Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Pasamos al interior, intentando sacar fotos medianamente decentes, con un mínimo de interés contando la porquería de tiempo que teníamos y rezando porque la niebla no se cerrara porque entonces ni interés, ni fotos, ni nada de nada. A todo esto, era la hora de comer y fijaros qué día. Primero, por supuesto, la típica foto del claustro. De éstas tengo mil quinientas y son todas iguales, así que hay que irles dando salida.

Bueno, iguales no. Aquí tenían una especie de topos hiperactivos que ya véis cómo han ido dejando el césped. Y lo peor de todo es que mala solución tiene el asunto, en cuanto los topos y los invitados le cogen cariño a un sitio es bastante complicado echarlos sin usar métodos prohibidos por la convención de Ginebra.

Y no, no me refiero a que los topos lean el periódico. Llegando a O Rosal hay una prensa antigua fechada en 1772 (lo pone en una piedra del lateral) de dimensiones mas que considerables, situada sobre un precioso césped.

Ese césped tiene unos desagradables visitantes cuyas huellas son mas que evidentes. Aquellos que hayan sufrido la visita de estos elementos en su propio jardín supongo que es ver la siguiente foto y ponerse los pelos de punta, estos bichos o los eliminas pronto o te hacen una escabechina de cuidado. En mi caso hacían verdaderas galerías de varios metros de largo casi a ras de suelo durante la noche. Eso un día, y otro día, y otro, y otro deja un jardín para el arrastre en un par de semanitas.

Mira, mira… si a lo mejor ésto también es arte y tu sin enter-arte (perdón por el chiste fácil)…

Quien sabe, a lo mejor dentro de doscientos años los consideran los mas dignos sucesores de Mozart. Porque oye, lo que es la música, suena igualita…