Obras de hel-arte (cogí carrerilla…)

Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 12-11-2009

Visto hace unos días en una exposición en el centro de Vigo. Entre las letras al revés y el contenido del mensaje, se me escondió la neurona y todavía no quiere salir porque le da miedo la claridad. Nada me dejaba tan impactado desde el «receptor protoplásmico» del que hablaban en los episodios de Maguila Gorila o del «aparatómetro», un aparato cuya función es «medir cosas indeterminadas en general» que se sacó de la manga un profesor de filosofía en bachillerato.


Cartel de la exposición

Obras de hel-arte (otra más)

Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 06-11-2009

Hay veces que uno ya no sabe qué pensar. Caminando por un muelle a la salida de Caminha encontramos esta carretilla dada la vuelta con la inscripción «Obra de arte. Instalaçao». ¿Será cierto? ¿Será de broma? Quien sabe, y mas ahora que hacen una «obra de arte» con cualquier cosa (véanse episodios anteriores de esta misma saga).


Carretilla de arte


Carretilla de arte

Obras de hel-arte (y 3)

Escrito por: Jc | Categoría: Humor, Ocio | Publicado el: 17-10-2009

Seis mil euritos de nada vale éste, está visto que me pilla mayor para entender ciertas cosas. Os recomendaría que hiciérais este test para saber hasta qué nivel sois «hartistas».


El que lo entienda que me lo explique

Obras de hel-arte (2)

Escrito por: Jc | Categoría: Humor, Ocio | Publicado el: 04-10-2009

Retomamos el tema de anteayer y os prometo que ésto no sólo estaba en una exposición sino que además pedían 1.500 euros por el cuadro, que por no tener, ni marco tenía. Si te funciona el sistema, con un pardillo que encuentres cada mes vives de maravilla. Y si te aparecen dos el mismo mes, fiesta jolgorrio para celebrarlo.


Blanco sobre blanco

Obras de hel-arte

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 02-10-2009

Siempre he reconocido que soy de natural curioso y no tengo inconveniente en ir a ver nada, que de todo se aprende. Cerca de mi trabajo queda el Marco, el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, y de cuando en cuando vuelvo a entrar como demostración que el hombre es el único animal que tropieza doscientas veces en la misma piedra. El proceso mental habitual es así:

Fase 1: Oh cielos, una exposición nueva, voy a ver si descubro algo impactante y revolucionario.
Fase 2: Vaya, está todo lleno de trapalladas, ¿dónde tendrán la exposición?
Fase 3: Anda… si las trapalladas son la exposición.
Fase 4: risa floja…
Fase 5: ¿Seguro que no hay una cámara oculta por aquí?

Como soy un inculto no he sabido apreciar neones con una palabra escrita que un altavoz repite machaconamente, pelotas cortadas y abandonadas en una esquina, alambres embarullados colgando del techo, restos de frigoríficos y otras manifestaciones artísticas contemporáneas. En mi última visita quedé francamente anonadado ante la exposición de cincuenta y cuatro tetrápodos de cemento para dique junto con los restos de la instalación, que no fueron recogidos por orden expresa ya que forman parte del montaje. No hay palabras para definir lo que se siente en momentos como éste. Bueno, si, eran «venga una foto con el móvil que ésto lo tengo que contar en el blog».


Tetrápodos de cemento

Lo mejor es que desde hace un par de años es gratuito, aunque salgas con la misma sensación de tomadura de pelo tienes en el bolsillo los tres euros que costaba antes la entrada así que puedes irte al bar mas cercano a beber para olvidar.

Si, no, no sé

Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 21-12-2010

Bastantes veces he mostrado aquí las curiosidades del arte contemporáneo, el problema es que habiendo participado en la contemplación de semejantes obras, la realidad se deforma de tal manera que caminando tranquilamente por la calle veo estos adoquines colocados de manera no sé si voluntaria, circunstancial o aleatoria y surge la duda sobre si estaremos ante una de las mil obras que siembran Vigo, ante la realización de una performance, una manifestación artística espontánea o una acumulación de soluciones constructivas paralelepipédicas. ¿Acaso ese bloque aislado a la derecha tiene un mensaje oculto que sólo ciertos iniciados en el arte de la adoquinería saben comprender? Tocarlo, no tocarlo, ¿y si moviendo uno de los bloques descompenso la energía telúrica que emana de la composición? ¿Y si al tocarlo aparece el artista y me echa un rapapolvos por modificar lo que habría querido expresar con su obra? Mira… vamos a seguir andando y nos evitamos problemas…


Adoquines en la calle

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