Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Otras dos de Zamora, que ya que las tengo por aquí editadas hay que darles salida. Por un lado las callejas que llevan a la plaza mayor, con ese aire de calle castellana reformada y modernizada. Realmente es bonita esta zona.

De la plaza mayor seguimos caminando y aparecemos en la plaza de la catedral, otro lugar bastante fotogénico. Como curiosidad siempre que fui a visitarla me la encontré cerrada, ya es suerte la mía. A ver si un año de estos aprendo a planificar algo mejor.

A principios de septiembre hicimos una escapadita hasta Ferrol, una visita que me dejó sensaciones totalmente contrapuestas. Por un lado descubrí una arquitectura impactante, podéis verla al detalle en la web Ferrol modernista, con la ciudad llena de edificios llamativos. Por otro lado el puerto lleno de barcos de la marina, algo que siempre me gustó, con colección de fragatas y el nuevo portaaeronaves Juan Carlos I. También están los castillos de San Felipe y la Palma, en las afueras, y un poco mas alejado Cabo Prioriño así que me hinché a hacer fotos. Sin embargo recordaba la ciudad como muy animada, con ambiente de vinos al mediodía y alegría por las calles. Lo que me encontré fue todo muy parado, muchos locales cerrados, una sensación de completa decadencia, casi nadie al mediodía y mucho quinqui. Una verdadera pena. Como siempre irán saliendo aquí fotos a tutiplén, pero bueno, de momento hay que conformarse con la típica vista del ayuntamiento y la Plaza de Armas porque con la de material que hay a la cola, como no me apure ésto no sale hasta el verano que viene…

Los días que hace bueno esta plaza es el mismísimo centro de Pontevedra, no geográfico sino neurálgico. La gente viene a tomar el sol, charlar, dejar que los niños jueguen tranquilamente y se relacionen con otros, de aquí puedes darte una vuelta por las calles comerciales alrededor de la Iglesia de la Peregrina, bajar al casco viejo y sus bares, irte hasta la Alameda o simplemente sentarte, relajarte y ver la vida pasar, una actividad a la que debíeramos dedicarle el tiempo que se merece a ver si espabilamos y aprendemos a dejar las prisas a un lado.

En su día mostré un azulejo situado a la entrada de la plaza del Corregidor. Justo es mostrar también la plaza al completo:

En ese azulejo hablaban de «A esmorga», la obra de Eduardo Blanco Amor, ¿qué nos encontramos en medio de la plaza? Una estatua deeeee…

¡Ramón Otero Pedrayo! Toma paradoja… la estatua de Blanco Amor está en la alameda, pero esa la dejamos para otro día…

Aquí se puede ver otro de los rincones mas conocidos de Santiago, la plaza de Platerías, y sus partes mas importantes: la fuente de los caballos, donde se refresca mas de un peregrino y se hacen fotos las parejitas, las escaleras donde la gente se sienta cómoda y gratuitamente a descansar y por último ese par de puertas por donde la gente se asoma con cuidado no vaya a pasar el botafumeiro justo en ese instante y os dé una colleja de cuidado. Si, ya sé que el botafumeiro pasa lejos de la puerta, pero quien entra por vez primera no tiene porqué saberlo. Desde esta plaza se puede ver también la tienda de orfebrería de la izquierda, los soportales de la derecha, el reloj de la torre, pero bueno, eso son accesorios.

Mas de un año poniendo fotos y aún no había salido uno de los iconos de Santiago: la Plaza de la Quintana, con sus escaleras, el Café Literarios arriba a la izquierda (el reinado de los cafecitos al sol) y a la derecha, esa puerta grande y oscura, la Casa de la Parra, una pequeña galería de exposiciones donde pude ver por primera vez la obra de un pintor que me encanta: Jorge Peteiro.

Lugar icónico de Santiago, respuesta fácil para el «¿Dónde quedamos?» por lo céntrica de su situación y lo conocida que es. Fue reformada hace unos añitos y aunque en principio la gente no parecía estar muy de acuerdo con el resultado (principalmente por el exceso de cemento), parece que ahora todo el mundo lo asume y disfrutan de las terrazas en verano.

En otro orden de cosas, a escasos metros estaba el afamado «Bar Carallete», rey de los chupitos contra el que tantos hígados pelearon y tan pocos salieron victoriosos. Este bar cerró en 2005 por la retirada de la licencia de apertura y por lo visto, según sentencia judicial se la van a volver a conceder. Pobres vecinos y pobres estudiantes…

De ciudad y de literatura, de plazas del corregidor y relatos de Blanco Amor. Un servidor, que es curioso por naturaleza, confiesa disfruta cuando los ayuntamientos van dejando pistas, indicadores, azulejos como este en la pared.

Sana envidia siento de aquellos que vean este azulejo sobre la una de la tarde, porque estará en plena calle de vinos y tapas justo a la hora que mejor entran.

Otro interesante pueblo de la provincia de Burgos es Lerma. La parte nueva está en un llano pero el casco viejo ocupa toda una colina, con su iglesia en lo mas alto, sus calles empedradas y empinadas, su parador, su plaza con soportales y como no, el Asador de Lerma (que se ve en el centro de la foto) y sus corderos al horno qué como están, madre mía. Por curiosidad, la foto fue sacada a las once de la mañana de un sábado. A las dos de la tarde no cabía un sólo coche mas en toda la plaza. Adivine usted qué venía a hacer tanta gente y porqué temblaban los corderos de toda la provincia.

«Al este» de aquella manera, porque bien al sur que queda, cerca de Cáceres. Para vistas de zonas grandes y abiertas sigo empleando mi super objetivo Tokina 12-24 que abarca muuuucho, mucho ángulo a cambio de unas distorsiones escandalosas a poco que lo inclines, cómo se puede apreciar. Los colores los sigue sacando preciosos, sobre todo los cielos.

Cosa curiosa que a la una del mediodía la plaza estaba llenita, sobre todo por la zona de la izquierda donde había unos bancos y unos cuantos bares. También a destacar la profesionalidad de los camareros con los que tuvimos contacto, devotos todos del sistema LIFO (Last In First Out) o lo que es lo mismo, atendemos al último que entró. Y a ser posible, todo a grito pelado que es muy nuestro. Cuando viaje de nuevo por la zona ya sé donde no volver.