Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Sitio curioso, francamente. Playa grande, bonitos edificios, aspecto de ciudad fina de veraneo.  Una especie de Bayona, pero mas limpio, mas fino y mas elegante. Paramos a tomar algo en una terraza situada mas o menos por el medio de la foto, dando a la playa, y al lado se pusieron unos niños a hacer equilibrios y ruido con un monopatín contra las aceras. En dos minutos apareció un policía que les requisó el monopatín y les dejó claro que ni era el día, ni la hora, ni el siglo para hacer el cafre. Vamos, igualito, igualito que aquí, que destrozan el mobiliario urbano y se quedan tan panchos mientras la policía local silba «El puente sobre el río Kwai».

Ese sitio que, como diría mi madre, sólo tiene casas viejas medio rotas. Este es un detalle del anfiteatro, que hay que ver cómo se lo curraban los romanos a la hora de arquitectura. Miedo me da pensar qué haría el Santiago Calatrava de turno si le planteasen hacer un reformilla del edificio éste.

Generalmente, las catedrales vista una, vistas todas en cuestión de formas. Que si planta en cruz, que si dos campanarios en punta, sin embargo la catedral de Zamora me llamó la atención precisamente por su campanario, nada que ver con las catedrales habituales. Parte superior cuadrada, seis ventanas, ¿a que es diferente?

Toda la ciudad de Zamora fue una buena sorpresa, siempre había pensado que tendría poco que ver como ciudad y reconozco que me equivoqué. Además fuimos un fin de semana que estaban en fiestas y la impresión no pudo ser mejor. Los alrededores también son curiosos y totalmente diferentes de cómo es Galicia, así que merece la pena darse un garbeo de fin de semana por esta zona.

Otro interesante pueblo de la provincia de Burgos es Lerma. La parte nueva está en un llano pero el casco viejo ocupa toda una colina, con su iglesia en lo mas alto, sus calles empedradas y empinadas, su parador, su plaza con soportales y como no, el Asador de Lerma (que se ve en el centro de la foto) y sus corderos al horno qué como están, madre mía. Por curiosidad, la foto fue sacada a las once de la mañana de un sábado. A las dos de la tarde no cabía un sólo coche mas en toda la plaza. Adivine usted qué venía a hacer tanta gente y porqué temblaban los corderos de toda la provincia.

«Al este» de aquella manera, porque bien al sur que queda, cerca de Cáceres. Para vistas de zonas grandes y abiertas sigo empleando mi super objetivo Tokina 12-24 que abarca muuuucho, mucho ángulo a cambio de unas distorsiones escandalosas a poco que lo inclines, cómo se puede apreciar. Los colores los sigue sacando preciosos, sobre todo los cielos.

Cosa curiosa que a la una del mediodía la plaza estaba llenita, sobre todo por la zona de la izquierda donde había unos bancos y unos cuantos bares. También a destacar la profesionalidad de los camareros con los que tuvimos contacto, devotos todos del sistema LIFO (Last In First Out) o lo que es lo mismo, atendemos al último que entró. Y a ser posible, todo a grito pelado que es muy nuestro. Cuando viaje de nuevo por la zona ya sé donde no volver.

Una imagen de Alicante, algo que ya conocía de la zona de Lepe. Los agricultores cubren grandes extensiones de cultivos con un mar de plástico, bien para conservar o aumentar la temperatura en el interior, bien para evitar posibles tormentas, bien como me comentaron en este caso, para evitar los pájaros.

Es buena costumbre no quedarse sólo con lo que nos dicen y ver mas allá de las cosas, como por ejemplo, las tremendas diferencias de este paisaje con el paisaje gallego. Montañas peladas, monte bajo, vegetación verde oscura, secarrales… ni punto de comparación.

Del último viaje a Cantabria, una foto de lo mas bonito de Castro Urdiales, el puerto, la iglesia y el faro. Sitio bonito, sitio curioso, con zonas para pasear, con zonas de tapeo y bonitos alrededores. Magnífico para el típico viaje de fin de semana salvo porque está a seiscientos kilómetros de aquí…

 Anda, qué curioso, si esto se publica el 27-6 y estoy otra vez en Cantabria…

Un poquito a desmano de Galicia nos pilla Villajoyosa, en Alicante, allí donde fabrican los Chocolates Valor. Quizá esto es lo mas llamativo del pueblo, aprovechando la pared de una torrentera nos encontramos con estas curiosas casitas de colorines demostrando que a la hora de construir, lo importante no es saber sino la voluntad que se le ponga al tema. Si una casita empieza a una altura y la siguiente a otra, eso es arte. Si cada casita sobresale a su libre albedrío, eso es innovación. Y es que en España, cuando nos ponemos, nos ponemos de verdad.

Ejemplo de lo que puede pasar en Cáceres si dejamos un bote de spray en manos de un lobotomizado por el método traumático de caerse del scooter tuneado y dar con la cabeza contra una farola. El codo, al hallarse protegido por el casco, no sufrió daños.

Siempre que veo algo como esto me pregunto qué motivos habrán guiado al ser carente de actividad neuronal para perpetrar semejante burrada. Sean los que sean, todos concluirían en el mismo punto: hacérsela limpiar con la lengua, a ver si aprende y la próxima pintada la hace en la puerta de su casa.

Ayyyyyyyy, qué ganas de volver a darme un paseo por allí… qué montañas, qué senderos, qué verdes, qué aire, qué caminatas, qué fabes con almejas…