Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Recientemente hice la típica visita de fin de semana a Betanzos. Muchas cosas me llamaron la atención, pero sobre todo que no lo recordaba tan hecho polvo, tanta ruina, tanta casa caída y el río lleno de barcas muy descuidadas. La plaza mayor muy bien, gracias, la casa del concello y alrededores bien, pero el resto mal.

Para quien le interesen los aspectos fotográficos, aquí se usa el hdr «a escape libre». La imagen original era muy mustia, muy triste, con un cielo soso y poca luz. En esos casos o la engrandecemos con el procesado o la tiramos a la papelera de reciclaje directamente.

Vivan las imágenes simples, limpias, fáciles de interpretar y llamativas, como estos barcos desde la playa de Miño (Coruña) en una tarde en que esas tres bandas de nubes presagian una buena tormenta y agua en cantidades industriales.

Como curiosidad, decir que el ojo humano está acostumbrado a ver un primer plano en colores vivos y un fondo en colores mas desvaídos, mas suaves o mas difusos. Cuando cambiamos esta relación y el fondo destaca tanto o mas que el primer plano, el ojo nota algo curioso y «se queda» con la imagen, despierta la atención.

Otra de las cosas que envidio de ciudades como Coruña, Santander o San Sebastián es que tienen una gran playa urbana. Estás en pleno centro, andas cinco minutos y te encuentras paseando por la playa cuando no hay un concierto de verano en la arena. Si, los demás tendremos la playa a unos kilómetros, pero el coche genera vagancia ¿A qué si?

Como ya dije hablando del Obelisco del milenio, hay que ver qué cosas mas curiosas y modernas inventan en La Coruña con tal de atraer turistas y dejarla aún mas bonita. Lo que se ve en la imagen es el Elevador de San Pedro, que (cuando funciona) permite subir del Paseo de San Pedro hasta el restaurante-mirador.

Cuando se ve un cielo así en Ribeira, mejor llévate el paraguas. Las nubes no engañan y a los cinco minutos estábamos corriendo para guarecernos del chaparrón.

Póngase una central térmica, un atardecer colorado, un poquito de Photoshop y a ver qué sale:

Algún día hablamos de los vecinos de la zona y porqué tienen las casas cubierta de una capa de hollín que da asco. Que va, no es cosa de la central, nooooo…

La popularización de la fotografía en internet y la aparición de foros fotográficos como churros lleva a que puedes ver y aprender cada día del trabajo de mucha gente, pero es aparecer una novedad y lo primero que te viene a la cabeza es que si alguien lo hace, tú también lo puedes hacer. ¿Qué ves una persona experimentando con fotografía infrarroja? Pues nada, te compras una lente Hoya R72, te empapas de información en cien páginas donde comentan mil trucos y hale, al monte a experimentar. Al monte o, como en este caso, al río de Sigüeiro (Coruña) que hay bajo el puente de la carretera nacional. Trípode (obligatorio), velocidad muy lenta y una pasadita por el Photoshop para sacar algo así. Consejo fundamental con la fotografía efectista: no abusar. Los efectos especiales acaban aburriendo. Y si no, que se lo pregunten a los devotos del «efecto Mellado«, sus 82.000 fotos igualitas y sus mil halos.

Hay días en que el cielo no acompaña para nada al fotógrafo: cielos sin nubes, blanquecinos, grises o mustios. En cambio, otras veces cielo y nubes parecen ayudar a llenar la composición tanto por colorido como por formas como aquí en Corrubedo.

Llegados al puerto de Finisterre nos encontramos este panorama: una barca se ha pasado de frenada, no se sabe si llegando o saliendo, la gaviota contempla con curiosidad los restos del desastre. Ningún paisano alrededor, como si aquello no fuera con nadie. El que lo entienda, que me lo explique.

Una de las cosas de la fotografía es que despierta la curiosidad. Al principio casi todo el mundo saca las mismas fotos: el paisajito, el pajarito, un bosquecito, un arbolito… cuando pasas esa fase llegas a la otra que es la de la experimentación: fotos movidas, fotos borrosas, en vez de fotografíar el poste de la antena que hay en el faro de Finisterre, te metes dentro y fotografías hacia el cielo… por suerte siempre está mi madre para volverme a poner los pies en el suelo cuando mira la foto y me dice «niño… ¿qué es esta porquería?».