que para mucha gente hay entre un turista y un pollo que desplumar.

No del blog, no de mi casa, sino del muelle de La Guardia. De esto:

 Pasamos a esto otro:

Mejorando notablemente la decoración y el interés del muelle, haciéndolo algo digno de ser visitado. El autor es Eduardo Zamarro y el mural se compone de muchos cuadraditos de colores, dibujos de siluetas de personas y frases escritas.

Recemos hermanos para que tarde en aparecer por aquí el primo hermano del ceporro con spray que pasó por la Alameda de Santiago a pintar la estatua de las dos marías…

Siguiendo la carretera antigua que sale de Orense camino de Os Peares, esa que tiene el río a la derecha, diez kilómetros (de curvas) mas adelante hay un curioso pueblito llamado Barra de Miño que no tiene nada, salvo un par de chiringuitos en la orilla del río en los que se tiene que estar de miedo esas noches veraniegas de calor en Orense.

También pude apreciar un sistema puntero en protección de altavoces. Increíble la adaptación al medio del hostelero ibérico que le lleva a suplir con un derroche de ingenio las posibles carencias materiales.

Hace años pasé por Guntín, en Lugo, y me sorprendió este negocio. Lo había olvidado hasta hace unos días, que volví a pasar con la cámara para inmortalizarlo. Negocio de muebles, funeraria, confecciones y calzado todo en uno. Menos mal que no les dio por montar también una charcutería, a ver quien es el guapo que pregunta si el fiambre es fresco…

En Gran Bretaña funcionan muy bien las tiendas de ropa de segunda mano. No sé porqué, en este caso también le veo unos ciertos inconvenientes.

¿Quien no se las ha encontrado alguna vez paseando por la alameda de Santiago? Son las dos Marías, también conocidas como «las dos en punto» o Corelia y Maruxa. Lo que en principio no parece mas que una estatua simpática resulta tener detrás toda una historia digna de leer.

Destacar, como no, al elemento o elementos de escasa capacidad mental pertenecientes al inframundo de las amebas con gorra parabólica que, a falta de saber hacer algo útil en este mundo, no tienen mejor idea que llenar de pintadas una estatua.

Tras varios meses de retraso y no pocos follones con proveedores y vecinos, el pasado día 5 de septiembre abrió Outletui, un outlet de ropa y artículos variados en Tuy. Edificio enorme, bonito por dentro, moderno, colores claritos y mucha luminosidad (perdón por la porquería de fotos, pero las hice con el móvil de los picapiedra):

Los anuncios decían ochenta tiendas. De esas ochenta sólo estaban abiertas la mitad como mucho, las demás no es que estuvieran cerradas, es que ni siquiera tenían escaparate. Pero bueno, paciencia, que todo llegará. Y qué bonita esa calva en la parte de abajo, ¿verdad?

Prueba de que abrieron a toda mecha como buenamente se pudiera era lo que se podía ver aparcado en una de las dos plantas del parking:

O cómo se veía la escalera de emergencia desde las cristaleras de la planta superior (mas bien la planta de arriba, porque la superior del todo también estaba cerrada):

O el lío que se montó en los accesos desde la autovía. A nadie se le ocurrió pensar que la apertura del Outlet mas grande de Galicia podía atraer un montón de gente que, fíjate tú lo jodíos que son, vienen todos en coche.

Sin embargo, y como era de esperar, el outlet se llenó el día de la inauguración, los fines de semana e incluso de lunes a viernes hay mucho visitante. Es lo que tiene la novedad y los buenos precios (en algunas tiendas hay descuentos del 50% al 70%).

Hay gente a la que no le gusta este tipo de centros comerciales porque dice que arruinan el pequeño comercio. A Tuy no le hacía falta porque ya se estaba arruinando solito. Además de la dejadez habitual que nos toca sufrir, desde que anunciaron la llegada del outlet se produjo una avalancha de cierres de negocios y traspasos, lo que dice mucho de la valentía de algunos comerciantes. Si en vez de escapar o lloriquear se organizasen y animaran a los visitantes del outlet para visitar la ciudad aprovechando que están al ladito, verán lo que es un avalancha de gente que pasea, mira, da vida a la ciudad, toma cafés, compra y da beneficios. Pero claro, lloriquear y quejarse es gratis, organizarse da trabajo y cuesta dinero…