Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Si es que ya lo decía, aquí te despistas unos días y donde menos te lo esperas aparece un viaducto cruzando casas, valles, prados, carreteras y demás, como éste llegando a Lalín. Pues ya saben, si tenemos un presidente que definía la situación con un «everybody bonsais«, aquí en Galicia tenemos un «Everybody viaductos».

Hace unos meses comentaba ya la aparición por todos lados de una serie de viaductos construidos para el paso del tren de alta velocidad. No mencioné sin embargo que en este aspecto, lo más de lo más es el afamado Viaducto del Deza: algo mas de un kilómetro a cien metros de altura, tiene que ser de película recorrerlo en el AVE a casi 300 km/h. Es singular debido al arco central, los dos segmentos fueron construidos casi verticalmente y luego abatidos leeeeentamente hasta juntarse. Muy interesante una página de ADIF con la ficha técnica completa del viaducto.

Con esto de la llegada del AVE a Galicia, de pronto campos y valles, montes y planicies se han visto invadidas de una nueva especie, el viaducto silvestre que de pronto aparece acá y acullá, los pierdes de vista dos días y cuando te quieres dar cuenta están creciditos de más como éste cerca de Silleda del que podéis imaginaros el tamaño si lo comparáis con los camioncitos que tiene en su parte superior. Ya solo falta que metan una docena de molinillos en la montaña del fondo para acabar de jorobar las vistas.

Parodiando a Augusto Monterroso, «Cuando despertó, el viaducto todavía estaba allí» para chafar la vista desde el Cebreiro. Anda que no le podían haber puesto unos arbolitos delante para disimularlo.

Para los ojos no acostumbrados a los trucos que se usan en fotografía, comentar que a esta se le ha añadido un ligero viñeteado, un oscurecimiento de las esquinas para hacer que la gente se fije mas en el centro. Truquillos…

Me acabo de poner delante del ordenador y no tengo nada claro sobre qué quiero hablar. ¿Sobre el mecanismo del botafumeiro sin botafumeiro?

Psé, psá, ¿cambiamos de iglesia y nos vamos a una portuguesa? ¿Valdría la Iglesia de la Lapa en Arcos de Valdevez?

¿O mejor una en medio del bosque como la de la Ribeira de Piquín? Que esto de los arbolitos de colores siempre tira lo suyo.

O quizá también una en ruinas, siempre quedan muy cucas y llaman la atención sobre todo si son en paisajes así de diferentes a los gallegos.

Pero no, no lo acabo de ver claro, ¿cambiamos de tema y volvemos a los hórreos, que los hay hasta con chimenea?

Tampoco, es que no me viene ninguna idea a la cabeza. Nos redirigimos al tema tan socorrido de los ríos, charcas bonitas de agua cristalina como si fueran piscinas naturales.

O ríos mas urbanizados, con paseillo y casita tipo castillo al fondo. ¿Tampoco vale? Pues va a ser que no, veo la foto y tampoco me viene ninguna maldad a la cabeza, signo inequívoco para pasar a la siguiente.

¿Viaductos? Qué va, ya he hablado de todos los viaductos gallegos por lo menos dos o tres veces.

¿Y sobre el mobiliario urbano que lo mismo vale como farola que como Porta CDs? ¿Tampoco?

¿Ni siquiera poner verde a Vigo nuevamente, para que no se diga que me estoy volviendo blandito?

Pues no, en realidad lo que me apetece hoy es hablar sobre una camiseta muy bonita, elegante y discretita que me compré hace unos años en el Algarve. Algo debe tener que salí de la tienda con ella puesta y a los diez metros me estaban intentando vender droga, no sé de qué me verían cara pero sí sé de qué me vieron camiseta.

¿Os he contado qué maravilla es esto de tener un blog? Digas lo que digas, es más, aunque no tengas nada que decir, la gente se lo lee enterito hasta el final. Y si pones muchas fotos pero pocas letras, mucho mas fácil. Qué gran invento esto de internet para la comunicación entre terrícolas.

De siempre me quejo que no se puede sacar un paisaje decente sin que aparezca un cable estorbando. A nivel fotográfico todo es darle un poco al Photoshop y quitarlo, pero cuando llegas al quinto pino perdido y encuentras algo bonito, fastidia ese elemento descuidado por medio y te preguntas si realmente es necesario, si no sería mejor ser algo mas cuidadoso con los paisajes y disimular el cableado algo más. Véase el ejemplo número uno.

Claro que últimamente la cosa va a peor. Cables sigue habiendo, pero con tanta autovía, vía rápida y ahora el AVE, cuando te despistas además de cable tienes un pedazo viaducto pasando por encima tuya, y éste ya es mas complicado de disimular como se aprecia en el ejemplo número dos. Cosas del progreso.

Ahí está por fin, el vértice geodésico que corona el Pico Sacro. La ascensión es bastante cómoda, con escaleras y pasamanos como se ve en la foto. Eso sí, todo cuesta arriba, un problema si eres de los que no les gusta cansarse gratis.

Desde lo alto las vistas son espectaculares veas hacia donde veas. Por un lado bosques, campos y mas campos sólo interrumpidos por las obras del AVE que en Galicia están por todos lados. Aquí se puede ver claramente:

Aquí claramente y más de cerca:

Hacia el otro lado se podía ver Santiago a lo lejos, con la catedral en el centro de la foto y a la derecha la ciudad de la cultura, también conocida como el mausoleo del Gaiás.

Aunque seguía soplando el viento nos pusimos detrás del vértice geodésico, que nos sirvió como escudo, y al sol de la tarde estaba uno en la gloria, en lo mas alto y con unas vistas de maravilla. Faltaba la cervecita, mira, que no todo iba a ser perfecto.

Desde el mirador del puerto del Pico se puede ver allí a lo lejos la carretera nacional con un viaducto y por aquí delante una carretera de piedra que baja serpenteando por la ladera de la montaña.

Fijaros qué recorrido hace, lo larga que es y cómo desciende la montaña para continuar su camino por el valle.

Pues bien, todo eso que véis es una impresionante calzada romana, que por aquí también pasaron. se conserva generalmente en buen estado y viéndola más de cerca hasta podéis apreciar el empedrado.

Si queréis conocer la historia del Puerto del Pico, aquí tenéis una página bastante interesante donde lo explican de pé a pá.

A base de hacer kilómetros he podido ir viendo por fin un montón de sitios que tenía pendientes de visita y por los que nunca pasaba, fuera por pereza, porque me quedaban a desmano o porque antes de llegar ya me había perdido en otra dirección. Uno de los últimos, que además le tenía ganas, es el mirador de Gundián en Vedra, al sur de Santiago. Va uno por la nacional y a unos quince kilómetros antes de Santiago hay un viaducto grandote. Te desvías a la derecha hacia un pueblito, cruzas un puente antiguo, giras a la derecha y luego todo recto (con este tipo de indicaciones empezáis a entender cómo hago para perderme tantas veces…). Tras un par de kilómetros aparece el mirador, indicado con su cartelote:

Desde aquí se puede observar una maravilla, el puente sobre el Ulla hecho aprovechando un tremendo corte de la montaña (el «Paso da Cova»). Tiene su mérito porque además fue diseñado hace unos ochenta años y puesto en funcionamiento en los años 50, con los medios y la ingeniería de aquella época. Ah, gracias al fotógrafo aficionado que aparece en la foto. Nunca le des la espalda a alguien con una cámara en la mano…

He de reconocer que la foto no hace justicia a lo que se puede ver y sentir en vivo, el desfiladero es impresionante, el puente una preciosidad y lo único que desentona es el viaducto gigante para el AVE que están colocando a la derecha, fuera de la imagen anterior. El progreso, que tiene estas cosas.

La visita a Moaña en que conocía la rotonda de los calamares fue originalmente preparada para ver «El fisgón», no confundir con aquellos que practican ese deporte nacional que es fisgar lo que hace tu vecino, sino una megaestatua de cuatro metros de alto situada en el nuevo paseo marítimo. Aquí la tenéis, con la barandilla del paseo a medio poner.

Ya he comentado que aquí en Galicia todo son viaductos, así que no podía faltar uno allá al fondo. Volviendo al tema, la estatua recibe ese nombre por tener una «fisga» o tridente en sus manos. En el fondo no es algo espectacular o que te deje boquiabierto, pero entre ésta, la famosa rotonda, el paseo marítimo y otras cosas que iré enseñando, merece la pena darse un paseillo hasta Moaña y llenar una tarde de esas que no sabes qué hacer.