Crónica de un fracaso

Escrito por: Jc | Categoría: Varios | Publicado el: 05-05-2009

Señores, hemos fracasado en el segundo intento de lanzar una botella al mar. Y lo digo con la cabeza bien alta, con el orgullo del quien es sabedor que la derrota es la medalla que distingue al vencido del cobarde. No mandé yo mi botella a luchar contra los elementos y los elementos me vencieron como a un Real Madrid cualquiera pero sin los millones de esos que palman 2-6 y se quedan tan anchos.
Para empezar pintaba mal el asunto. Llegado a la playa de Portugal desde donde iba a producirse el magno acontecimiento, lo primero que observo es un imitador de mi mismo. Observador como soy, pude ver que el tirabotellas había de lanzarse nuevamente al agua para alejar la botella y la susodicha trazaba un rumbo peligrosamente paralelo a la costa, muy distante tal actitud de la gallardía y valor con que mi primera botella decidió irse a ver mundo alejándose rauda y veloz de la orilla.
A mi me empezó a dar mala espina la cosa. En ausencia de un «Splash Test Dummy» como la vez anterior, tiré un palo al agua para comprobar su evolución. Aunque no me acabó de convencer, no era momento para cobardías y tiré la botella al agua alejándola unos ocho o diez metros de la orilla, en ese punto donde la fuerza del Miño por la derecha y la ayuda de la bajamar deberían ser suficientes para llevársela hasta el Atlántico. Aquí la tenéis, en el centro, justo recién iniciado su viaje.


Segundo lanzamiento I

Dios y ayuda le costó empezar a moverse, como si estuviera atrapada en una zona de remolinos. Finalmente se fue yendo hacia el centro del río.


Segundo lanzamiento II

Centradita y con velocidad se alejaba de nosotros, en estos momentos dábamos por supuesto el éxito de la misión a pesar de las reticencias iniciales. Casi invisible en la distancia, si pincháis en la foto podréis distinguirla abajo a la derecha.


Segundo lanzamiento III

En lugar de abandonar el lugar y dirigirnos a nuestro próximo destino optamos por prolongar la estancia y el seguimiento en una decisión que posteriormente se reveló como un acierto pleno, porque de pronto apareció el componente que nadie esperaba: un viento norte que se trajo la botella a la orilla a tal velocidad que en nada prácticamente la teníamos así, pegadita a la costa, a merced de las olas y preparándonos para lo peor.


Segundo lanzamiento IV

Y lo que tenía que pasar, pasó. Pudimos contra la corriente pero no contra el viento norte. El mar depositó la botella suavemente sobre la orilla para concedernos una segunda oportunidad, algo que obviamos dado que el resultado hubiera sido el mismo.


Segundo lanzamiento V

La recogimos y en casa está nuevamente a la espera de otra bajamar que seguramente no pueda ser hasta dentro de un par de fines de semana. De momento un éxito y un fracaso, en breve el desempate.

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