Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Retomando lo del otro día, pero qué bonito ese rayito de sol que aparece para iluminar parte de la escena mientras el resto permanece en las sombras, sea paisaje, sea iglesia, sea al mediodía, sea al atardecer, sea lo que sea o cómo sea porque este tipo de fotos siempre destacan de la media.

Y no digamos nada con los cielos de tormenta en que un rayito despistado ilumina la torre de piedra amarillenta, más el amarillo de las casas, el rojo de los ladrillos y el chocolate artesano de la tienda de al lado, que vosotros no lo veréis pero yo si lo vi, alguna ventaja debía tener pegarse el tute para ir a sacar fotos al quinto pino de arriba.

Uno de los momentos mas agradecidos para fotografiar es ese en que el cielo está totalmente cubierto pero un rayito de sol se cuela entre las nubes. Bien puede ser al atardecer, cuando el sol se pone y empieza a aparecer por el horizonte despejado…

…como esas bicocas visuales, cuando aparece el rayito de sol e ilumina justo sobre un pueblo en medio del paisaje. Unas veces salen fotos espectaculares, como la primera, otras veces uno es incapaz de captar toda la grandiosidad de la luz, como me pasó en la segunda, que de lo vivido a lo que se ve hay un trecho bien grande.

Ya he comentado mas de una vez que cuando voy por ahí soy de lo mas curioso, veo, busco, fotografío, todo por culpa de este blog que me ha hecho muy mala persona. No es que antes no lo fuera, es que ahora lo soy más y si veo que alguien está a punto de caerse, en vez de correr a ayudarle primero le sacaría una foto estampado en el suelo para tener un buen tema sobre el que escribir esa noche y luego le echaría una mano. Quien me iba a decir que iría al infierno por culpa de la afición a la fotografía. Bueno, sin digresiones, llego al faro de Punta Roncadoira, dios tenga piedad del que puso los carteles para llegar porque menuda vuelta nos hizo dar por el monte, y una vez allí observo un aparato enchufado al cable del pararrayos del faro. Ese cable ni tocarlo, no va a a haber un fotobloguero en las cercanías, me saque una foto y además de llevar el calambrazo, me pongan verde en internet esa noche. Véase el artefacto:

Me acerco más, leo y ni más ni menos que ¡es un contador de rayos! ¡Y el contador está a mil! ¿Habrán caído ya mil rayos sobre el faro?

Yo por mi vendría un día de tormenta a comprobarlo, pero casi prefiero ni pensarlo porque la parienta creo que es capaz de leerme el pensamiento a juzgar por cómo se anticipa a mis maldades últimamente, y sólo que vea la idea pasarse por mi cabeza es capaz de darme gorrazos hasta el día del juicio final. No sé porqué, ya que mi valor es aproximadamente cero camellos en el mercado actual y con lo que le iba a pagar mi seguro de vida le da para comprar muchos, pero muchos pares de zapatos.

Este fin de semana pasado se disputaba el partido de segunda división Salamanca-Rayo Vallecano. A mi me pilló en la ciudad y los dos días del fin de semana pude ver cómo unos y otros paseaban con las camisetas de sus equipos, cantando y haciendo fiestas sin el mas mínimo problema entre ellos, como debería ser y no siempre es, la mayor parte de las veces por rivalidades entre ciudades fomentadas por el descerebrado de turno, mas interesado en montar follón que en permitir que la gente haga turismo, amigos, conozcan ciudades y se lo pasen bien un domingo. Cuando iba a sacar la foto de la calle con la catedral al fondo bajaba todo este tropel de aficionados del Rayo, se pusieron así como veis y en plan de coña me dijeron «sácala ahora, sácala ahora». Dicho y hecho, dos fotos saqué y aquí tenéis una. En principio no se creían que les hubiera retratado. Criaturitas… si llegan a saber quien tenían enfrente y a qué dedico mis ratos libres…

Por cierto, si alguno de los presentes en la foto se reconoce y la quiere en tamaño grande, no tiene mas que pedirla por correo electrónico.