Escrito por: Jc | Categoría: Varios | Publicado el: 01-11-2010
Por la parte trasera de Cabo Busto (Asturias) hay un paseo precioso que recorre varios acantilados por la parte superior, allà las vistas son magnÃficas desde varios miradores. En uno de ellos estaba este tablón con tres agujeros que parecÃan dos ojos y una boca (uno, que tiene imaginación). Ideas mÃas, se me ocurre que podÃa ver a través de los dos agujeros que forman los ojos para saber qué estaba mirando el poste en ese momento (ocurrente que es uno, insisto).
Acerco la cara al poste y ¡coño! ¿Qué es esto? ¡El ojo tiene un «okupa» entretenido en ver qué miraba el poste en ese momento! (Nota del traductor: a lo mejor se dice «mirar qué veÃa el poste», pero es que los de Vigo con esto del mirar y ver tenemos muchas dificultades).
Ampliamos un poquito más y no puedo precisar de qué bicho se trata, me imagino que un lagarto, lo que sà podemos asegurar es que es de todo menos guapo.
Pues menos mal que no acerqué la cara, que si llega a salir el bicho este y pegarme un mordisco, a ver cómo se lo explicaba a la gente… bueno, es que querÃa saber lo que veÃa un poste de madera a través de dos agujeros que tiene por ojos y de uno salió un lagarto que me mordió en un ojo a mi…
Escrito por: Jc | Categoría: Orense | Publicado el: 22-07-2010
Me encanta perderme. De veras, me encanta esa sensación de no tener ni idea de dónde estás, qué verás ni dónde aparecerás o cuándo. Camino del «Aquis submarinis» me debà desviar en alguno de esos miles de cruces iguales del rural gallego para aparecer en un pueblito llamado «Santa Baia», total y absolutamente desconocido para mi, donde con sorpresa encontramos ésto que véis: la piedra del lagarto. Pedazo piedra y pedazo lagarto delante de un estanque.
Caminando por Vigo puedes ver cosas parecidas, pero no iguales. También es un lagarto aunque menos artÃstico.
Escrito por: Jc | Categoría: Al sur | Publicado el: 16-01-2010
En Madeira me llamó la atención lo escaso del bicherÃo. Pocos insectos (salvo cucarachas), pocos perros, pocos gatos, palomas y unas cuantas gaviotas. Una de ellas me dejó alucinado por su agresividad. Pilló a una paloma por banda en la desembocadura de un torrente y la emprendió a picotazos con ella hasta matarla allà mismo. Una vez muerta, la destripó y se dispuso a darse un festÃn ante nuestros ojos. Si ya le tenÃa poco cariño a las gaviotas, ahora mucho menos. He aquà la imagen del crimen.
Este bicho, aunque feo, era mas agradable y amistoso. Otra cosa no sé, pero lagartos habÃa un montón, la mayorÃa de este tipo con pintas verdes sobre fondo negro. DebÃan estar acostumbrados a la presencia humana porque se dejaban fotografiar con toda naturalidad.
En el JardÃn Panorámico pudimos ver otro hecho curioso. Un par de turistas echaron dos palos de helado al suelo, aparecieron una docena de lagartijas y no veáis cómo chupeteaban los restos de chocolate. Incluso una abrió la boca, mordió uno de los palos, lo levantó en peso y se escapó de las demás con su botÃn. Asà se le indigeste por choriza.
Y mas curiosidades. En el JardÃn Botánico, un pavo real se paseaba tranquilamente entre las mesas de la cafeterÃa esperando a ver si le caÃa algo por su cara bonita. Es fascinante la tranquilidad y majestuosidad con que se mueven estas aves, como haciendo equilibrios en sus patitas.
Y cayó, cayó, le echaron el resto de un helado de chocolate, ni corto ni perezoso empezó a picotear en él y se lo comió delante de nuestras narices. No me extraña que el animalito esté tan redondito, lucido y hermoso.