Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

¡¡¡Qué dolor de ojos!!! Y lo peor no es ver estas barbaridades, es verlas a diario…

Bueno, mas bien ayer, por dos cosas. Una es que reaparecieron mis diapositivas perdidas en el fragor de tanta mudanza, mil ochocientas imágenes con historias de mi vida entre 1999 y 2004 como viajes a estaciones de esquí, varias visitas al norte de España, un paso por Amsterdam o la construcción de mi casa desde los cimientos casi hasta la última piedra, de las cuales habrá un 20% aprovechable para el blog así que si me pongo ya tengo material asegurado para otro año. La otra buena noticia es que paseando por Vigo, en plena calle Rosalía de Castro (que viene a ser el centro, centro) alguien decidió alegrarnos la vida decorando una columna con ese clásico entre los clásicos, esa obra maestra de la pintura mundial: ciervos bebiendo en el lago. Habiendo visto éste y el otro clásico ya puedo palmar tranquilo porque mis ojos nunca se volverán a sorprender con tanta belleza.

Es cuestión de imaginación y ver las nuevas posibilidades de los objetos antiguos. Qué bonito cuando te visitan los amigos y aplauden tu inventiva. Es mas, seguro que alguno hasta ha copiado la idea en su casa.

Y es que viendo la forma tan educada que tienen de anunciarlo es imposible no hacer el ceda el paso, ya podía aprender modales algún guardia urbano de esos que te dan ganas de decirle que tome mas All-Bran por las mañanas. Cosa curiosa ver cómo ha ido desapareciendo el usted de la vida pública y por ende el respeto que tal palabra conllevaba.

En cuestiones informáticas, la recursividad es una función que se llama a si misma. Para ilustrar tal cosa podríamos usar esta imagen. Si todos los que pintan son unos «ijos de puta», ¿qué es el que ha pintado ésto?

Respuesta: tonto perdido. Si eres el autor de la pintada, no se lo digas a nadie. Es mejor parecer tonto que demostrarlo en público.

¿Yo? Corrector ortográfico del Word. Cuando cojo el rotulador negro y salgo a la calle me vienen unas irrefrenables ansias de corregir carteles…

Aún a riesgo de que Penélope me ponga verde, tras una primera incursión en el mundo de las pancartas, prosigo mi lucha contra las amebas con spray. Porque vamos, digo yo, ¿donde está la gracia de ver una y otra vez las mismas tonterías escritas en una sábana? Un consejo a los casaderos, si tenéis amigos capaces de hacer pancartas como estas, mucho ojito porque igual son de esos que quieren innovar aplicando una motosierra en el proceso de cortarle la corbata al novio, luego pasa lo que pasa y tenemos al novio cantando «Voy a perder la cabeza por tu amor» en primera persona.

Gracias dios por haber permitido que un alma caritativa tuviera la ocurrencia de unir una cámara a un teléfono móvil, gracias a eso puedo ir juntando material para poner verde a medio mundo.

Esto de las estadísticas es bien curioso. Me asombra ver cómo una y otra vez llega gente desde Google preguntando si existe Godzilla (una gran preocupación a nivel mundial) y se van directos a esta entrada. Insisto, Godzilla existe, yo lo vi y tengo pruebas gráficas evidentes:

¿Que necesitan un aprendiz de cámaro? ¿Un aprendiz de crustáceo? ¿De verdad? Si es para que haga prácticas el camarero, no creo que encuentren muchos aspirantes al puesto…

Volvemos a las andadas con una de las tareas mas educativas y reconfortantes dentro de este blog, la exposición y muestra de las obras maestras en la cartelería mundial. Hoy presentamos una pequeña joya en la que se vende un chalet a «extrenar», probablemente sea un chalet «expléndido» como diría José María García. La única pega es su precio ligeramente elevado: 25.000.000 millones, o lo que es lo mismo, 25 billones de pesetas. Eso si, bonito es un rato…