Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Ya que en esta entrada me pedíais ver los alrededores de la ermita y hoy me pilláis de buenas, vamos a complacer al distinguido público del blog pero no os vayáis malacostumbrando, que una flor no hace primavera. Además me veo obligado a descubrir que de esa zona, la ermita… era lo menos interesante. Para llegar a ella se recorren varios kilómetros al lado del río donde abundan paisajes como el que se puede ver aquí.

Una vez dejas el coche y empiezas a subir no mentí ni un ápice, fijaros la subidita con la que me tocó lidiar.

Llegados a cierta altura, toda la ladera de enfrente estaba cubierta de árboles pelados repletos de tonos invernales donde predominaba el violeta.

Y a media subida un mirador permitía ver las montañas de Valdezcaray, creo, con las últimas nieves del invierno. Se disfrutó el paisaje bien disfrutado, se sacaron muchas fotos, pero lo de la columna en la ermita fue lo que primero trajo una historia a mi cabeza.

No sé qué pasa, que cada vez podemos hacer menos cosas «por nuestro propio bien». La última que he visto ha sido en varios puertos, la foto es del de Burela, donde ya no se puede subir al muro del espigón. Con las vistas tan impresionantes que suele haber a poco que sople el viento o haya oleaje (ya no digo cuando las olas pasan por encima del muro), pues nada, se acabó lo que se daba. Prohibido subir no se nos vaya a caer uno entre un millón. A este paso casi va a ser mejor que nos digan lo que aún se puede hacer y acabamos antes.