Indianos

Escrito por: Jc | Categoría: Coruña | Publicado el: 28-06-2010

Por tal nombre se conoce a aquellos que emigraban a América, volvían con dinero y generalmente revertían parte de lo obtenido en beneficio de los lugares donde nacieron. Tal es el caso de Fernando Blanco de Lema, que emigró a Cuba y aunque no llegó a volver, en su testamento dejó una fortuna de la época para la construcción de dos colegios, lo que se hizo a través de una fundación que lleva su nombre. Aquí se puede ver su biografía e historia en la página de la fundación.

A día de hoy uno de esos colegios es el Instituto de Educación Secundaria de Cee, en la imagen, con una estatua en memoria de Fernando Blanco sobre un pedestal y la jodía sombra del semáforo que no hubo forma de evitar.


Estatua de Fernando Blanco

He tenido la suerte de conocer a una persona que trabajó aquí hace unos años y la historia del centro es de lo mas interesante. Durante una charla informal me contaron que hasta la guerra civil era un colegio mixto, se le daban clases a niños y niñas y era como una escuela laboral, todos salían sabiendo un oficio. Es más, se decía que en aquellos tiempo todas las chicas del pueblo sabían escribir a máquina o tocar el piano, según sus habilidades.

Me hablaron de aulas grandes, frías, sin calefacción, ventanales altos con cristales rotos que no reponían por lo exiguo del presupuesto. Un laboratorio de física con una reproducción a escala de de la máquina de vapor de Watts que funcionaba y otras máquinas antiguas, obsoletas, pero casi piezas de museo. Un laboratorio de ciencias con una gran colección de fósiles, otra de minerales y piedras, otra de conchas, animales disecados. Un piano en la sala de profesores, un contrabajo, violines con uno etiquetado como «Stradivarius» que aseguraban era verdadero (aunque a mi también me cuesta creerlo). Cuadros de Federico de Madrazo, entre ellos alguno que fue restaurado para llevarlo a El Prado y formar parte de la exposición conmemorativa del bicentenario del pintor. Una capilla en marmol blanco donde reposan las cenizas del propio Fernando Blanco, una colección de casullas y otros instrumentos eclesiales, etc. Un jardín precioso, lleno de especies exóticas, pero muy mal conservado. Aulas hasta en el desván abuhardillado y la torre donde descansa la maquinaria del reloj permanecía cerrada.


Estatua de Fernando Blanco

Ya véis qué historia. También me dijeron que varias veces se habló de convertirlo en un museo, pero como suele pasar, nada de nada. Una pena.

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