Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Tras la vista de lejos toca la vista cercana, en la que se puede comprobar aún más que esto parece una castillo y no una catedral.

Ahora es cuando os iba a echar el rollo patatero para contaros la vida, obra y milagros del edificio, los registros del tímpano, el coro y el copón de coco, pero aprovechando que todos sabéis leer, planto aquí el cartel que se puede encontrar en un lateral y a otra cosa mariposa. Que va, no es ser vago, es ser práctico.

Ese típico domingo mustio, que no sabes qué hacer ni se te ocurre nada mejor, cien mil vigueses de los trescientos mil que componen su población se vuelven para sus pueblitos de Orense donde están empadronados para pagar menos impuestos (eso que yo pensaba era un tópico muy extendido hasta que vino un cliente a preguntarnos cómo empadronarse en casa de su abuela de Orense), cien mil vigueses quedan en casa viendo la televisión y otros cien mil se van a la fortaleza de Valença do Minho, intentando, por supuesto, los cien mil aparcar dentro de la fortaleza porque dos cosas que distinguen a un vigués es que siempre va en coche a todos lados y aparca siempre a la puerta, aunque sea estorbando al resto del universo «porque sólo es un momentito». Evidentemente domingo, mucha gente y tiendas genera un paisaje así en todas las calles de Valença.

Ya puestos, la gente de Tuy podría preguntarse porque el casco antiguo de su ciudad es igualito al de Valença y mientras éste está de bote en bote y sus negocios florecen, el otro da mas pena que otra cosa.

Si todo ha ido bien, aparecerá un antiguo faro al frente, actualmente creo que está en desuso.

A la derecha tenemos esta fortaleza. Allá donde había un puerto, un muelle, una ciudad costera, no es nada raro encontrar una fortaleza como ésta (la variedad constructiva es asombrosamente reducida, o lo que es lo mismo, son todas iguales). Actualmente unas son visitables, otras no.

Ese día aparecí por allí a la hora de dormir la siesta, y en Portugal, cuando hay que dormir la siesta, duermen hasta los perros. En el césped y al solete, se lo debían estar pasando de miedo.

Hace tiempo hice una entrada referente a Toledo que se llamaba «Arriesgando la chapa» en la que hacía referencia a la estrechez de las callejuelas y el riesgo que suponía para la integridad de los vehículos. Cachis la mar, y todo este tiempo sin decir nada de las puertas de entrada o salida de Valença do Minho, que no se quedan atrás en lo que a riesgo se refiere. Cuántos espejos retrovisores se habrán quedado en el camino.

Por ejemplo, visitar la fortaleza de Valença do Minho. Está situada en lo mas alto del pueblo, como tal fortaleza tiene forma de fortaleza, almenas de fortaleza, muros de fortaleza:

Y se entra por una puerta de fortaleza como está mandado:

Es posible subir en coche hasta arriba, pero por esas puertas sale sólo un coche de cada vez y a pesar del sistema de semáforos a la hora de salir te puedes encontrar un atasco de cuidado (sábados y domingos se suele juntar mucha gente aquí dentro). Es preferible llegar a la rotonda del centro, subir por una carreterita empedrada, dejar el coche en el aparcamiento que está justo en la parte baja de la muralla con una de las puertas de la muralla justo al lado. A partir de ahí, prácticamente todo dentro de la fortaleza son tiendas, restaurantes y cafés. Hay de todo con abundancia de ropa deportiva, elementos de la casa (colchas, toallas, mantas, etc) y adornos decorativos estilo portugués.

Aunque hay varios sitios para comer dentro de la muralla, últimamente se han subido a la parra tanto por los precios como por las raciones mucho menos abundantes. Fuera de la fortaleza está el pueblo propiamente dicho con mas tiendas, mas restaurantes y mas cafeterías. Si vais en miércoles incluso hay feria, y eso ya puede ser la repera a nivel atascos.