Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

El mismo día que visité el castillo de Vilasobroso aproveché los últimos minutos de sol para acercarme a La Freixa, una playa fluvial a la que se llega saliendo de Ponteareas hacia Vigo por la carretera nacional. En La Freixa hay también una pequeña presa desde donde una pareja contemplaba el río.

Los dos no quitaban ojo de la corriente y cuando me acerqué pude comprobar porqué. ¡¡¡Salmones!!! Sólo había visto tal cosa en los documentales de naturaleza pero allí estaban, un montón de peces intentando saltar la presa a base de brincos. Cada treinta segundos veías uno así que apoyé la cámara en la barandilla, me preparé y vengan fotos para dejar constancia del acontecimiento.

Aquí os pongo un recorte ampliado de la foto anterior, se ve claramente que es un salmón de verdad, sin trampa ni cartón. Y yo encantado, pasando un frío pelón y mas feliz que un cuco viendo los pececitos. Ventajas de ser mas simple que el mecanismo de un sonajero.

Que te guste el fútbol, pase. Que pongas estas cosas a la entrada de tu casa, no pasa.

Valor se le supone, y mucho, a la mujer que el pasado veinticinco de diciembre a la una y media de la tarde estaba pegándose un chapuzón en Playa América. Yo, de natural friolero, que hasta el cuarenta de julio no me quito el sayo, tenía frío sólo con verla y ella tan feliz, primero bañándose y luego corriendo por la orilla.

La calidad de la foto no es que sea una maravilla, pero habiendo sido hecha con un teléfono móvil, me puedo dar con un canto en los dientes viendo el resultado. Lo sé, debería llevar conmigo siempre una cámara, lo haría de no ser tan perezoso. Friolero y perezoso, tengo que revisar mi árbol genealógico a ver si aparece algún koala por medio.

Baños de Molgas es un pequeño pueblo que, francamente, queda a desmano de todo. Recuerdo haber llegado un día que tras pasar por Allariz decidí perderme por cualquier carretera a ver qué aparecía, deporte que practico bastante y que de momento buenos resultados me ha dado. El pueblo es pequeño, de aspecto antiguo, cruzado por un río con casas cuya parte trasera da directamente al agua (ya mostraré alguna foto), un balneario de aspecto poco moderno si lo comparamos con los nuevos balnearios que han aparecido en Galicia como churros y un par de paseos fluviales, uno de ellos con piscina y una arboleda de la que había caído todo esto. Es curioso, poco tiene que destacar y sin embargo tiene una tranquilidad y una paz que para mi lo hace muy agradable. De aquí es el conocido Moncho Borrajo, que está reformando la antigua estación del tren para convertirla en fundación, museo y local cultural.

Muy cerquita está el castillo de Maceda, ya puestos no es mala idea visitarlo el mismo día y se aprovecha el viaje.

Así estaba el Alto del Rodicio hace una semana, ya he mostrado varias fotos sobre el temporal y sabéis de sobra que hubo de todo: nieve, viento, frío, etc.

En cambio, aquí estábamos el sábado pasado, en mi chiringuito playero favorito donde se come por cuatro duros en plan ensaladas, sandwiches y bocatas. Exactamente siete días después, hasta se puede ver gente en manga corta disfrutando del solete.

El tiempo está raro, no hace falta que me lo digan, pero que dure el buen tiempo que el fin de semana de fotos playeras no tuvo precio. Por cierto, habréis podido apreciar cómo en los días anteriores el conocido lema «una foto al día» me lo he saltado y fueron habituales días de dos fotos, todo porque se me está acumulando mucho material y hay que darle salida…

Míralos que majos, en el edificio de Correos de Lugo además del relojito ponen de mascota al señor muñequito cartero. En ciudades como las gallegas, que tienen su tiempo, ni os podéis imaginar la cantidad de cosas que se pueden observar en los edificios: mosaicos, inscripciones, escudos, etc. Insisto, mejor ir por la vida mirando hacia arriba y hacia adelante que hacia abajo y hacia atrás (frase filosófica de todo a cien).

Por cierto, gracias a los guarros esos que no limpian las cacas de su perro. Todos los que vamos por la ciudad mirando hacia arriba se lo agradecemos eternamente.

De un reciente fin de semana con aviso de temporal salió esta foto del puerto de Malpica. Con ese cielo, imaginaros qué temporal podía haber. Es mas, hasta hacía calorcillo al sol, cosa de agradecer a primeros de febrero. Malpica es el típico pueblo de las Rías Altas: pequeñito, calles estrechas, sin grandes edificios, con playa, puerto, muchos pesqueros y un montón de sitios donde comer bien, sobre todo pescado y marisco. Para mi tienen un encanto especial, tanto por el pueblo, como por los alrededores que en esta zona suelen ser espectaculares.

Y como curiosidad, dice el señor WordPress que esta es la entrada número 500, casi nada…

Tras muchos días, semanas e incluso meses en que lo habitual era una sucesión de cuatro elementos: viento, lluvia, tormenta y nieve, solos o en grupo, esta semana nos ha sorprendido con un tiempo mas o menos primaveral y un fin de semana espléndido en lo meteorológico. El cielo azul, el calor del sol, esa luz, creo que prácticamente todo el mundo debió salir a la calle a pasear. Yo pasé por cierta playa del norte de Portugal que me encanta, desde la que se ve la desembocadura del Miño, el monte Santa Tecla y la Insua, esa pequeña islita portuguesa con fortaleza incorporada. Podéis ver a los mas valientes en la arena, tomando el sol o pescando, retratados por un servidor desde el pequeño paseo marítimo.

Mañana es domingo, mañana hay pronóstico de sol, mañana sería pecado no aprovecharlo para hacer una escapada todo el día. ¿Donde? Ya me lo dirá mi almohada.

Imaginaros que vais circulando tranquilamente por Corme (Coruña) y de pronto, ante un paso de cebra, aparece esta señal. Un par de cosas cosas nos transmite: primero, hay que ver el ingenio y oficio que pone la gente cuando de hacer el gamberro se trata. Segundo, quien de la señal los ojos no despegue corre peligro de llevarse por delante algún peatón. Francamente, me gusta Corme. Por lo menos tienen sentido del humor.

Si, nevó este fin de semana pasado, pero salvo en Pedrafita y el Cebrero no vi caer copos en ningún otro lado. La nieve apareció en Esgos, unos kilómetros mas allá de Orense, y era sólo unos puntos blancos sobre el verde de los campos. En cambio, en pleno mes de mayo de 2006 así estábamos en Fontefría (a escasos setecientos metros de altitud)…

Esta vez no hubo forma siquiera de llegar al Alto del Couso, y por supuesto ni acercarse al Alto del Rodicio. Unos kilómetros mas allá de Esgos estábamos así:

Toda la carretera para mi, un gustazo. A ver si la nieve se anima y repite este invierno otra vez.