Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

En toda foto que incluya el mar y un atardecer tienes que ser muy bruto para que no quede bien. Si a esos colorines de la puesta de sol le añadimos unas barcas levemente colocadas en el mar, un puentecito de madera y el puente de Rande al fondo, obtenemos una imagen lista para presentar en los mil concursos domingueros que tanto proliferan desde que internet se popularizó, e incluso hasta llevarte un premio cosa que no me ha sucedido en parte por lo vago que soy y en parte por lo poco que confío en la especie humana cuando de concursos se trata. Volviendo a la foto, que quede así de bonita no quita que al cuarto o quinto atardecer esté hasta las narices de siempre ver lo mismo, pero bueno, ese ya es otro problema diferente.

Pero feo, feo. Dícese del que cuesta mirar y una vez visto se hace por no verlo mas. Algo así:

Qué feliz y contento debe haberse quedado el autor al librarse de él, para emplumárselo ni mas ni menos que al Concello de Vigo. Y es que si lo tenía en el recibidor de su casa, no es raro que los amigos inventaran mil excusas para no ir de visita.

Visto en Mondariz. Si, ya sé, estoy soso y comento poco. Es lo que tiene trabajar, hacer dos cursos a la vez, intentar viajar y alguna cosa más. Eso si, cuando acabe por fin los dos cursos me voy a quedar de un a gusto…

Cuando hablamos de playa todos lo solemos asociar al verano. Sin embargo, a mi lo primero que me viene a la cabeza son las playas de Portugal, el otoño-invierno o el principio de la primavera, mis dos perros corriendo por la arena, los montones de algas traídos por la marea y algún árbol que aparece tras la tormenta. Esos primeros rayos de sol tras el invierno o el dorado de la luz del atardecer…

No para mi, sino para hacer un edificio en Tomiño. Probablemente el constructor, tras ver por cuarta vez la peli «Titanic», pensó ¿y porqué no aprovecho yo la tirilla esa de terreno que me quedó al lado de la carretera para hacer algo asín como en la peli? Dicho y hecho, proa hacia Portugal y amarrado al poste de la luz,  fondea el «Edificio Titaniquiño» en las procelosas aguas de Tomiño. Dicen que las noches de los sábados se oyen voces en su azotea cantar «Ron, ron, ron, la botella de ron», pero no son piratas, es el botellón que llega a todos lados…

Cuando uno sale con la cámara de paseo hay dos posibilidades, buscar fotos «distintas» o ir sacando paisajes bonitos, lo que llamamos postalitas. En foros de internet se ha llegado a discutir hasta si definir como «postal» una foto era algo despreciativo, así que ya véis cómo anda el percal. A mi particularmente me gusta hacer fotos distintas, ver las cosas como no las ve la gente habitualmente. Por desgracia es labor harto complicada y pocas veces lo consigo. En cambio si te pones a buscar postalitas, con el azul del cielo, del mar o los verdes de la vegetación eso está chupado.

Cuando te sale una sola como las que te gusta hacer, hinchas el pecho y la satisfacción te dura una semana. Las postalitas salen como churros y a los diez minutos caen en el olvido. ¿Quien dijo que sacar fotos era sólo apretar un botón…?

El típico paisaje de orilla de mar con barca, pero buscando un punto de vista bajo y un efecto de alargamiento hacia las esquinas que proporciona el uso de un gran angular (Tokina 12-24 f4), un objetivo que no para de darme satisfacciones tanto por el colorido que saca (los cielos quedan de escándalo) como por el grandísimo ángulo que abarca (casi 180º ) que permite encuadrar casi cualquier paisaje por grande que sea .

Y qué bien, con este van 150 días poniendo fotos, ni yo mismo me lo creo. Sigo sin saber la utilidad de este blog, sigo sin saber hacia donde voy, pero sigo a foto por día…

Adivina porqué…

No problem. En Aldán han descubierto que el sistema vertical permite aparcar mas chalanas que el horizontal. Lo malo es que siempre ha de aparecer a sacarla primero el de la chalana de abajo.

Eso, eso, «A ver» cómo sacamos la de abajo…

Este es el tremendo salón que se puede ver cuando uno visita el interior del Castillo de Soutomaior. La foto fue sacada a pulso, sin trípode y sin flash gracias a un objetivo Canon 17-85 IS con estabilizador, una tecnología de lo mas curiosa que corrige el tembleque de las manos y evita fotos movidas (en Nikon se llama VR). De no ser por el IS, con la poquita luz que había, la foto se habría ido directamente a la papelera de reciclaje.