Todo un clásico de la geografÃa gallega. Dicen que no se le pueden poner puertas al campo. Puertas no sé, pero lo que son somieres con la misma función se ponen a cientos, aquà incluso combinado con una barandilla de altura media que sabe dios de donde habrá salido. Reciclaje puro, que aquà no se tira nada.
Para todos aquellos que os acercáis a ver el famoso hórreo de Carnota y os pica la curiosidad de saber en qué año se hizo, nada más fácil, asunto arreglado sólo con ver las inscripciones situadas sobre las tres puertas. En la primera figura la autorÃa de la construcción, dice algo asà como «Hizolo el D Gregorio Quintela».
La segunda puerta indica el año, ni más ni menos que 1786. Asà a bote pronto dirÃa que tiene sus buenos 224 años, dios tenga en su gloria a la calculadora del windows por los favores prestados, que a mi las restas con números mayores de diez siempre se me atragantaron.
Y por último, una tercera inscripción indica que en 1783 estuvieron de reformas para añadirle el último trozo. Nada como fijarse en las cosas para quedar por aquà de gafotas empollón resabiado.
Y la historia sigue, todo hueco es papelera pero con punterÃa. Caminando por la calle veo esta puerta, Gran Jefe Ojo Avizor nota que aquà hay chicha. ¿Dónde? Ahà arriba, en el centro.
Si señor, la obra de un marrano con buena punterÃa y equilibrio para haber dejado la botella justo ahÃ. Seguro que lo intenta hacer adrede y no le sale.
La parienta alucinaba conmigo, ¿pero cómo haces para ver esas cosas? Ná, el sexto sentido. Unos en ocasiones ven muertos, otro en ocasiones vemos basura…
Sin palabras, mas claro imposible…
Curioso cartel el que encontré en un pueblo camino de Lugo: «No tocar la puerta ni al gato». La puerta no sé, pero cuando un gato no quiere que lo toques, no te preocupes que él solito ya te lo deja bien claro. Y si te empeñas en tocarlo, allá te las entiendas con sus uñas…
Efectivamente, leéis bien, fue no-visita. Hace relativamente poco me enteré de la existencia de un castillo en Pambre al lado de Palas de Rey. Allá nos fuimos hace un par de fines de semana y tras dar unas cuántas vueltas por caminos y carreiros, acabó apareciendo un precioso castillo en muy buen estado de conservación, de los pocos que he visto enteros en Galicia.
Llegados a la puerta del castillo la encontramos cerrada a cal y canto con este cartelito ante el cual duda uno si hacerle caso pero por si acaso mejor no arriesgar. Y francamente, creo que fue una decisión bien acertada.
Buscando más información en internet parece ser propiedad particular del conde de Borraxeiros, Manuel Taboada Fernández, que a pesar de los sucesivos requerimientos se niega a abrirlo para ser visitado cuatro dÃas al mes como indica la ley. En fin, paciencia. Si acabará pudiéndose visitar el Pazo de Meirás, me imagino que visitar este será cuestión de tiempo.
Seguimos caminando por Viveiro y no tarda en aparecer lo que creo es el distintivo de la ciudad, el elemento mas conocido y mas recordado: la puerta de Carlos V. Actualmente no tanto, pero antes era lo que te encontrabas de frente cuando cruzabas el puente por el que llegabas a Viveiro y que se ve en esta otra entrada. La puerta está situada en la primera lÃnea de casas justo a la derecha del puente.
Su historia es la tÃpica: hecha hace varios siglos, reconstruida, años atrás no sabÃan si tirarla, si dejarla, si tirarla, si dejarla y acabó siendo Monumento Histórico ArtÃstico Nacional en 1942 probablemente porque salió cara. De haber salido cruz la hubieran tirado.
La llegada de la fotografÃa digital ha pillado a mucha gente con el pie cambiado. Cuántos fotógrafos «de siempre» se encuentran hoy en dÃa totalmente fuera de juego, con una técnica magnÃfica y muchÃsima experiencia en un mundo donde nadie quiere fotos en pelÃcula o diapositiva sino en formato digital, y las imágenes no se obtienen en la cámara sino delante de un ordenador. Hablar hoy en dÃa de fotografÃa digital es prácticamente hablar del afamado Photoshop. Otra cosa que ha cambiado son algunas técnicas. Anteriormente, cuando querÃas sacar una foto con la máxima calidad cerrabas el diafragma todo lo que permitÃa el objetivo. Actualmente, cerrar el diafragma mas de f8 es perder calidad por culpa de la difracción de las cámaras digitales asà que sacas la foto a f8 (prácticamente todas mis fotos son hechas a f8) y luego retocas delante del ordenador. Amiguitos, renovarse o morir fotográficamente, nunca mejor dicho.
Y ahora llega la duda. ¿Qué foto pongo para hablar de la difracción? Ni la mas mÃnima idea asà que tiro por el camino de en medio, suelto una foto del modelo de puertas exteriores mas utilizadas en los cierres gallegos, corto y cierro.
Y digo yo, ¿pa qué? ¿Pa no asustar a los murciélagos?
El casco viejo lucense está rodeado por la muralla, y se entra a través de una de las múltiples puertas que la cruzan. Las hay pequeñas o las hay bien grandotas, como esta, la llamada «Porta Bispo Aguirre». Como siempre, al meter gente en el encuadre permitimos al espectador comprobar mas fácilmente las dimensiones de la puerta. Esto se suele hacer porque aunque os diga que la puerta era grandota y enorme, generalmente no me hacéis caso y pensáis que exagero.
