Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

A quien pase por Fátima (Portugal), ojito con decirle al dueño de este bar que el Oporto gana seguro la Liga Portuguesa. Sobre todo si no te gusta salir corriendo de los establecimientos.

A veces, tener un vecino guarro no es motivo suficiente para perder las buenas maneras. En estos casos nada como la ironía:

Es cierto, sí que existe, yo lo vi cerca de Tuy. Menudo susto me dio el jodío… y amiguito, qué bien te venía una ortodoncia.

Si el otro día hablaba sobre yates de alta tecnología, tengo que reconocer que tras un viaje por Cantabria nos han pegado un buen repaso, a ver cómo mejoramos la hidrodinámica, ergonomía y state-of-the-art de este modelo avistado en Castro Urdiales.

Eso mismo, como suena. Y no en cualquier lado, en la puerta de una entidad bancaria en pleno paseo marítimo de Bayona. Aún me duelen los ojos y me despierto en plena noche con pesadillas sobre esa y griega.

Aviso: no pidáis mucha calidad, fue sacada con un móvil y lo que importa es el documento histórico.

Llamará a la atención con su monocasco azul roído y sus dos asientos ergonómicos, pero el caso es que se sigue manteniendo a flote en los alrededores de la isla de San Simón y tiene pinta de ser barato de mantener. Además, seguro que nadie te lo roba…

…o como, a veces, lo primero que nos viene a la cabeza no es necesariamente lo mejor. Visto en A Rua y foto desde dentro del coche con cámara mala, mala, mala.

Llegados al puerto de Finisterre nos encontramos este panorama: una barca se ha pasado de frenada, no se sabe si llegando o saliendo, la gaviota contempla con curiosidad los restos del desastre. Ningún paisano alrededor, como si aquello no fuera con nadie. El que lo entienda, que me lo explique.

Moraleja: hasta para una pintada viene bien un boceto previo. Sobre todo si no quieres quedar como Pichote, que le picaban los huevos y se rascaba el cogote.

Saliendo de Caminha hacia el monte, en dirección a un parque eólico me perdí por el típico caminito entre árboles para ir a dar a una finca donde tenían «esto» como buzón. Viva la inventiva, viva el reciclaje, pero ya me diréis si no es para pasar miedo…