Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Lo sé, soy mala persona, pero de cuando en cuando me vuelve la necesidad de hablar del afamado proyecto «Abrir Vigo al mar». Vamos a explicarlo brevemente. Antes, desde aquí se veía el mar. Ahora… casi, casi.

Antes, desde aquí se veía el mar. Ahora… casi, casi.

Ese edificio es el afamado centro comercial A Laxe, un mamotreto negro y verde que a falta de un sitio mejor donde colocarlo acabó justo donde mejores vistas chafaba. Ni hecho adrede para castigarnos, oiga.

Por si el edificio no tapa suficientemente el mar, de cuando en cuando viene algún transatlántico para acaba de rematar la faena y «rellenar huecos».

Pero no, cualquier transatlántico no, aquí vienen lo mas grandotes, altos y abultados. Ya lo véis, parece que todo se junta para quitarnos las vistas.

Siguiendo el recorrido de los centros comerciales gallegos, visité el Dolce Vita Coruña situado en el polígono de A Grela, en la salida a Carballo. Como los Dolce Vita (el de Funchal también lo tenía), lo que más llama la atención son las cristaleras de colores que no sé qué tal serán a nivel iluminación, pero en cuanto a fotografía resultan de lo mas entretenido.

En cuanto al centro comercial, más o menos como todos. Pasillos, tiendas, escaleras, etc. Nada espectacular, nada especialmente destacable, sólo me llamó la atención encontrarme un monitor de 22″ al que le tenía echado el ojo veinte euros mas barato que en el local de la misma franquicia que hay en Vigo (comprobado el día anterior), así que salí directamente con él debajo del brazo. Yo pensé que estas empresas grandes ponían los mismos precios para las mismas zonas pero se ve que no.

Aprovechando que las lluvias nos han dado una tregua, el fin de semana fue de mucho camino. Quinientos kilómetros el sábado de tour por las cuatro provincias gallegas a la busca de más y más fotos con que seguir alimentando el blog, para finalizar al lado de Coruña y ya de paso hacerle una visita al centro comercial Dolce Vita, por el que aún no había pasado. En él descubrí una nueva aplicación de las cámaras en los móviles: recordar donde has dejado el coche especialmente si los indicadores de zonas son como la fórmula del nitruro de peloponeso o algo peor.

Si, lo reconozco, soy de esos que acaban preguntándole al guardia de seguridad del parking si por un casual han visto mi coche. Alguna vez incluso me he equivocado de planta y pensé que me lo habían robado. Pero no debo ser el único, a juzgar por el cartel que pusieron a la entrada del aparcamiento. Usted está aquí. AQUI. Acuérdese, ceporro.

De lo que hice el domingo ya tendréis noticias mañana o pasado con su foto correspondiente…

Sigo contando historias sobre los centros comerciales portugueses y las diferencias con los españoles. Otra cosa que noto es que en los portugueses todo parece pensado para hacerte sentir el rey de la casa, desde que sales del parking y lo primero que encuentras es una señal de bienvenida junto con cuatro asientos a la derecha (al fondo había otros tantos), la tranquilidad de la música ambiental o la abundancia de sitios para sentarse, algo que aquí no veo y supongo será porque si la gente está sentada no consume así que mejor tenerla de pie.

Y también el interés que ponen al sur de Galicia por la tecnología. Acostumbrado a los típicos paneles informativos estáticos me sorprendió un montón éste que vi en el MarShopping. Es un cartel táctil que lo mismo muestra propaganda que puedes buscar información, ver horarios, comentarios, etc. Un verdadero cartel 2.0, dentro de nada seguro que también puedes conectarte a Twitter para que tus amiguitos sepan que estás en el centro comercial y no les entren los siete males por llevar una hora sin leer ninguna chorrada tuya.

Recientemente ha reinaugurado el Factory Outlet de Mindelo (Vila do Conde, Portugal) renombrado como «The Style Outlets». Ya hablé de él en su día, ahora es lo mismo en el mismo sitio pero con el doble de tiendas o casi, todavía hay muchos locales con el cartel de «abre en breve».

Eso si, ojito porque es tal la afluencia de público que se montan unos tremendos líos de tráfico en las inmediaciones. Hace unos días intenté ir y tal era la cola para aparcar que acabé dando la vuelta. Esta vez fui temprano y sin problema, pero cuando me quise ir había tal atasco en la entrada que nos acabaron desviando por otra salida.

Los centros comerciales portugueses, como los españoles, suelen tener restaurantes y comederos en la planta de arriba. Sin embargo encontré una diferencia que no está nada mal pensada, mientras que aquí cada restaurante tiene sus mesas, sus sillas, su camarero atendiendo fuera y su servicio de limpieza, en Portugal encargas la comida en la barra, la recoges y te sientas donde quieras. Las mesas son comunes a todos los restaurantes y el servicio de limpieza también. Nunca te vas a encontrar con el problema de querer comer en un local y no poder porque está lleno, simplemente te vas unas mesas mas allá con tu comida y tan contentos. Si quieres comer en un restaurante, el postre de otro y el café en un tercero, también es posible.

Bueno, el fin de semana pasado no sólo estuve sacando fotos al mar, también tocó visita breve a un centro comercial. Quería pasar por el Factory Outlet de Vila do Conde porque han reinagurado con el doble de tiendas, pero había tal cola para entrar que desistí un kilómetro antes de llegar a los aparcamientos y paramos un rato en el Mar Shopping que también está de navidad. Para las fotos, el sistema de siempre: móvil, cara de no haber roto un plato en la vida y así saqué unas cuántas.

Hace una semana aproveché una visita a Oporto para conocer otro centro comercial, el Dolce Vita Oporto. Llegar es muy simple, está pegadito al estadio do Dragao donde juega el FC Oporto. Basta seguir las múltiples indicaciones para el estadio y se llega aquí fácilmente. Nada nuevo bajo las estrellas respecto al edificio, tiene una parte central con una fuente y las tiendas se distribuyen en cuatro pisos a los lados.

Curioso sí que resulta el suelo, hecho con forma de pasarela con algo como cristal traslúcido e iluminación por abajo.

Como véis tiene su tamañito y no es el típico cuadrado con pasillos, hay mucha zona abierta.

Por último, fijaros cómo cuidan los detalles, hasta hay un lugar donde la gente con portátiles puede conectarlos a la corriente y, como no, puntos de acceso wifi.

Si queréis mas información, como no, a su web directamente.

Aviso para los forofos/as de ir de compras: hace un mes abrió Mar Shopping justo al lado de Ikea Matosinhos, de hecho están comunicados ambos edificios y Mar Shopping pertenece a Ikea. Doscientas tiendas en el mismo edificio, dos plantas, mucho aparcamiento, un Jumbo (el equivalente portugués de Alcampo), restaurantes, etc. Por comparar, diez veces mejor que Outletui mal que nos pese. Eso si, no tengáis prisa al salir porque se montan unos atascazos de cuidado. Y mucho ojo con el enlace a la A-28 portuguesa para volver al norte. Cuando estás a punto de llegar a ella encuentras un cruce con tres opciones fatalmente señalizado, esa costumbre tan portuguesa de poner los carteles en el mismísimo cruce de modo que si te das cuenta que vas por mal camino, o das un volantazo o te largas a sabe dios donde. En ese cruce meteros por el centro, la izquierda va a Oporto y la derecha es una via de servicio. Enfilado el centro aparece una curva a derechas que todo el mundo interpreta como el carril de aceleración de la autovía, así que aceleración = acelerar y cuando menos te lo esperas al final de la curva ¡HAY UN STOP! El carril de aceleración es del modelo KÖNNUNPAR (de huevos), tan cortito en longitud que casi no permite acelerar así que optaron por poner el stop que nadie se espera para evitar coches lentos entrando en la A-28 y estorbando a los que ya circulan por ella. En ese momento tienes tres opciones: a) poner cara de sorprendido, b) frenar arriesgándote a que el siguiente venga acelerando como un loco, no perciba el stop y te de un castañazo por detrás o c) gritar ¡POR TUREGANO! ¡POR TUREGANO! como decían en gomaespuma, saltarte el stop como un machote y entrar a la A-28 por la puerta grande. Como es evidente, no os diré qué opción c) fue la que escogí yo porque esas cosas no se cuentan.

El último en abrir en Vigo y la última pieza del plan «Cerrar Vigo al mar«, tapa la vista de la ría, incómodo para recorrerlo, cuasi tétrico por dentro, pero con unas líneas tan curiosas por fuera que siempre da para entretenerse un buen rato buscando curiosidades, líneas, diagonales o cualquier composición visualmente atractiva.

Por dentro ni fu ni fa. De principio ya digo que no me gusta, prefiero los de tipo Area Central de Santiago mucho mas cuadraditos, simples de recorrer y que facilitan tanto el paseo como entretenerse viendo comercios. Sobre el pintado en negro, será moderno pero no me va nada de nada. Es mas, me desanima verlo tan sombrío, tan poco alegre.

Esta foto se hizo en la semana de la inauguración allá por febrero. Ahora los promotores están preocupados porque hay muchas menos visitas. Cosas que pasan, a lo mejor tiene algo que ver en Vigo hayan aparecido centros comerciales como setas o que quede a desmano de casi todo.