Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Este es el hotel donde nos alojaríamos en Madeira, el Four Views Baia. Anteriormente era el Sao Joao, lo reformaron y abría este año con unas magníficas ofertas supongo que para darse a conocer y atraer gente.

La piscina, de lo mas apetecible y con unas magníficas vistas a Funchal y su bahía. El hotel está muy bien ubicado, bajando esa calle ancha que se ve al fondo llegabas al centro de la ciudad y al paseo marítimo, unos cinco minutos andando. Otros hoteles están en la zona del Lido, mas alejada y aislada, lo que te hace depender totalmente de un medio de transporte para llegar al centro.

La habitación bien, decoración moderna, cama amplia y cómoda, un pedazo televisor Samsung LCD de 32″ nuevecito pegado a la pared de enfrente. Aunque no lo usé mucho, siempre indica mejor nivel que los típicos hoteles con una tele de 14″ de padre desconocido atada con correas a un soporte atornillado malamente a la pared y al que el huesped anterior le ha robado las pilas del mando a distancia.

Tan moderno, tan moderno que me encontré algo para mi nunca visto en otro hotel: un teléfono IP de Cisco. La releche de modernidad.

En cuestión de imagen, muy bien, sin ningún pero. Esto era la parte buena del hotel, en breve seguimos con la parte mala.

Ultimamente soy víctima del spam telefónico de Movistar en el móvil de la empresa. Cada día no menos de dos llamadas para intentar convencerme de que me cambie a la compañía telefónica mas cara y torticera de España, esa cuya mamá (Telefónica) te cobra hasta por la identificación de llamada en los teléfonos fijos y cuyas facturas son un ataque al bolsillo, a la lógica y a la buena fe. Por no mencionar que esta empresa es la reina de las deslocalizaciones, y sino que se lo digan a los de Atento en Coruña.

Las dos primeras llamadas dije con educación que no iba a cambiarme. Las dos siguientes me hicieron menos gracia y fui mas seco. Las dos siguientes ya les especifiqué claramente que no me interesaba nada de lo que me ofrecieran, que prefiero un tamtam a usar Movistar y por mucho que llamaran nunca me cambiaría. Las siguientes he optado por no perder mas el tiempo, decirles «un momento por favor, no cuelgue» y dejo el móvil a un lado hasta que se aburran. Es lo malo de enfrentarte a un call-center de operadores kamikazes del otro lado del charco y emparentados con el conejito de duracell, por mucho que les digas que no, insisten, e insisten, e insisten. Ellos llaman, llaman, llaman, a ver si alguna vez accedes por puro agotamiento.

Pues nada, señores de Movistar, no sólo no me cambio sino que aquí me tienen recomendando a todo el mundo que nunca se cambien a Movistar, si es posible se salgan lo antes posible y además convenzan a familiares y amigos para que hagan lo mismo. Antes aún me hacía gracia ver cómo habían rebautizado jocosamente esa empresa en internet, ahora entiendo de sobra porqué lo hicieron.

Hacía tiempo que no me quedaba pasmado delante de un escaparate, hoy me pasó. Iba caminando tranquilamente por la calle, echando una ojeada a los comercios cuando de pronto se me apareció esto… el caballófono. Quedé como tocado por el rayo: sin habla y poco menos que sin respiración, los ojos como platos, el móvil temblando en la mano para sacar la foto correspondiente. Qué finura, qué obra de arte, qué delicadeza en la señorial mirada del caballo con el auricular en forma de pezuña doble sobre su cabeza, magnífica la tecnología marcadora mediante un disco dorado, ¿quién no se ha imaginado alguna vez feliz poseedor de una pieza similar para engrandecer la decoración del salón? ¿Quién no se ha imaginado las caras de envidia de todos aquellos que nos visiten?

Aunque no es una foto propiamente dicha, me moría si no se lo enseñaba a alguien…

0€ =6.489 Ptas. Coño, cómo han cambiado las matemáticas…

Hace un par de años volví a Tenerife, lo primero que me encontré al entrar en mi habitación del hotel fue el último grito en telefonía:

¡Coño! ¡El teléfono de mi abuela! El retataratatarabuelo del iPhone. Vale que ahora todo el mundo tiene su móvil y un teléfono en el hotel es poco menos que un adorno, pero renovarlos una vez cada treinta años tampoco es tanto pedir. A lo mejor hasta soporta Skype o voz sobre IP, tendría que consultarlo…