Canteras del Caurel
Escrito por: Jc | Categoría: Lugo | Publicado el: 03-11-2008
Hace unos dÃas me acerqué de nuevo al Caurel. En vez de escoger la ruta tÃpica de Quiroga-Folgoso-Seoane, y recordando las interminables obras de la última visita, optamos por innovar y explorar la ruta Quiroga-Fisteus-Seara. He de reconocer que nos salió redondo porque se ve mucha mas naturaleza que por el otro camino. Arboledas, montes, barrancos, recordaba haber oÃdo algo de las canteras que hay en el Caurel y la polémica al estar instaladas en pleno parque natural, pero hasta esta visita no me habÃa fijado en ninguna. Se notan. Vaya si se notan. Juzgarlo vosotros mismos.
El paseo no acabó ahÃ. Debimos equivocarnos en un cruce (llevar GPS es de cobardes) y aparecimos en Oencia, entre sus tremendos bosques de castaños en plena época de recolección. Una sensación de lo mas curioso salir del coche, sentarse y ver como caen castañas, caen castañas, caen castañas…
Y después nos quejábamos de los desmontes que hicieron los romanos en busca de oro.
Anda que si los romanos tuvieran la maquinaria que hay ahora, no nos hubieran dejado finas las montañas ni ná.
¡Que atrevimiento, meterse por esos mundos sin GPS!
Hace unos años decidà visitar la zona del Xurés por primera vez y nos perdimos por aquellos caminos y montes y acabamos en algún pueblecito del Geres portugues.
El problema estuvo en que no me funcionaba el marcador de la gasolina y con el depósito medio vacio. Por suerte, encontramos una gasolinera perdida en un pequeño pueblo y nos apresuramos a llenarlo.
Llevamos un buen susto por el miedo a quedarnos sin gasofa y sin móvil, pero al final valió la pena, porque llegamos a ver unos paisajes preciosos.
Y la emoción pasada por la incertidumbre de quedaros tirados, eso no cuenta?. Guau!, De vértigo!. En ese paÃs inhóspito dónde quedarse sin móvil y tener que recorrer muchos kilómetros con un bidón bajo el brazo en busca de un surtidor.Caminando, el sol se oculta , la noche se viene encima; os envuelve y sentÃs el fresco posarse en vuestros hombros. Roza vuestras nucas y el aleteo de las papillones nocturnas interrumpen vuestra marcha tantas veces como vuestros brazos que al intentar apartarlas impiden la cadencia acompasada para llegar cuanto antes a algún lugar civilizado. La gasolinera perdida en ese lugar fue una suerte. Pero en realidad no cuentas que la luna no habÃa alcanzado el horizonte, era menguante y no estaba tan perdida pues tú la encontraste…Paisajes preciosos en un paÃs inhóspito; tuviste suerte de no encontrarte con los Brigadiers do Trânsito, hoy no estarÃas aquà para contarlo como un simple mortal….te hubieran VAMPIRIZADO y hoy serÃas una persona pálida con el hueco en los bolsillos por el horror, cuanto horror, cuanto agujero horroroso.
Por suerte era por la mañana, asà que el temor era menor.
De todos modos lo único que recuerdo con precisión es a mi mujer, gritando desesperada, viendo las curvas y despeñaderos por los que pasábamos y sin avistamiento de vida humana.
Creo que hasta se alegrarÃa de encontrarnos con la guardia republicana, aunque fuese para vaciarnos los bolsillos.
Fernando, esas sensaciones son las que merecen la pena, el subidón de adrenalina no hay quien te lo quite. Hace nada nos pasó algo similar, nos vamos a dar una vuelta por una zona de montaña cerca de Valdezcaray, carretera de montaña, el depósito casi seco y ni un pueblo cerca. O el otro clásico, ir a algún sitio en altura sin cadenas, de pronto empieza a nevar y toca conducir en condiciones lamentables. Cada vez que tienes que tocar el freno se te ponen los pelos de punta…
una pena que destrocen la zona