Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Si te pusieran un simple «Perros no», como somos tan nuestros que sabemos mejor que nadie lo que es mejor para las aves, igual ni le hacíamos caso a las recomendaciones cuando vas a las dunas de Corrubedo. Pero claro, te lo piden de una manera tan simpática que es imposible ignorarlos.

Aunque también hay otro cartel que dice nada de pisar la dunas y otra cosa no sé, pero huellas se veían unas cuántas en la arena.

Dos veces que había pasado por Moaña con prisa, dos veces que había visto un monumento con forma de perro pero al no poder parar me quedé con las ganas de saber a quien estaba dedicado. Cuando me fui a ver la famosa silla de cuatro metros puede parar por fin y retratar al perro y al gato que constituyen la estatua.

No solo retraté al perro y al gato, sino como suele ser habitual, también la placa para poder transmitir a todo el mundo la dedicatoria hacia los animales abandonados.

Desde aquí todo mi ánimo a toda esa gente que voluntariamente acoge animales abandonados y los cuida hasta encontrarles un nuevo hogar, como pueda ser APADAN de Coruña que tienen una campaña de lo mas interesante llamada Identifica2 mediante la cual puedes ayudarles comprando por seis euritos chapas grabadas para tener identificada tu mascota y poder recuperarla en caso de pérdida. En casa tengo dos perros y la verdad, qué cariño se les coge. Probablamente más que a los hijos, porque llegada la vejez mis perros dudo que me metieran en un asilo para cobrar la herencia. Y no digamos nada cuando veo un perro abandonado, llegando a Castro Caldelas me encontré éste, después de la foto le hubiera dado mi bocata de jamón de no ser porque se escapó de lo asustadizo que era. Menuda vida debe haber llevado el pobre cuando se escapaba sólo con verme a mi, que soy de lo mas tranquilote y mi actitud no era nada amenazante sino todo lo contrario.

De veras que alucino con noticias como ésta. Me parece inconcebible que en pleno 2010 haya una persona capaz de atarle un peso de quince kilos al cuello de una burra y sin el mas mínimo remordimiento tirarla al Miño porque ya no le resulta de utilidad en el campo. Vamos, lo que se merecía el autor es que le atasen un peso de quince kilos al cuello y lo tirasen al río para que aprenda. Sobre lo del perro y la burra, a ver si los de Walt Disney se animan a hacer una película ya que son tan dados a los animalicos y a exaltar la amistad, que la cosa promete.

Por suerte, parece que al final la historia acabará bien…

Digo yo que los hay que cuando se les mete una cosa en la cabeza, da igual que sea pared, garaje o señal, venga a pintar y pintar más lo mismo…

Más bien con dos pares, uno del niño por quedarse a cargo de un perro que mide casi tanto como él y otra de los padres porque como aparezca un gato ahora, ni me quiero imaginar dónde van a tener que ir a recoger al churumbel…

Por si alguien se lo pregunta, no pasó nada. Con lo pachorrentos y buenazos que son los perros de esta raza, raro sería lo contrario.

Damos por concluida la serie de estatuas de la catedral de Salamanca con una cuyo nombre también podría ser el de una película china: el perro que muerde la cola del mono. A veces tengo dudas si realmente estas estatuas significarán algo o le encargaron tal cantidad de ellas al constructor que acabados lo santos y escenas biblicas, llegado un momento ya no sabía qué poner y empezó a desvariar… ahí me pones un bicho comiendo un helado, ahí un muñeco como el chucky de la película y ahí… ahí… venga, un astronauta.

…y parió la abuela. Si ya tenía poco tiempo libre para dedicarle al blog, nos han regalado esto:

Que se llama Nero, es una cucada pero quiere mimos y hay que dedicarle su tiempo. Además, mi perra Lisa tiene celos del recién llegado y hay que dedicarle tiempo también. Para quien no conozca cómo funcionan estos animalicos, el tiempo que pierdas ahora que son pequeños enseñándoles a obedecerte, a sentarse, tumbarse, andar, no comerse la ropa, no mearse en las alfombras, no subir al sofá, no comerse las puertas o las patas de las sillas, no arañar los muebles, no arrancar las plantas, y otros usos y costumbres de can bien educado, es tiempo que ahorrarás luego en cabreos. Seis mesecitos en los que aprenderán lo que tengan que aprender. A partir de ahí se va aplicando el conocido refrán «perro viejo no aprende trucos nuevos». No sé porqué, también me parece que los próximos meses voy a sacar pocas fotos nuevas…