El verano es tiempo de furanchos, pero ¿qué es eso de un furancho? Oficialmente, estaba permitido que aquel que elaborase vino o licores, vendiera los excedentes (obsérvese bien la palabra «excedentes» porque viene siendo el meollo del asunto) en su casa. En cualquier lugar de Galicia no es raro encontrar carteles como éstos. Por allá se va a Ponteareas, por allà a Vigo y por acá, al furancho.
Por tanto podrÃamos decir que un furancho es, en otras palabras, un bar casero. No precisaban licencia ni pagaban impuestos. Y claro, eso de no pagar impuestos es muy goloso, asà que además de los excedentes de vino casero parece que pasaban cosas cómo traer excedentes de las bodegas para darles salida por la misma vÃa y, ya de paso, también solÃan tener excedentes de queso, chorizo, jamón, pulpo, etc, que beber sin comer, mala cosa es. ¿Donde está la diferencia con un bar normal? En que los bares normales son tan tontos que pagan impuestos, asà estaban cabreados con los furanchos y finalmente parece que han ganado la batalla con la nueva normativa de la Xunta.
A principio de verano pasamos por la zona de Cambados y nos llevaron a uno. En realidad no era uno, era todo un pueblo lleno, aunque me parece que de furanchos conservaban el nombre. Lo habrÃan sido en su época, pero aquello eran taperÃas hechas y derechas. Lo curioso es que el exterior era asÃ. O lo conoces, o pasas de largo pensando que aquello era un garaje.
Pero claro, el interior no se parecÃa en nada al interior de un garaje. Qué albariño de casa mas rico nos soplamos, qué calamares, qué pimientos, qué pulpo. Lo peor de todo es dimos tanta vuelta para llegar, que a dÃa de hoy como no me lleven serÃa incapaz de volver. Mis pequeñas tragedias cotidianas…