Si tuviera que buscar una caracterÃstica que me defina, probablemente esa serÃa la curiosidad. No curiosidad marujona como la de los infraseres que ven «Gran Hermano», ese concepto de televisión que desprecio y que no me hará perder un solo minuto de mi vida, o la de los habitantes del ultramundo capaces de soportar «tertulias» donde seis loros vocean a la vez despellejando a quien sabe qué famosillo de medio pelo. Curiosidad por ver, por experimentar, por aprender. Cada dos por tres estoy metido en un curso de algo, que muchas veces no tiene nada que ver con mi profesión pero siempre me aporta algo nuevo. Procuro ir con los ojos bien abiertos por la calle, veo cosas, me hago preguntas, busco respuestas. Actualmente ya está uno de vuelta de casi todo asà que resulta complicado llevarse sorpresas en la vida cotidiana, pero a los veintipocos años cada dÃa era una novedad. Ibas aquÃ, ibas allá, hacÃas una cosa, hacÃas otra, contactabas con muchas cosas, y para contactar con ciertos lujos sin ganarnos una hernia de bolsillo nos juntamos media docena de amigos, ponÃamos mil pesetas cada mes en un bote y dos veces al año lo vaciábamos para irnos a un restaurante de esos que los precios meten miedo. Siempre pensé que eran comidas «a escape libre», nos dejábamos una pasta en cada visita (estoy hablando de hace unos quince años) pero como ya estaba recaudada y en espera de ser utilizada, nadie tenÃa el mas mÃnimo remilgo en pedir lo que apetecÃa desentendiéndose de importes y remordimientos en el mas puro estilo «carpe diem«. Asà fuimos conociendo unos cuantos locales de renombre. La última comida fue una degustación casera, todo el remanente se fue en comprar, probar y disfrutar productos que no componen la dieta habitual del españolito medio: anchoas de Santoña, espárragos gigantes de Navarra, queso en aceite, aceitunas gordales, ventresca de bonito, pan negro alemán, pan de no recuerdo qué con pasas, quesos variados, salmón ahumado, caña de lomo embuchado, jamón de bellota, helados Haagen Dasz, pastelerÃa fina, y para beber las botellas hablan por si solas: Viña Tondonia, Viña Ardanza y Marqués de Riscal de cosechas catalogadas como excelentes, Moet Chandon y Veuve Cliquot para los postres, Cardhu y Havana Club 7 años de sobremesa…
Todo tuvo su momento. Vimos, probamos, aprendimos, no nos ha quedado dentro esa duda sobre cómo será lo del buen comer y evolucionamos un paso adelante dejando atrás esa etapa de la vida. Lo curioso es que a dÃa de hoy me ponen el contenido de la foto a un lado y medio melón maduro en su punto al otro, y me quedo con el melón…